Tras poner las coordenadas en el GPS de nuestro hotel en Bratislava, emprendimos rumbo hacia el destino. Nos separaban cerca de 300 km y unas 3 horas y media de viaje.
A la hora y media o así, paramos en un McAuto de McDonlads, de los muchos que hay, para comer algo rápido y proseguir con el camino sin desviarnos mucho.
Cuando quedaba menos de 1 hora para llegar, abandonas Chequia para entrar en Eslovaquia.
Si vais en coche alquilado, tenéis que parar ahí en la aduana a comprar la Viñeta. Es una pegatina que hay que comprar para circular por las autovías. Nos costo 7 euros para 7 días.
Eran las 17:45 h cuando estábamos entrando en Bratislava.
Aparcamos en frente de nuestro hotel. El hostal Art Taurus. 18 € por persona esa noche con desayuno incluido. Esta bastante bien. Limpio y confortable. Está bastante céntrico así que recomendable. Eso si, el desayuno es bastante escaso. Tostadas, café y fruta.
Dejamos todas las maletas en la habitación y nos fuimos a buscar aparcamiento, ya que donde lo habíamos dejado al parecer era residencial y nos podía costar un disgusto. Encontramos un hueco cerca y nos fuimos a dar un paseo.
Sin saber muy bien como, acabamos en una de las puertas de acceso al castillo. Está muy bien iluminado y es muy bonito de noche.
Decidimos no entrar, y bordeando la muralla fuimos bajando. Hay algún mirador muy bonito desde donde se puede sacar fotos a la zona nueva de Bratislava y al puente NOVY MOST.

Seguimos descendiendo hasta llegar a una carretera la cual no podíamos cruzar. Desde ahí se veía la Catedral de San Martin, que estaba en obras.
Fuimos paralelos a la carretera hasta que encontramos un sitio para cruzar.Casualmente, era la calle que bajaba de nuestro hotel.Giramos hacia la derecha y un poco por intuición te vas guiando hasta llegar a la puerta de San Miguel.

Vas paseando y te vas encontrando con la plaza, en la cual está el ayuntamiento viejo y una de sus famosas estatuas.

Seguimos paseando por el casco antiguo, y aprovechamos para tomar alguna que otra cerveza.
Apenas valía 1,20 € - 1,30 € la pinta de cerveza, así que genial

En una de estas, vimos un restaurante que estaba celebrando el oktoberfest, y para recordar el viaje del año pasado, allá que nos fuimos.
Cenamos unas salchichas y pato confitado todo regado con unas buenas Paulaner.
Como estábamos tan cansados y al día siguiente queríamos madrugar para dar un buen repaso a Bratislava, nos fuimos a la cama.