Inicio del viaje
El viaje empezó con casi 4 horitas de coche hasta el Prat y un largo vuelo desde Barcelona haciendo escala en Roma. Llegamos de madrugada al aeropuerto de Amman, que nos pareció algo viejo y descuidado. Cambiamos el dinero justo (a un desfavorable 0,82) para los visados, gasolina y el típico “por si acaso” justo antes de pasar el control de pasaportes.
el trámite del visado fue muy rápido. Recogimos nuestras mochilas y nos fuimos hacia los mostradores de alquiler de coches.
el trámite del visado fue muy rápido. Recogimos nuestras mochilas y nos fuimos hacia los mostradores de alquiler de coches.
Tras más de una hora de espera en el aeropuerto para que trajeran el coche que teníamos reservado, salimos de allí con un “churrimapa” de Jordania en busca de nuestro hotel en Madaba parando de camino a llenar el depósito por 27 JOD, llegar a Madaba no fue tan difícil como esperábamos, encontrar el hotel, un poco más. Al final, después de muchas vueltas encontramos la Iglesia de San Jorge, el hotel esta justo al lado, despertamos al recepcionista, muy amable pero con muy poquito inglés…
Nos entrego nuestras habitaciones reservadas para el día siguiente y no pudimos resistirnos, nos echamos un ratito…
Nos despertamos a las 9 y bajamos a desayunar, huevos duros, té, leche, tortas de pan, queso (lo aliñan con aceite de oliva y una mezcla de especias, bastante bueno) y tomates.
Salimos del hotel y fuimos al Arab Bank a cambiar algo más de dinero con un cambio más favorable que en el aeropuerto, creo recordar que 0.87. El cambio oficial estaba a 0.97, que es el que te aplican cuando pagas con tarjeta.
Con dinerito fresco en el bolsillo salimos hacia el Monte Nebo…bueno, salimos del hotel en alguna dirección, y tras las ya clásicas vueltas, nos dirigimos al Monte Nebo. El día estaba muy nublado, hacía un viento frio que en la cima del monte se dejaba notar con más contundencia y amenazaba lluvia.
Nos entrego nuestras habitaciones reservadas para el día siguiente y no pudimos resistirnos, nos echamos un ratito…
Nos despertamos a las 9 y bajamos a desayunar, huevos duros, té, leche, tortas de pan, queso (lo aliñan con aceite de oliva y una mezcla de especias, bastante bueno) y tomates.
Salimos del hotel y fuimos al Arab Bank a cambiar algo más de dinero con un cambio más favorable que en el aeropuerto, creo recordar que 0.87. El cambio oficial estaba a 0.97, que es el que te aplican cuando pagas con tarjeta.
Con dinerito fresco en el bolsillo salimos hacia el Monte Nebo…bueno, salimos del hotel en alguna dirección, y tras las ya clásicas vueltas, nos dirigimos al Monte Nebo. El día estaba muy nublado, hacía un viento frio que en la cima del monte se dejaba notar con más contundencia y amenazaba lluvia.
Aun así, visitamos el Monte Nebo con un guía encantador que según él era de la misma quinta que Moisés, nos explico muchas cosas acerca del Monte, de los pasajes bíblicos en los que aparece, de la historia de Jordania, de Moisés y su familia etc.
Entrada Monte Nebo 1 JOD por persona, guía 10 JOD.
El Monte Nebo es el lugar desde donde Moisés vio la tierra prometida a la que no se le permitió entrar, tras peregrinar durante 40 años por el desierto. Allí murió a los 120 años de edad y su tumba reposo cerca del monte, aunque no se conoce el lugar exacto.
La verdad es que la vista en un día despejado tiene que ser espectacular, ya que las vistas sobre el valle del Jordán y la antigua Palestina son perfectas.
