A primera hora teníamos las entradas reservadas para la Galería Borghese. El edificio de la Galería se encuentra enclavado en los jardines de Villa Borghese. Scipione Borghese fue el primer mecenas de Bernini y un ávido coleccionista de la obra de Caravaggio, por lo que ambos artistas se encuentran extensamente representados en el museo. La visita únicamente es posible con reserva previa por teléfono o internet. Tiene dos horas de duración, a las dos horas te echan para dejar paso a la siguiente tanda de turistas. Esta totalmente prohibido hacer fotografías, te obligan a dejar cualquier cámara en consigna. Si ya habéis comprado la entrada por internet, cuando lleguéis a la cola, fijaos bien en una maquinita que hay a la izquierda del mostrador, la gente no la ve y suele estar solita... pues ahí, si metéis el código de la reserva (pagada ya) os da los billetes. Yo me enteré después de estar media hora en la cola...
La Galería Borghese cuenta con un conjunto irrepetible de obras de Caravaggio, acaso el mejor expuesto en un sólo museo: Joven con cesta de frutas, Baco enfermo (posible autorretrato), La Virgen con el Niño pisando la serpiente (también llamada La Virgen de los Palafreneros) y San Jerónimo y David con la cabeza de Goliat, de la que se cuenta que Caravaggio se retrató a sí mismo en la cabeza decapitada del gigante.
Entre otras muchas maravillas.
Quería visitar Villa Giulia, el museo etrusco, que también se encuentra en los jardines de Villa Borghese, así que dejé a mi novio leyendo bajo un árbol y me fui a su encuentro. Villa Borghese es un gran parque de la ciudad de Roma que incluye diferentes estilos desde el jardín a la italiana a grandes áreas de los edificios de estilo inglés, fuentes y estanques. Hay muchas cuestas, y bajo el sol de agosto, caminar por ahí se hace insoportable... alquilan unos carritos-bicicleta de cuatro personas para recorrer los jardines, pero hay que ver como suda la gente subiendo las cuestas, me hicieron mucha gracia dos parejas de matrimonios mayores, ellos iban delante pedaleando como jabatos, y ellas detrás con los pies de lado para no tropezar con los pedales, como reinas...jaja
Y me perdí (como no) pero tuve la suerte de encontrarme con una pareja muy simpática de italianos a la que pregunté por el camino hacia Villa Giulia, fueron tan amables, que al ver que no entendía muy bien las indicaciones, me llevaron en coche. Villa Giulia (museo etrusco) es una preciosidad y muy poco visitada, excepto por un grupo de 6 personas y una pareja de turistas, disfruté yo sola del museo y de sus jardines, que son increíbles... Allí se encuentra el sarcófago de los esposos, tenía muchas ganas de verlo, además, cuando estoy sola disfruto mucho más de los museos, los veo a mi ritmo y me encanta. La foto no es mía, la cámara me la había dejado en la Galería Borghese y no pude hacer ninguna fotografía, me dió mucha rabia, sobre todo por no poder fotografiar los jardines.
Regresé caminando a la Galería Borghese y me fijé que a la entrada de los jardines se encontraba el museo de arte moderno (para otra ocasión), tardé más de dos horas en volver, y el churri ni se enteró de lo agusto que estaba leyendo bajo ese árbol...
Comimos ligero y nos fuimos a seguir conociendo Roma.
Comenzamos la pateada de la tarde en Piazza Popolo, preciosa... No pudimos entrar a ver las iglesias gemelas porque cerraban para comer y nunca más volvimos a pasar por esa zona. Pero pudimos apreciar su simetría. Hace tiempo se vertía sangre en esta plaza, donde convergen las tres calles del Tridente. Era el sitio donde tenían lugar las ejecuciones públicas y el punto de partida de las carreras que se celebraban en la Via del Corso.
De ahí nos fuimos a visitar el Ara Pacis (nos movíamos mucho en taxi, no nos pareció caro. Por el día la tarifa inicial son 3,50 euros aunque de noche ya se dispara a 6,50, como las distancias son cortas por 10 euros cruzas la ciudad)
El edificio que alberga al Ara Pacis fue muy criticado porque dicen que no pega, que es muy moderno, pero el Ara, para mi gusto, quedaba muy bien integrada dentro.
