Para el martes habíamos dejado conocer la capital del vino, como se conoce a Haro y la zona de La Rioja Alavesa. Haro es un pueblo con un centro histórico muy bonito. Se nota que es un sitio donde ha habido bastante dinero, por los edificios que hay, hasta una sucursal del Banco de España.
Después nos dirigimos al Barrio de la Estación, donde se reúnen la mayoría de las bodegas de Haro. Habíamos reservado para visitar la bodega Muga. Es una bodega familiar, y en la visita te enseñan todo el proceso de elaboración del vino. Estaban en pleno apogeo, en plena vendimia, se podía respirar el aroma de la fermentación en la bodega, además de mucha actividad en todos los sectores. Llaman mucho la atención los toneles y las barricas, que fabrican ellos mismos. Al finalizar degustamos 3 vinos: un blanco, un tinto joven y un crianza. La visita dura una hora y media y cuesta 6 euros y al final te quedas la copa de recuerdo. Tienen un pequeño bar, donde puedes hacer catas guiadas de diferentes vinos, a precios asequibles. Nosotros probamos un vino que hacen de maceración carbónica, que destaca sobre todo por su aroma.
Tras la visita a la bodega fuimos a San Vicente de la Sonsierra, donde en Semana Santa salen los “picaos”. Allí comimos un menú más que aceptable en Casa Toni, el único restaurante que encontramos en el pueblo. Para rebajar la comida, subimos hasta el castillo, en ruinas y situado en un alto, junto a la iglesia parroquial. Las vistas desde allí arriba son muy bonitas, divisando viñas en su máximo esplendor todo alrededor. El paisaje debe ser muy diferente en primavera o invierno, cuando las viñas estén sin hojas. La pena es que hacía mucho viento y no pudimos disfrutar mucho del lugar.
Teníamos pensado ir después al “Balcón de la Rioja”, un mirador en la frontera entre La Rioja y Álava, donde hay unas excelentes vistas de La Rioja Alta. Pero como el día estaba malo, muy nublado y con viento, descartamos ir hasta allí. Así que continuamos hasta Laguardia, en Álava. Es un pueblo realmente precioso, situado en un alto, amurallado, y con ambiente medieval. Ideal para dar un paseo si rumbo, perdiéndote por sus calles, ya que todas ellas son muy bonitas. La pena es que el día estaba muy malo, y el fuerte viento nos hizo el paseo un poco menos agradable, así que de allí volvimos a Logroño.
Por la noche teníamos pensado ir a cenar al restaurante En Ascuas, junto a la catedral, y bastante recomendado en el foro. Pero estaba cerrado, así volvimos a la calle Laurel. Debe ser que el martes es el día que cierran la mayoría de restaurantes por descanso de personal, porque en la calle Laurel también había bastantes sitios cerrados. Probamos los preñaditos en La Taberna de Correos, en la calle San Agustín. Son unos bocadillitos pequeños con rellenos fríos y calientes. Tenían una oferta de pincho y Heineken por 1,50 euros. Bueno, no está mal, pero no es la estrella de Logroño, seguro. Después nos fuimos a Los Rotos, justo al lado, donde nos pedimos una ración de sepia y un roto de setas. Increíble el roto, como el día anterior. Y para terminar, tenía que despedirme del champi del soriano, y llevármelo fresco en el paladar.
Y ya se acababa mi escapada por La Rioja. Pasamos unos días muy agradables, y además variados, ya que pudimos ver monasterios y catedrales, pueblos, bodegas, naturaleza... Me quedaron muchos sitios por ver, espero poder volver a La Rioja otro año y visitar Ezcaray, el Monasterio de Nájera, el Balcón de La Rioja, la Sierra Cebollera, las Cuevas de Ortigosa,... Por cierto, que cuando iba en el autobús de vuelta pasé por la Sierra Cebollera, y eran paisajes muy bonitos.
Espero que os haya gustado el diario. Muchas gracias por leerlo
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