Luarca es una localidad de arraigada tradición pesquera y marinera, por lo que no es de extrañar que el puerto sea uno de sus principales atractivos turísticos.
No se puede hablar de Luarca sin mencionar a uno de sus hijos más ilustres: Severo Ochoa, premio Nobel de medicina en 1959 por sus investigaciones sobre el ADN y el ARN.
Aunque vivió muchos años lejos de Asturias, está enterrado en el cementerio de su localidad natal junto a su esposa, y si no os gusta hacer este tipo de visitas os animaré diciendo que desde allí hay unas vistas preciosas al mar.
Casi enfrente del cementerio están la ermita de la Virgen Blanca y el faro de Punta Atalaya.
Pasamos medio día en Luarca comprando productos típicos y alguna cosilla para la familia y a la hora de comer hicimos unos kilómetros más hasta Otur, donde está el Restaurante Casa Consuelo. ¿Y por qué allí?
Pues porque nos lo habían recomendado ya que puede presumir de haber ganado unos cuantos premios con su cocina Asturiana desde que fue abierto en 1935 y queríamos darnos un último homenaje gastronómico a base de carnes (36€ la pareja).
Ese día ya teníamos asumido que hasta yo iba a volver con algún kilo de más, así que de perdidos al río.
Como era nuestra última tarde optamos por volver a la casa rural, tumbarnos en el césped y disfrutar del sol mientras nuestras vecinas pastaban a escasos metros.