Para este día, teníamos previsto visitar Jerash y sus fantásticas ruinas romanas, decidimos llegar hasta ella por el fértil Valle del Jordán, así que comenzamos la impresionante bajada desde el monte hasta la orilla norte del Mar Muerto. Las carreteras en Jordania fueron de lo más sorprendente, el firme esta bien, la señalización correcta aunque en perfecto árabe…pero los trazados…madre mía, que cuestas…¡increíble!
Tomamos dirección norte por el fondo del valle, con Israel a nuestra izquierda y las montañas jordanas a nuestra derecha…y unas hermosas nubes negras justo delante, en seguida comenzó a llover.
Entrada Monte Nebo 1 JOD por persona, guía 10 JOD.
El Monte Nebo es el lugar desde donde Moisés vio la tierra prometida a la que no se le permitió entrar, tras peregrinar durante 40 años por el desierto. Allí murió a los 120 años de edad y su tumba reposo cerca del monte, aunque no se conoce el lugar exacto.
La verdad es que la vista en un día despejado tiene que ser espectacular, ya que las vistas sobre el valle del Jordán y la antigua Palestina son perfectas.
Para este día, teníamos previsto visitar Jerash y sus fantásticas ruinas romanas, decidimos llegar hasta ella por el fértil Valle del Jordán, así que comenzamos la impresionante bajada desde el monte hasta la orilla norte del Mar Muerto. Las carreteras en Jordania fueron de lo más sorprendente, el firme esta bien, la señalización correcta aunque en perfecto árabe…pero los trazados…madre mía, que cuestas…¡increíble!
Tomamos dirección norte por el fondo del valle, con Israel a nuestra izquierda y las montañas jordanas a nuestra derecha…y unas hermosas nubes negras justo delante, en seguida comenzó a llover.
Hay muy pocos carteles que te indiquen el nombre de la ciudad por la que estas pasando, y en la mayoría de cruces no hay señalización, así que pasamos el rato intentando saber donde estábamos. Siempre que preguntábamos la gente intentaba hacerse entender, pero nuestro perfecto castellano y su perfecto árabe no mezclaban demasiado bien.
Habíamos calculado que no nos llevaría más de un par de horas subir hasta Jerash…nada más lejos de la realidad, el limite de la carretera estaba a 80 km/h y avanzábamos muy despacio, por fin dejamos el Valle del Jordán y enfilamos un puerto hacia Ajlun, que queda un poco antes de Jerash.
Habíamos calculado que no nos llevaría más de un par de horas subir hasta Jerash…nada más lejos de la realidad, el limite de la carretera estaba a 80 km/h y avanzábamos muy despacio, por fin dejamos el Valle del Jordán y enfilamos un puerto hacia Ajlun, que queda un poco antes de Jerash.
En este puerto, con unos desniveles de impresión, nos dimos cuenta de que el coche no tiraba…y encima empezaba a oler a quemado…uyuyuy…Paramos un ratito, para que el coche se enfriará, continuamos subiendo…en primera, y muy muy despacio…ya pensamos que nos quedábamos allí. Momentos de tensión, silencio absoluto en el interior del vehículo y…conseguimos superar el Marie Blanc jordano
Al llegar al alto la niebla y el frio nos dieron una bienvenida heladora, la carretera continuaba con constantes sube y baja y nuestro coche seguía sin responder como debería, llegamos a Ajlun, y no conseguimos ver el castillo por culpa de la niebla, hay que decir que el enclave del pueblo es precioso, en un estrecho valle de montaña, rodeado de vegetación, aunque los nervios por el susto que teníamos con el coche, no nos dejaban disfrutar mucho del paisaje.
Después de preguntar continuamos camino hacia Jerash, aunque nuestro entusiasmo andaba por los suelos, ya que sabíamos que no llegábamos a ver las ruinas romanas…nos había costado más de 4 horas llegar hasta allí.
