Lunes, 18 de abril de 2011 ✏️ Diarios de Viajes de ItaliaA veces el destino hace que nuestros planes se vayan al carajo. Otra vez curioseo los carteles detrás de la puerta… ¡Ay, madre! Si hubiera prestado más atención ayer, hoy habríamos tenido un buen día. Habíamos aparcado el coche en Viale Regina...Diario: MILÁN Y SICILIA 16 AL 24 DE ABRIL DE 2011⭐ Puntos: 3 (2 Votos) Etapas: 12 Localización: ItaliaA veces el destino hace que nuestros planes se vayan al carajo. Otra vez curioseo los carteles detrás de la puerta… ¡Ay, madre! Si hubiera prestado más atención ayer, hoy habríamos tenido un buen día. Habíamos aparcado el coche en Viale Regina Elena, cerca del apartamento (es el paseo del muelle), en zona de parquímetros, con horario desde las 08:00, así que habíamos decidido que según íbamos a desayunar pasaríamos por el coche a poner un ticket… ¡Pues mira qué bien, que nos lo vamos a ahorrar!… Veo en los papelillos estos que el coche está en zona de grúa… Bajamos a comprobar y efectivamente… no hay ni un coche, incluido el nuestro. Por lo visto limpian cada lado de la calle en días alternos y se llevan todos los coches aparcados por la noche del lado que toca. Pedimos ayuda en recepción y nos atienden fabulosamente (no hemos sido los primeros pringaos… pero espero que seamos los últimos si leéis esto). Nos dicen que vayamos a desayunar (por cierto, hoy el desayuno más temprano nos ofrece zumo natural de naranja y alguna cosita, como queso Philadelphia, que ayer ya se había terminado), que llamarán para averiguar en qué deposito de grúas está, luego nos pedirán un taxi para ir al depósito a retirarlo… previo pago a la grúa y luego, a la policía municipal para pagar la multa y que no lo notifiquen a la empresa de alquiler que además de la multa, te cobran gastos de gestión … Esperamos un montón, entran varias personas, como nosotros, con el papelito rosa en la mano y vamos esperando nuestro turno para pagar. Cada uno que va pasando tarda un buen rato en salir… ¿qué hacen dentro? Cuando nos toca a nosotros solo nos lleva tres minutos pagar, nos hacemos una idea de lo que debe ocurrir: los sicilianos deben de cumplir con algún curioso ritual “Signore capitano, quíteme la multa que io no queria parcare qui”… no les debe funcionar muy bien porque todos salen cerrando la cartera, nosotros no queremos perder ni un minuto y la cara de pocos amigos del “capitano” hace que paguemos ipso facto sin llorar ni un poco … Total que hemos empezado la mañana con un gasto inesperado entre taxi, grúa y multa de 89€, y 2 horas perdidas. Ir hoy a Agrigento y el Valle de los Templos con las paradas previstas por el camino, se antoja difícil, así que los planes se cambian y decidimos hacer la excursión hacia el sur: “la de las 3 Ms”: Mozia, Marsala y Mazara del Vallo, cada una con una joya arqueológica que mostrar a quienes las visiten. Antes de salir de Trapani compramos pan y agua en un supermercado pero ese pan plastificado de súper terminará en la basura porque un poco más allá descubrimos “Panificio Olimpia” (Via Fardella 308 de Trapani), y allí compraremos siempre nuestros panes y bollos. Llegamos a la Reserva dello Stagnone, con su museo de las Salinas. La visita al museo (dentro de un molino) y las salinas son 6€, el barco “Mozia Line” (5 minutos) a la isla de Mozia 5€ y la entrada a las ruinas y museo de Mozia, 9€. Hábilmente, no se anuncia el precio de la entrada a la isla aunque sí te avisan que tendrás que pagarla. La sorpresa llega cuando has pagado el barco para llegar y te piden otros 9€… Decidimos que las salinas y su molino nos los saltamos, nos limitamos a verlas “desde fuera”, que se puede perfectamente, solo te pierdes entrar en el museo y caminar entre ellas. Es que ya llevamos un día fino, así que nos conformamos con pagar 14€ cada uno para poder ver las ruinas fenicias de Mozia (o Mothya o Mozya) y el museo Whitaker con la magnífica escultura “El joven de Mozia”, la primera joya arqueológica del día. Whitaker, sobrino de un magnate del vino de Marsala, como aficionado a la arqueología (en esto nos parecemos mucho) se compró la isla de Mozia (en esto solo nos parecemos en querer tener nuestro propio yacimiento arqueológico, nos distinguimos en que él cumplió su sueño y yo sigo soñando) y se construyó una mansión mientras excavaba. El museo está instalado