Comenzamos el día visitando los Museos Vaticanos, pero es tan extenso que lo dejo para el siguiente diario.
Tras la visita a los museos, nos dirigimos a la Basílica de San Pedro. No os preocupéis con el lío de las colas de entrada. Tanto para ir a la Basílica, como para subir a la cúpula, te pones en la misma cola (hay como cinco entradas posibles, da igual en la fila que te coloques), ahí pasas un control de seguridad y acto seguido caminas hacia otro control, esta vez de ropa, si ya has estado en alguna iglesia de Roma sabrás de lo que te hablo. Las mujeres no deben enseñar las rodillas ni los hombros, y los hombres, preferiblemente deben ir con pantalón largo. Aunque yo vi pasar a muchos en pantalón corto y no les decían nada, miran mucho más a las mujeres. Recomiendo ir con algo fresco si es verano pero que te cubra hombros y rodillas, para que no te pongan los pañuelos vaticanos, pasarás mucho más calor. Yo me encontré con mujeres que parecían momias envueltas en paños blancos (arriba y abajo) que se tenían que estar axfisiando, aparte de lo ridícula que quedas. Después las filas se dividen, ya a la entrada a la Basílica, por la de la derecha vas a la cúpula y por la de la izquierda entras a la Basílica.
No subimos a la cúpula, lo dejamos para otra ocasión, así que entramos directamente a la Basílica. Nada más entrar, a la derecha, se encuentra la Piedad de Miguel Angel, única escultura firmada por el artista (en el ropaje que cubre el pecho de la Virgen), aunque no lo podrás observar a no ser que lleves prismáticos porque el 21 de mayo de 1972 la imagen sufrió un brutal atentado cuando se golpeó el rostro de la Virgen con un martillo, motivo por el que hubo de ser restaurada y luego protegida con medidas de seguridad, la ves detrás de un cristal y bastante alejada.
Al igual que la mayoría de las grandes iglesias y catedrales, la Basílica de San Pedro de Roma ha sufrido diversas modificaciones desde que se inició su construcción allá por el 324 en el mismo lugar donde se cuenta que fue martirizado y enterrado San Pedro, y donde existía un monumento conmemorativo al respecto.
La finalización de la construcción de la Basílica y su consagración tuvo lugar en 1626, y en su construcción intervinieron arquitectos de la talla de Rafael, Bernini o como no y el gran Miguel Angel.
Es realmente impresionante...
Podría estar horas analizando cada esquina de la Basílica, pero me detendré en la Cúpula, el baldaquino y alguna otra cosa...
La "cupola", la obra maestra de Miguel Angel, se encuentra iluminada por 16 ventanas, la parte superior se divide en 16 cuñas separadas por ribetes que llegan hasta la linterna, en el punto más alto, donde está representado el Dios Padre. Cuatro enormes pilastras soportan el peso de la cúpula. Fíjate en los mosaicos decorativos de los cuatro medallones, que representan a los cuatro Evangelistas. La inscripción latina que rodea la base de la cúpula, repite un verso de san Mateo (16:18) "Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Te entregaré las llaves del reino de los Cielos".
El baldaquino de la Basílica es obra de Bernini. 1624-1633. Se sostiene por cuatro columnas salomónicas ricamente decoradas con elementos de la naturaleza. Además, se ve decoración de racimos de uva y abejas, en alusión a la familia Barberini y su escudo. Este tipo de columnas no se usaban desde la Antigüedad y tienen un orden personalizado. Para hacer la gran obra utilizó el bronce del Panteón, lo que suscitó muchas críticas.
Caminando por la Basílica vimos un montón de gente agrupada y haciendo fotos delante de la Capilla de San Sebastián, ahora llamada "la capilla de Juan Pablo II", pues tras su beatificación el cuerpo de Juan Pablo II ha sido trasladado a esta capilla de la Basílica y es lugar de peregrinación. Los religiosos de diferentes países, jóvenes y mayores hacen fotos, se postran de rodillas, se acercan al altar para tocar la inscripción de la tumba, que reza: "Beatvs Ioannes Pavlvs PP.II". Algunos dejan sobres con dinero y cartas de agradecimiento sobre la mesita de la capilla. Aunque debe ser con un permiso expreso, pues en esos momentos, sólo habia un chico disminuído que iba en silla de ruedas, acompañado de su familia, el resto de la gente se agolpaba detrás de unos cordones de seguridad.
En esta web puedes ver en directo la tumba de Juan Pablo II...curiosidades de la red.
Dentro de la Basílica hay una tienda que vende postales, rosarios, y miles de cosas más para que te lleves de recuerdo y de paso sacar un dinerillo... También nos encontramos con esta lista de papas, dicen que cuando se complete se acaba el mundo. Ups!
Me encantó la Capilla del Fonte Battesimale, está a la salida (si sales por la derecha de la Basílica)
Nos encontramos con la guardia Suiza custodiando un acceso, el de la derecha estaba curioso, pero al de la izquierda te apetecía darle la merienda y mandarle a hacer los deberes del colegio.
Una mirada más a la plaza antes de irnos...
Recomiendo, para terminar el día, visitar el Castillo de Sant'Angelo, está casi pegado al Vaticano y hay unas vistas a la ciudad increíbles. Nosotros no entramos, no podíamos caminar más y nuestro tiempo en Roma tocaba a su fin...
Este viaje ha sido agotador, pero yo me habría quedado un mes más para seguir caminando y descubriendo cosas... El tiempo en Roma siempre sabe a poco. Volveré.
Cualquier pregunta me podéis mandar un mensaje privado y os contestaré gustosa.
No os aburro más, gracias por leerme y espero que os sirva de algo. (Y no os olvidéis de leer mi último diario dedicado a los Museos Vaticanos)
Arrivederci, Roma!
