Nuestra última mañana, nos fuimos directas a dar un paseo por los alrededores del castillo de Wawel, cruzamos el Vístula y paseamos toda la mañana por la zona.
Ese mediodía, disfrutamos de una excelente comida en un restaurante fabuloso, Bombonierka, en la calle Berra Meiselsa 24,muy cerca de Bar Singer.
Y como estaba previsto a las 16:00h. nos pusimos rumbo al aeropuerto, para regresar a nuestra vida cotidiana.

Polonia es un país tan intenso, que se necesitan unos cuantos días, para saborear. Me quedo con todo y con muchas ganas de volver a Cracovia.