Bastante repuestos del cansancio acumulado, bajamos a desayunar temprano.
Como el desayuno no era muy contundente, no tardamos mucho. Subimos, recogimos todas las maletas, hicimos el check out, y a buscar el coche para dejar los trimpeles.
Una vez que dejamos esto, nos fuimos a dar un paseo por lo que habíamos visitado la noche anterior.
Entramos por la puerta de San Miguel, nuevamente, fuimos caminando hasta la plaza del ayuntamiento viejo.


Justo antes de llegar a la plaza, tras pasar un “túnel” que comunica 2 calles, hay una iglesia gótica bastante bonita.

Seguimos caminando hasta la calle donde están sus famosas estatuas

De ahí nos fuimos de nuevo a ver la catedral de San Martin.
Cuando nos sentamos a ver el plano, caímos en la cuenta que la famosa Iglesia Azul está a la otra punta! Lo mejor hubiera sido haber ido cuando estábamos donde las estatuas y luego haber ido a ver la catedral de San Martin, para subir después al castillo.
En fin, errores de novato. Deshicimos el camino y nos fuimos dando un paseo hasta la iglesia.
Estaba cerrada, así que solo la pudimos ver por fuera.


Tras las fotos de rigor, decidimos volver hasta la catedral de San Martin para cruzar y subir al castillo. Fuimos caminando por el paseo que hay en el Danubio.

Al llegar a la carretera donde está el puente Novy Most, hay un pasaje para cruzar. Una vez cruzas, te indica para subir al castillo.

Se hace un poco empinado, pero al rato y después de unos cuantos escalones, estas frente a la otra puerta de entrada.
Seguimos subiendo hasta llegar arriba. Hay unas buenas vistas!
Nos acercamos para ver si entrabamos dentro o no, y lo que pude ver es que estaba todo como en obras, al menos las habitaciones. Solamente tenían habilitada una zona para una exposición de tesoros o algo así. Como había que pagar, pues pasamos.

Salimos por la otra puerta, por la que habíamos estado la noche anterior y bajamos hasta la calle donde teníamos el coche. Nos tomamos nuestras últimas pintas en la ciudad, y emprendimos rumbo hasta Budapest!