Aquí nos compramos la Roma Pass por 25 euros y nos dejaron entrar gratis al museo (costaba 8 euros) pero no nos activaron la tarjeta, aún no lo entiendo, así que luego entramos gratis a otros dos museos...
El Ara Pacis es uno de los monumentos más famosos de la antigua Roma. Era un altar ceremonial del 9 a.C. que conmemoraba la Pax Romana tras la conquista de España y la Galia por Augusto. Desenterrado (a fragmentos) en 1568 cerca de la Piazza San Lorenzo in Lucina, se reconstruyó a principios de la década de 1930. Los trozos que faltaban se crearon de nuevo.
Debido a su descuidado aspecto, cuesta creer que el Mausoleo de Augusto, justo al lado, fuera un importante monumento de la antigua Roma, la primera de las dos tumbas circulares de la ciudad (La otra es Castel Sant'Angelo). Se espera que en su momento, sea también restaurado...
La tarde la dedicamos al Coliseo, pillamos un metro desde la Plaza España, ya que habíamos comprado la Roma Pass queríamos estrenarla...bueno... fue la peor experiencia en metro de mi vida...era un puñetero caos, para entrar tenías que empujar a la gente de lo lleno que iba, para subir las escalerillas tardabas un montón porque iban repletas de turistas. Calor, suciedad....fue la única vez que entramos al metro de Roma, igual en abril está mejor, pero en agosto no se lo recomiendo a nadie.
Para entrar nos pusimos detrás de unos japoneses, que iban con la Roma Pass en la mano, así que cuando nos dimos cuenta (aún no se como lo hicieron) estábamos dentro del Coliseo, habiendo burlado todas las medidas de seguridad y con la Roma Pass intacta...
Todo lo que diga del Coliseo es poco... es lo más impresionante que vi en mi vida.
El Coliseo fue construido por los tres emperadores Flavios y su auténtico nombre es Anfiteatro Flavio. Se estima que podía acoger de 50.000 a casi 90.000 espectadores. El anfiteatro tenía un suelo de madera que se cubría con arena para absorver la sangre y el hedor de los espectáculos, que incluían luchas a muerte (munera). Ahora que este suelo de madera ha desaparecido, se pueden ver los corredores y túneles que había bajo la arena.

A la salida nos encontramos con este grupo de hombres disfrazados de gladiadores para que te hicieras la foto con ellos. Ahora, el ayuntamiento los controla, pues antes cobraban en exceso por dejarse fotografiar. En muchas tiendas de Roma venden estos trajes, así que si os queda sitio en la maleta...
Pegado al foro se encuentra el Arco di Constantino, Constantino suele ser considerado el primer emperador cristiano, pero no hay ninguna imagen cristiana en el arco que se construyó en su honor el año 315 d.C. Su bautismo tuvo lugar en su lecho de muerte, 22 años más tarde. Si bien es impresionante, el Arco di Constantino resulta bastante atípico.
Aún nos daba tiempo a visitar el Moisés de Miguel Angel pues se encontraba cerca, en San Pietro in Vincoli, así que con las últimas fuerzas de día subimos caminando por la cuesta de Via Degli Annibaldi hasta la iglesia. La fachada es muy simple, pero por dentro es alucinante. En esta iglesia, los cristianos encontrarán una reliquia muy apreciada: las cadenas de los dos encarcelamientos de san Pedro (en Jerusalén y en Roma) que, situadas la una junto a la otra, se dice que se fusionaron milagrosamente...
El Moisés está en un sitio bastante oscuro y no te puedes acercar, de todas formas, impresiona. Fíjate en el autorretrato que Miguel Angel se hizo en la barba del Moises, pero búscalo antes en una fotografía para localizarlo al natural o no te darás cuenta.
Comimos un trozo de pizza y nos fuimos al hotel completamente rotos
