7:00. Suena el despertador. Con las maletas previamente hechas desde la noche anterior, nos levantamos, nos vestimos, guardamos el pijama, y a desayunar al Tikal. Ésta sería la última comida en México ...
A las 7:50 hacemos el check-out y nos vamos hacia el Aeropuerto.
Facturamos maletas, nos tomamos un Starbucks cada uno y jugamos unas partidas al parchís mientras llega nuestro avión.
Una vez en el avión, despegamos y, cuando el avión llega arriba, y se quitan las señales de cinturón, enciendo el móvil para conectarme al WiFi y comunicar que ya vamos hacia Miami (en el aeropuerto no pude hacerlo ya que no había WiFi). Mi sorpresa fué que, al conectarme, lo desconectasen enseguida porque ya empezaban las maniobras de aterrizaje. Pues sí que iba a ser corto!!
Después de pasar el control de pasaportes, con la típica foto y recogida de huellas dactilares, salimos al exterior a buscar a alguien de SuperShuttle para que nos llevase al hotel.
Qué bonito es Miami! El calor seguía siendo abrumador!! Ya por las autopistas nos adelantó un Gallardo con dirección a South Beach. Sería el primero de muchos coches de lujo que veríamos!
Así que llegamos al hotel y nos dieron una habitación, no sin antes dejar un depósito de 50$ con devolución en el check-out, y otro depósito NO reembolsable de 10$ al día por un impuesto que impone el hotel por el uso del internet y la cafetera (si no lo usas da igual, te lo cobran). Al entrar a la habitación, un olor muy fuerte a humedad nos invadió. El ambiente estaba lleno de mosquitos, ya que mientras más humedad, mejor para ellos. Resultaba que una tubería del aire acondicionado perdía agua y había empapado toda la alfombra.
Fui a reclamar que me cambiasen de habitación y así lo hicieron, pero vinieron a comprobarlo exhaustivamente no vaya a ser que estuviese mintiendo... ¬¬
Con más de media hora perdida, eran las 4 de la tarde y aún no habíamos comido.
Como teníamos un partido de NBA pendiente, y los tickets comprados, cogimos un autobús de la línea S que nos llevase al American Airlines Arena. De ahí fuimos a Bayside Marketplace, un centro comercial un poco cutre, y comimos en un restaurante americano llamado Hooters.



Destacar las patatas fritas con forma de muelle. Y encima estaban buenísimas!
Llegó el momento de ver en directo a los Miami Heat contra los Cleveland Cavaliers!
El estadio es precioso y el ambiente espectacular!! Algo que quedará en mis retinas para siempre y que nunca olvidaré!



Terminado el partido y con victoria del equipo local

Y cómo no, rendidos una vez más, nos vamos a dormir al hotel!