Solo teníamos un día para visitar la capital, así que había que estructurar lo mejor posible el día para ver lo más destacado de París (ya habíamos estado antes, así que teníamos una idea). Los tickets de metro los compramos en las máquinas que permiten seleccionar el idioma (unos 30 billetes por 40€).
Cogimos el metro muy temprano hacia nuestra primera parada: Notre Dame. La catedral está celebrando su 850 aniversario, por ello, tienen montada en la plaza una plataforma desde la que se obtienen buenas fotos del edificio. Al ser tan temprano, no tuvimos que hacer colas para entrar.
Acabada la visita, dimos un pequeño paseo por la orilla del Sena, para luego dirigirnos a la Sainte Chapelle. La cola para entrar estaba provocada por el control de seguridad; cuando lo pasamos, la compra de las entradas es casi instantánea (este fue el único lugar de Francia donde nos pidieron el DNI para comprobar que mi hermano y yo éramos menores de 26). Un lateral de las cristaleras esta oculto porque están los están restaurando; aún así es un edificio precioso.
A la salida caminamos hacia la parada de metro Châtelet, atravesando el Pont au Change desde el que tenemos una bonita vista de la Conciergerie y del Sena..y al fondo vemos por primera vez la Torre Eiffel!!!

Habíamos conseguido entradas por Internet sólo 15 días antes, para subir a las 12:30 h. Es completamente recomendable (y necesario) pillar las entradas on-line, porque las colas son inmensas. Son muy rigurosos con el horario que has conseguido: aunque nos acercamos a la cola 15 minutos antes de nuestra hora, nos comentaron que hasta las y media no podríamos entrar. El acceso es inmediato: en menos de 10 minutos estábamos en la 2º planta. Aquí sí que hay que hacer cola (30-40 minutos más o menos) para acceder a la tercera planta.
Aunque el día estaba algo nublado, las vistas desde la torre son increíbles.
Hora de almorzar. Nos dirigimos en metro hacia los jardines de Luxemburgo y comimos unos bocatas que compramos en un Subway cercano. Dimos un paseo por el parque hasta el palacio de María de Médicis.
No había tiempo que perder, así que tras el descanso, nos toca coger el metro de nuevo hasta Montmartre. De los pocos lugares que visitamos en París, fue este el que más sensación de inseguridad nos transmitió: había policía hasta en la parada de metro.
El cansancio a esa hora era importante, así que decidimos ahorrarnos la subida y coger el funicular solo de ida.
Terminada la visita al Sacre Coeur, paseamos por sus calles: hay un poco de “acoso” por parte de los pintores, que te persiguen para hacerte retratos o caricaturas. Bastante gente pero muy buen ambiente.
Salimos ahora hacia el Arco de Triunfo. Nos sorprendió (gratamente) que hubiera gente paseando por los Campos Elíseos a pesar de ser mas de las siete y media. Se nota que estamos en París.

Con la poca energía que nos queda a esa hora, paseamos tranquilamente por la avenida, en dirección a la plaza de la Concordia.
Desde ahí se veía la Torre Eiffel, por lo que decidimos sentarnos a esperar que empezara a parpadear.
Aunque ya lo percibimos el día anterior, la zona del hotel da un poco de “respeto” a esas horas de la noche


