El sábado por la mañana, bien abrigaditos y con bufanda, guantes y gorro de lana, nos dirigimos a desayunar a la estación de tren London Victoria, hay muchos sitios para elegir y abren temprano.
Nosotros nos sentamos en el Costa, en la primera planta. Que a nadie se le ocurra pedirse un café con leche ni siquiera mediano, las tazas son enormes y el café está bastante malo. En todas las cafeterias. Si quieres un desayuno típico inglés, también es facil de encontrar. Nosotros tuvimos suficiente con café con leche pequeño y un muffin (magdalena de triple tamaño)
Con el estómago lleno, nos dirigimos caminando a Buckingham Palace. Ese dia no habia cambio de guardia (para consultar qué dias puede verse podéis acceder a www.changing-the-guard.com), pero con el frio que hacia por la mañana, tampoco nos hubiéramos atrevido a esperar a que empezara. Se notaba que era puente en España, porque el 70% de la gente que nos rodeaba era española, y así fue en todos los lugares que visitamos. Para empezar a coger calor, nos fuimos andando hasta Trafalgar Square, pero a través de St. James Park (otra opción es hacerlo a lo largo de The Mall), donde pudimos comprobar lo confiadas (o valientes) que son las ardillas inglesas, dispuestas a subirse a las piernas de los viandantes en busca de comida.
Una vez llegamos a Trafalgar Square y comprobamos lo triste del árbol de Navidad (es un regalo que hacen los noruegos a la ciudad cada año), cogimos el metro, estación Charing Cross, y nos dirigimos a Notting Hill. El metro es bastante caro, y lo mejor es coger un billete válido para todo el dia (5.30 libras por persona los fines de semana y off peak- es decir, después de las 9.30 de la mañana, más temprano es un poco más caro)
En Notting Hill se celebra los sábados por la mañana un mercadillo de antigüedades (concretamente en Portobello Road) no muy diferente a los rastros españoles, pero con la diferencia de que el ambiente que se crea es muy animado, y de que las tiendas de la misma calle son realmente pintorescas. Cuando salimos del bullicio, y al lado de la parada de metro Notting Hill, hicimos una parada para desayunar por segunda vez. Probamos los típicos bagels, que son panecillos redondos similares a los donuts, agujero incluido, en los que les puedes poner lo que quieras si así te lo permite el establecimiento.Cuando hubimos descansado un poquito, volvimos a coger el metro y nos bajamos en Marble Arch, dispuestos a pasarnos por la Speaker's Corner y ver si habia alguien con ganas de hablar y practicar nuestro inglés un poquito. No tuvimos suerte, pero como hacia un dia bonito, decidimos darnos un paseo por Hyde Park. El parque en cuestión es enorme, no te das cuenta del tiempo que puedes llegar a pasar en esta extensión verde. Supongo que en verano está más animado y con un montón de gente tomando el sol. Nosotros tuvimos que conformarnos con perros paseantes, algunos patinadores y con una pequeña feria infantil al lado de The Serpentine, el lago que se situa en el centro del parque. El hambre empezó a asediar tanto como las ganas de sentarnos y beber, asi que decidimos tomar el metro en South Kensington y dirigirnos a Picadilly, para buscar algún restaurante por alli, no sin antes pasar por el Albert Memorial y el Albert Royal Hall.
La tarea de encontrar un sitio económico para comer y que no estuviera hasta los topes nos costó un poco. En Irving St. (calle comunicante con Leicester Square) localizamos una hamburgueseria entre otros tantos italianos, asequibles, pero lo de la hamburguesa nos llamaba más la atención. El Hamburger Union (www.hamburgerunion.com) es una cadena con varios establecimientos, más o menos como un Mac Donald’s, pero en versión de lujo. Pides tu comida en la barra, la pagas, y vas a sentarte mientras esperas que te la traigan. Hay mucho más espacio entre las mesas, la decoración está más cuidada, está más limpio, las hamburguesas son caseras y también es un poco más caro que los demás fast food, pero es una buena opción sino quieres volverte loco con los chillidos de los crios y descansar un rato sin sentir la presión de los que comen de pie porque no les ha quedado otro remedio.
Como ya oscurecia, aunque estábamos cansados, nos paseamos un poco por el Soho, en las próximidades de Picadilly. De todas las veces que habia estado en Londres, nunca habia pasado por Chinatown, y aun a pesar del topicazo, quise visitar la zona donde viven tantos orientales y hacerme la foto en el “arco” de estilo chino que delimita Chinatown del resto del Soho. Fue curioso, porque estando dentro de un barrio famosamente gay, divisé a algunos homosexuales orientales, lo que me llamó la atención por ser tan poco habituales.
Ya que estábamos por la zona, decidimos acercarnos hasta Oxford Street, que ese fin de semana, y para fomentar las compras navideñas, se cerraba al tráfico (junto a Regent Street) y se convertian en una afluencia de gente enorme tanto en las aceras como en el asfalto. Es impresionante la cantidad de tiendas que puedes encontrar, incluidas las famosas marcas españolas. Eso si, sólo aquellas que pueden pagarse un alquiler en una de las ciudades más caras de Europa.
Agotados, volvimos a coger el metro en Picadilly Circus, yo un poco decepcionada con las luces de Navidad, esperaba algo más… ¿deslumbrante? y nos plantamos en el hotel para quedarnos tirados sin hacer nada hasta la hora de cenar. No fuimos muy lejos porque el agotamiento pudo con las ganas de investigar, así que elegimos un italiano en Victoria St. (el ASK, www.askcentral.co.uk) que nos costó, al cambio, unos 20 euros por persona y nos fuimos a dormir.
