Nos sonó la alarma a las 7:30, aunque el cuerpo dijo un poquito más y no fuimos capaces de levantarnos hasta menos diez. Bajamos a desayunar (damos gracias por los mini botecitos de nutella para untar en los bollitos recien hechos y las manzanas que nos llevamos todos lo días en nuestras excursiones) y tras llenar la barriga subimos a recoger nuestras cosas para comenzar la ruta turística. Nosotros siempre seguimos la recomendación de una amiga que vive en Bruselas: "lleva un paraguas en el bolso porque aunque el día esté despejado, puede llover en cualquier momento". Este era el día que teníamos el London Pass y había que aprovecharlo al máximo.
Cogimos el metro hacia Tower Hill (linea verde o District Line) y cuando llegamos allí nos acercamos a St. Katherine's docks, que nos parecieron unos muelles normalitos, antes de entrar en la Torre de Londres (entramos por una de las salidas laterales gracias al London Pass). Una vez dentro buscamos la entrada oficial para coger las audioguías (no solemos ser fans de estos aparatitos porque suelen ser un timo para turistas pero en este caso eran de gran utilidad ya que te iban contando la historia de la Torre en cada uno de sus rincones). Precio: 3.50 libras por cabeza.
Comenzamos el recorrido por la puerta de los traidores, seguimos por la torre sangrienta, etc. Por allí andaban los Beefeters muy puestos que si quieres, se hacen una foto contigo y también los cuervos, aunque la mayoría están en jaulitas y con las alas cortadas. Vimos la explanada en la que decapitaron a Ana Bolena, las joyas de la corona y las armas típicas de la época. Es un trozo de historia muy bien conservado para saber más sobre la evolución de los reinados ingleses, sobre todo en la época medieval.
Estuvimos allí metidos cerca de dos horas (algo raro para nosotros que tenemos tendencia a ver las cosas de forma rápida) y nos fuimos hacia el Tower Bridge para verlo por dentro con nuestra London Pass. Subes un ascensor, te venden la moto con un vídeo, que por supuesto no nos tragamos entero y cruzas la pasarela. (hay ptra pasarela que puedes cruzar si quieres seguir viendo fotos para volver otra vez por la primera hacia la torre sur pero nosotros bajamos directamente a ver el mecanismo que utilizaban para elevar el puente y cuando salimos, sorpresa, estaba lloviendo)

Desde allí, fuimos andando hasta la estación de London Bridge con nuestro fantástico paraguas. Paramos en un puestecito de Bagels que está dentro del centro comercial pegado a la estación y comimos por 9 libras los dos. Después cogimos el metro hacia St.Paul's (línea negra o Northern line hasta Bank, y trasbordo hacia St.Paul's en la línea roja o Central Line).
Entramos en la catedral de San Pablo por la cripta sin esperar cola (gracias a la london pass) y recorrimos las dos plantas en aproximadamente 15 minutos. La primera decepción de Londres!

Cuando salimos, hicimos un par de fotos y nos encontramos con un autobus de los antiguos (línea 15). Cruzamos el río por el Millenium Bridge de camino al Shakespeare Globe al que entramos a ver la exposición y nos llevaron de ruta al Rose Theatre (antiguo teatro de Christopher Marlowe que fue descubierto hace algunos años y que está pendiente de restauración). Aquí aprendimos muchas cosas del Londres de la época de Shakespeare como por ejemplo que ese lado del río era dónde se practicaba el juego, la prostitución y donde los londinenses iban al teatro de forma "ilegal" porque hasta allí no llegaba la jurisdicción del alcalde.
Después de comprarnos una botella de agua en un puesto que nos costó 1.50 libras nos cogimos el metro hasta High Street Kensington para ver el Palacio de Lady Di. Tenemos que decir que esto es un timo de los grandes, menos mal que venía incluido en el London Pass y entramos gratis. Te dan en la puerta un audioguía pero aun así, uff.

Tras salir de aquella tortura, donde puedes ver los trajes que llevaba Lady Di, una exposición sobre alta costura, la educación de las damas inglesas, y las estancias y habitaciones de las reinas y princesas que habían vivido allí pasamos por delante de la Orangery, una cafeteria en los jardines que sirven el té de tarde para dos personas por 30 libras. Teníamos un poco de hambre pero nos conformamos con una manzana que nos habíamos llevado del hotel por la mañana y que esos momentos nos salvó la vida.
Dimos un paseo por Regent's Park en busqueda de la estatua de Peter Pan para hacernos una foto y de camino nos encontramos con un par de ardillas muy monas que andaban a sus anchas por los jardines y a muchas personas de picnic y jugando al fútbol y al rugby. Salimos del parque por Bayswater Road y nos cogimos un bus hasta Marble Arch y allí cogimos el 74 que nos dejaba en la puerta del hotel. Nos montamos en el segundo piso para ver el panorama, Hyde Park a un lado y concesionarios de BMW y Lamborgini al otro en Park Lane. Después pasaba por Knightsbridge y todas sus tiendas, incluidos los almacenes Harrods, y por el museo de Historia Natural antes de desembocar el Cromwell Road, donde estaba el NH. Allí descansamos, nos duchamos y cambiamos y nos fuimos a cenar.
De nuevo cogimos el 74 hasta Hyde Park Corner para ir al Hard Rock Cafe, porque el de Londres tiene una cripta con guitarras de todos los grupos de rock importantes de la historia. En el restaurante siempre hay una cola bestial, pero nosotros teníamos entrada preferencial gracias a la london pass. Nos tomamos unos cócteles y después unas cervezas y salimos de allí la mar de contentos después de hacernos amigos del barman que era de Lisboa y había estado viviendo en Madrid y Barcelona. De nuevo el 74 camino del hotel y a dormir.