Al llegar al alto la niebla y el frio nos dieron una bienvenida heladora, la carretera continuaba con constantes sube y baja y nuestro coche seguía sin responder como debería, llegamos a Ajlun, y no conseguimos ver el castillo por culpa de la niebla, hay que decir que el enclave del pueblo es precioso, en un estrecho valle de montaña, rodeado de vegetación, aunque los nervios por el susto que teníamos con el coche, no nos dejaban disfrutar mucho del paisaje.
Después de preguntar continuamos camino hacia Jerash, aunque nuestro entusiasmo andaba por los suelos, ya que sabíamos que no llegábamos a ver las ruinas romanas…nos había costado más de 4 horas llegar hasta allí.
Llegamos a Jerash a las 16:30 sanos y salvos tras cruzar unos bonitos valles donde muchos campesinos vendían aceitunas, tomates y plátanos en las cunetas de la carretera, estaba a punto de anochecer y aún así decidimos acercarnos a las ruinas para ver si desde fuera podíamos ver algo y, sorpresa, una parte de las ruinas está abierta de forma gratuita, y pudimos visitarla sin problema, y además sin gente…no nos íbamos a volver de vacío.
Jerash, la Pompeya de Asia, guarda una de las mejor conservadas ciudades romanas del mundo, el cálido aire del desierto ha permitido que las piedras con que fue construida se mantengan en perfecto estado durante siglos.
Nos hubiera gustado ver los restos completos de una ciudad que llego albergar a más de 20.000 personas, siendo una de las ciudades más importantes de oriente, sobretodo por su fértil terreno y clima favorable pero tuvimos que conformamos con pasear por el hipódromo hasta la puerta sur, y cruzar bajo el enorme arco de Adriano.
Nos hubiera gustado ver los restos completos de una ciudad que llego albergar a más de 20.000 personas, siendo una de las ciudades más importantes de oriente, sobretodo por su fértil terreno y clima favorable pero tuvimos que conformamos con pasear por el hipódromo hasta la puerta sur, y cruzar bajo el enorme arco de Adriano.
Al salir de Jerash tuvimos otro de esos…”momentos raros”, nada más salir del aparcamiento de las ruinas un coche gris empezó a seguirnos…sospechoso, cuando comprobamos que no eran imaginaciones nuestras nos asustamos un poco, y al final con una maniobra automovilística al más puro estilo James Bond, conseguimos perderlo, no se lo que pretenderían aquellos muchachotes pero me alegro de no haberlo comprobado.
Volvimos a Madaba por la autopista, pasando justo al lado de Amman y comprobamos el grandísimo acierto que suponía alojarse en Madaba…el trafico alrededor de la capital era infernal, y la conducción, sin llegar a ser El Cairo, era…por decirlo suavemente, algo descuidada.
Llegamos al hotel cansados, ligeramente frustrados y cabreados con el coche de alquiler. La dueña del hotel nos ayudo a comunicarnos con la agencia de alquiler, al día siguiente iríamos al aeropuerto a cambiarlo…perdiendo más de 2 preciosas horas…ya que la alternativa que nos ofrecían eran acercarnos a su otra oficina, en el centro de Amman.
Cenamos en una pizzería (Mistic Pizza por 36 JOD los 4) justo en frente del hotel y a dormir que estábamos agotados.
Volvimos a Madaba por la autopista, pasando justo al lado de Amman y comprobamos el grandísimo acierto que suponía alojarse en Madaba…el trafico alrededor de la capital era infernal, y la conducción, sin llegar a ser El Cairo, era…por decirlo suavemente, algo descuidada.
Llegamos al hotel cansados, ligeramente frustrados y cabreados con el coche de alquiler. La dueña del hotel nos ayudo a comunicarnos con la agencia de alquiler, al día siguiente iríamos al aeropuerto a cambiarlo…perdiendo más de 2 preciosas horas…ya que la alternativa que nos ofrecían eran acercarnos a su otra oficina, en el centro de Amman.
Cenamos en una pizzería (Mistic Pizza por 36 JOD los 4) justo en frente del hotel y a dormir que estábamos agotados.