Nosotros nos sentamos en el Costa, en la primera planta. Que a nadie se le ocurra pedirse un café con leche ni siquiera mediano, las tazas son enormes y el café está bastante malo. En todas las cafeterias. Si quieres un desayuno típico inglés, también es facil de encontrar. Nosotros tuvimos suficiente con café con leche pequeño y un muffin (magdalena de triple tamaño)
Con el estómago lleno, nos dirigimos caminando a Buckingham Palace. Ese dia no habia cambio de guardia (para consultar qué dias puede verse podéis acceder a www.changing-the-guard.com), pero con el frio que hacia por la mañana, tampoco nos hubiéramos atrevido a esperar a que empezara. Se notaba que era puente en España, porque el 70% de la gente que nos rodeaba era española, y así fue en todos los lugares que visitamos. Para empezar a coger calor, nos fuimos andando hasta Trafalgar Square, pero a través de St. James Park (otra opción es hacerlo a lo largo de The Mall), donde pudimos comprobar lo confiadas (o valientes) que son las ardillas inglesas, dispuestas a subirse a las piernas de los viandantes en busca de comida.
Una vez llegamos a Trafalgar Square y comprobamos lo triste del árbol de Navidad (es un regalo que hacen los noruegos a la ciudad cada año), cogimos el metro, estación Charing Cross, y nos dirigimos a Notting Hill. El metro es bastante caro, y lo mejor es coger un billete válido para todo el dia (5.30 libras por persona los fines de semana y off peak- es decir, después de las 9.30 de la mañana, más temprano es un poco más caro)
En Notting Hill se celebra los sábados por la mañana un mercadillo de antigüedades (concretamente en Portobello Road) no muy diferente a los rastros españoles, pero con la diferencia de que el ambiente que se crea es muy animado, y de que las tiendas de la misma calle son realmente pintorescas. Cuando salimos del bullicio, y al lado de la parada de metro Notting Hill, hicimos una parada para desayunar por segunda vez. Probamos los típicos bagels, que son panecillos redondos similares a los donuts, agujero incluido, en los que les puedes poner lo que quieras si así te lo permite el establecimiento.Cuando hubimos descansado un poquito, volvimos a coger el metro y nos bajamos en Marble Arch, dispuestos a pasarnos por la Speaker's Corner y ver si habia alguien con ganas de hablar y practicar nuestro inglés un poquito. No tuvimos suerte, pero como hacia un dia bonito, decidimos darnos un paseo por Hyde Park. El parque en cuestión es enorme, no te das cuenta del tiempo que puedes llegar a pasar en esta extensión verde. Supongo que en verano está más animado y con un montón de gente tomando el sol. Nosotros tuvimos que conformarnos con perros paseantes, algunos patinadores y con una pequeña feria infantil al lado de The Serpentine, el lago que se situa en el centro del parque. El hambre empezó a asediar tanto como las ganas de sentarnos y beber, asi que decidimos tomar el metro en South Kensington y dirigirnos a Picadilly, para buscar algún restaurante por alli, no sin antes pasar por el Albert Memorial y el Albert Royal Hall.
La tarea de encontrar un sitio económico para comer y que no estuviera hasta los topes nos costó un poco. En Irving St. (calle comunicante con Leicester Square) localizamos una hamburgueseria entre otros tantos italianos, asequibles, pero lo de la hamburguesa nos llamaba más la atención. El Hamburger Union (www.hamburgerunion.com) es una cadena con varios establecimientos, más o menos como un Mac Donald’s, pero en versión de lujo. Pides tu comida en la barra, la pagas, y vas a sentarte mientras esperas que te la traigan. Hay mucho más espacio entre las mesas, la decoración está más cuidada, está más limpio, las hamburguesas son caseras y también es un poco más caro que los demás fast food, pero es una buena opción sino quieres volverte loco con los chillidos de los crios y descansar un rato sin sentir la presión de los que comen de pie porque no les ha quedado otro remedio.
Como ya oscurecia, aunque estábamos cansados, nos paseamos un poco por el Soho, en las próximidades de Picadilly. De todas las veces que habia estado en Londres, nunca habia pasado por Chinatown, y aun a pesar del topicazo, quise visitar la zona donde viven tantos orientales y hacerme la foto en el “arco” de estilo chino que delimita Chinatown del resto del Soho. Fue curioso, porque estando dentro de un barrio famosamente gay, divisé a algunos homosexuales orientales, lo que me llamó la atención por ser tan poco habituales.
Ya que estábamos por la zona, decidimos acercarnos hasta Oxford Street, que ese fin de semana, y para fomentar las compras navideñas, se cerraba al tráfico (junto a Regent Street) y se convertian en una afluencia de gente enorme tanto en las aceras como en el asfalto. Es impresionante la cantidad de tiendas que puedes encontrar, incluidas las famosas marcas españolas. Eso si, sólo aquellas que pueden pagarse un alquiler en una de las ciudades más caras de Europa.
Agotados, volvimos a coger el metro en Picadilly Circus, yo un poco decepcionada con las luces de Navidad, esperaba algo más… ¿deslumbrante? y nos plantamos en el hotel para quedarnos tirados sin hacer nada hasta la hora de cenar. No fuimos muy lejos porque el agotamiento pudo con las ganas de investigar, así que elegimos un italiano en Victoria St. (el ASK, www.askcentral.co.uk) que nos costó, al cambio, unos 20 euros por persona y nos fuimos a dormir.