en la mansión. Sinceramente, el paseo por el museo y por la isla visitando las ruinas desperdigadas entre cultivos de vid y olivo a tu ritmo merece totalmente la pena. Es muy agradable y bastante relajante si el tiempo acompaña, como ha sido nuestro caso (supongo que en verano el calor será asfixiante, y no los 20º de que hemos disfrutado hoy)… La tranquilidad sólo la interrumpen los cazas del cercano aeropuerto de Birgi de maniobras en Libia. Lo único malo es el elevado precio que conlleva el barco+entrada. A destacar la “primera autopista” de la historia que unía la pequeña isla de Mozia desde su puerta norte con la isla de Sicilia. Hoy se encuentra a 1 m por debajo del nivel del mar (Se ve perfectamente en el Google Earth). Al pasar junto a la casa de los mosaicos vemos llegar el barco, corremos al muelle pero lo perdemos. Al llegar al muelle llega otro barquito (no se le puede llamar ferry) al que intentamos subir pero nos dicen que ese no es el nuestro, que el nuestro pasa cada media hora, que este es de otra línea de botes que lleva a la isla desde otro lugar. Desconocemos de dónde y su precio. Así que a esperar un rato. Menos mal que nos han informado porque si nos metemos en el barco este y nos dejan en un lugar distinto a dónde está el coche y no lo vemos otra vez, nos da un yuyu allí mismo. Mientras esperábamos, nos hemos dado cuenta que, a la llegada del bote, el de la taquilla se asoma para que no se le escape ni uno de los turistas que llegan si pasar por caja. Segunda M: continuamos hacia el sur y llegamos a Marsala: su catedral, sus callejuelas… buscamos la zona arqueológica y el museo pero están cerrados, así que nos perdemos la segunda de las joyas escondidas en esta zona de Sicilia: los restos de un barco fenicio (según las fotocopias que conservamos, restos bastante escasos pero que me apetecía mucho ver, mi chico me sigue sin queja por los restos arqueológicos del mundo con una paciencia infinita aunque lo que veamos sean “cuatro piedras” o como en este caso, que serían “cuatro tablas”). La ciudad nos ha gustado en sí misma. También estaba cerrado el complejo monumental de San Pietro. Vamos a por la última M: Mazara del Vallo que esconde una figura de un sátiro danzante en su propio museo (una antigua iglesia). No encontramos el museo ni la escultura… Tampoco hacemos mucho empeño puesto que ya es tarde y casi seguro que está cerrado, así que nos limitamos a dar un paseo por el pueblo y nos gusta la plaza donde está la catedral que está cerrada por la hora. Sin embargo, hoy Mazara del Vallo nos ha ofrecido una agradable sorpresa que es una de esas cosas que te ocurren cuando hablas con las gentes del lugar: hemos preguntado por la plaza donde está el museo del sátiro a un señor y nos ha dicho que él nos iba a enseñar otra cosa muy bonita, le hemos seguido y ante nuestra sorpresa, ha abierto con su propia llave una iglesia (San Francesco) y ante nuestros ojos ha aparecido otra joya que no está en las guías de viaje, seguramente esa iglesia está siempre cerrada a cal y canto y ningún escritor de guías la conoce o al menos no imagina que tan triste exterior esconda tal desmesura rococó, tal fiesta de esculturas barrocas prácticamente superpuestas unas a otras con unos maravillosos frescos en la bóveda. Estuvimos dentro solo 5 minutos pero lo disfrutamos muchísimo. Fue la mejor sorpresa del día. Después cenamos nuestra segunda pizza en “La Scrocchiarella” en Corso Vittorio Veneto, 140 de Mazara: dos pizzas pequeñas en horno de leña, porque las grandes son gigantes, con agua grande, las devoramos mientras la camarera mata las moscas con una raqueta electrificada. 13€. Como a mí me sobra un buen trozo pedimos una caja y nos la llevamos, mi chico la despachará mañana. Por menos de 2€ compramos un poco de fruta y unos tomates para acompañar a nuestro jamón ibérico (que en días posteriores combinaremos con el exquisito pan siciliano y el fino aceite de oliva italiano para conseguir unos bocadillos de gourmet). …Y para el apartamento que mañana toca un día duro… eso sí a ver dónde dejamos el coche, que mañana tiene que estar en el mismo sitio. Me he quemado la cara y los antebrazos, imprescindible la crema solar incluso en abril. Índice del Diario: MILÁN Y SICILIA 16 AL 24 DE ABRIL DE 2011
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