Es jueves y es un principio la idea era ir y volver en el día a Firenze. Finalmente cambiamos de opinión y pensamos que dedicarle un solo día a esa ciudad sería no solo una paliza, sino un desperdicio total y creo que no nos equivocamos.
Teniamos aun muchas cosas por ver en Roma, de manera que rearmamos rápidamente el itinerario.
Comenzamos el día caminando desde Piazza Navona hacia el Tiber, a través de la via G. Zanardelli.
Allí nos encontramos con las vistas del Palacio de Justicia y de la iglesia del Sacro Cuore dei Sufraggio que se encuentran justo del otro lado del río.
Seguimos bordeando el río en dirección al Ara Pacis, un antiguo monumento “encerrado” hoy en día en una especie de edificio de cristal. Lo vimos por fuera, y doblando la esquina nos encontramos con el antiguo Mausoleo de Augusto del año 23 AC.
Este último es una construcción bellísima pero nos dio la sensación de estar abandonado o muy descuidado. Desconozco si existe la posibilidad de entrar en él.
Ara Pacis
Seguimos, y tomamos Via del Corso. Aquí vimos una cara más “fashion” de la ciudad, ya que a lo largo de este tramo existen tiendas de marcas, galerías, etc.
Llegamos a Piazza del Popolo, que es un gran espacio adornado por fuentes, un gran obelisco egipcio en el medio y desde la cual nacen tres calles, formando el conocido tridente: la Vía del Corso, la Vía del Babuino y la Vía di Ripetta.
Además aquí se encuentran las famosas iglesias gemelas de Santa Maria dei Miracoli y Santa Maria in Montesanto.
La plaza es un buen lugar para tomar un descanso, así que eso hicimos mientras contemplábamos el ambiente.
Panorámica de Piazza dei Popolo
Lo único molesto es que este fue el único sitio de toda Roma donde los vendedores ambulantes llegaron a ser casi molestos. Había muchísimos hindúes o pakistaníes que insistían hasta el hartazgo con “regalarnos” una rosa para luego pedirnos dinero. Hubo que ponerse bastante firme para que los tíos entendieran que no queríamos la flor y que no pensábamos darles un céntimo!
Desde la plaza está la opción de subir al Monte Pincio y recorrer el parque de Villa Borghese, pero nosotros decidimos bajar de nuevo hacia el centro a través de otra de las calles del tridente: la Via del Babuino.
En ella vimos la famosa estatua parlante que le dá nombre a la calle y llegamos a otro ícono de Roma, la Piazza Spagna con sus escalinatas y la famosa fontana della Barcacchia.
Reposamos sentados en las famosas escaleras, sacando fotos, tomando sol y viendo el ir y venir de la gente. Este lugar, al igual que la Fontana di Trevi nos dió la sensación de que siempre está atestado de turistas.
En ese momento pensábamos donde ir luego, ya que recuerden ustedes que en principio ese día no íbamos a estar en Roma así que no teníamos muy bien preparado el itinerario del día.
Recordé entonces la Cripta del convento de los Monjes Capucchinos que está sobre Via Veneto 27. Miramos el mapa y nos dimos cuenta que no era muy lejos de allí así que caminamos por Via dei Due Macelli hasta Via del Tritone y llegamos a la Piazza Barberini con su Fontana del Tritone. Allí a pocos metros nace Via Veneto, pero cuando llegamos por fin a la Iglesia de los Capucchinos……ups! Cerrado entre las 12 y las 15 hs!
Eran apenas pasadas las 13, pero a cabezas duras nadie nos gana, íbamos a ver si o si esa cripta por lo que decidimos seguir caminando por la zona mientras se hacían las 15.
Un poco sin ton ni son, deambulamos tratando de encontrar una plaza o algún lugar donde sentarnos (4 días caminando Roma sin cesar ya estaba pasándonos factura a nuestros pobres pies). No encontramos plaza alguna, pero descubrimos sitios interesantímos como por ejemplo San Carlo alle Quattro Fontane, una calle esquina en la cual en cada uno de sus 4 ángulos hay una fuente, una más bella que la otra.
Salimos de allí y tomando Vía Sistina volvimos a Piazza Spagna. En realidad, volvimos por el lado de arriba, ya que esa calle desemboca en la Iglesia de la Trinitá dei Monti que es la que se encuentra a lo alto de las escaleras de Piazza Spagna.
Obelisco y detrás la Iglesia de la Trinitá dei Monti
Desde allí hay unas vistas magníficas de toda ciudad. Recomiendo a todos los que viajen a Roma que no se pierdan estas vistas.
Magníficas vistas desde lo alto de Trinitá dei Monti
Allí mismo, enfrente de la iglesia y justo sobre el mirador que dá a las escalinatas había una serie de puestos con retratistas así que aprovechamos para que uno de ellos dibuje las caras de nuestras niñas. Hizo un trabajo precioso que nos trajimos de recuerdo!
Se hizo por fin la hora y regresamos hacia Via Veneto para entrar a la Cripta.
Esta visita se hace mediante el acceso a una especie de galería. Es un recorrido corto, que no llevará mas de 15 o 20 minutos pero es impresionante ver como los monjes han apilado huesos y calaveras durante cientos de años, haciendo con ellos distintas formas como altares, lámparas, cruces, etc.
Salvo que alguien sea muy impresionable, es una visita que recomiendo, por lo curioso y sorprendente del sitio. La entrada, creo recordar que era de 1 euro por persona.
Por fin, con mucho cansancio emprendimos la vuelta, por supuesto sin aburrirnos, porque en cada calle de esta ciudad hay algo que llame la atención, o una iglesia o restos arquelógicos, o algún palacio.
Asi es que en nuestro regreso volvimos a ver la columna de Marco Aurelio, descubrimos el Palacio di Monte Citorio y pasamos delante del Senado, plagado de periodistas, carabinieris y curiosos como nosotros. Parece que está convulsionada Italia por esos días, y todo por cortesía de Don Silvio!
Cae la tarde sobre el Palacio di Monte Citorio
Ya descalzos en el apartamento (alivio total para nuestros pies!) tomamos un buen descanso, cenamos y nos preparamos para el siguiente día, que sería el último en la ciudad eterna.[/color]