Escarmentados por lo de la noche anterior, cogimos un taxi viejo, que nos cobró 3 cuc por llevarnos al otro lado de la bahía, hasta el castillo del Morro. Aparte de contarnos su vida, sin nosotros comerlo ni beberlo, el taxista nos dijo que nos llevaba por un atajo para que no nos cobrasen la entrada al parque. Supongo que fue para ganarse una propina; al final, le das el cuc de rigor. Luego, nada más bajarnos del taxi, apareció el vigilante pidiéndonos el precio de la entrada, y es que ya se conocen esos "atajos". Te cobran por ver por fuera las vistas (creo que fueron 1,5 cuc), por entrar al castillo (6 cuc) y por subir al faro (2 cuc), vamos que cuando se te ofrece un guía a la entrada te dan ganas de sacar la gorra y pedirle tú a él en vez de él a ti porque si no, no te llega.
El castillo de los Tres Reyes del Morro, que es su nombre completo, comenzó a construirse en 1589, para proteger el puerto de La Habana de los ataques de enemigos y piratas, puesto que allí atracaban muchos barcos cargados con tesoros hacia España. Una visita interesante, solo las vistas ya amortizan el desplazamiento, son realmente magníficas. Se domina completamente el canal de entrada al Puerto y gran parte de la ciudad. También se puede apreciar la brecha que hicieron los británicos en las defensas para apoderarse de La Habana en 1762.
Vistas desde lo alto del faro (si no se quiere pagar el precio extra, las vistas son igualmente impresionantes desde abajo):
Así de brillante se veía el Vedado desde el Castillo de los Tres Reyes del Morro.
Después fuimos caminando hasta la fortaleza de San Carlos de la Cabaña. Tras la conquista de Cuba por los británicos, se tardaron 11 meses en recuperar La Habana, por lo que los españoles se dieron cuenta de la necesidad de edificar una fortaleza más grande y efectiva que el Castillo del Morro en la colina que vigilaba el puerto. Se dice que trabajaron 40.000 hombres en su construcción, la mayor parte esclavos procedentes de Yucatán. Hay una anécdota muy conocida y es que el rey Carlos III, cuando se enteró del coste de la fortaleza, pidió un catalejo porque una construcción tan cara debería verse desde Madrid
.Realmente es muy grande, una especie de ciudadela militar. En una de sus terrazas tiene lugar todas las noches, a las 21:00, el cañonazo, ceremonia durante la cual un grupo de soldados vestidos con trajes del siglo XVIII lanzan una salva de cañón, recuerdo de las salvas que se lanzaban en aquellos tiempos para informar a la población de que se cerraban las puertas de la ciudad y el acceso a la bahía quedaba bloqueado por una cadena. Al final, decidimos no ver esta ceremonia porque en el mes de enero realmente el horario no casa muy bien. A las seis de la tarde anochece y habría que ir exclusivamente a ver la ceremonia. Así que preferimos ver las dos fortalezas por la mañana, lo que depara unas formidables vistas de La Habana iluminada por el sol. Si se va en otra época, se puede aprovechar la tarde para visitar las fortalezas y quedarse al cañonazo, supongo que las vistas al atardecer también serán bonitas. Entrar a San Carlos de la Cabaña cuesta 6 cuc, y por la noche, 8 cuc.
Así se ve el Castillo del Morro desde San Carlos de la Cabaña:
Vistas de La Habana desde la San Carlos de la Cabaña. En un día claro como éste, si no se dispone más que de una hora, con unos prismáticos, desde aquí se podría ver toda la ciudad y descubrir al menos una parte de casi todos sus edificios principales:
Aquí se aprecia perfectamente la estatua del General Máximo Gómez y la Embajada de España:
Volvimos en otro taxi viejo a la zona del Capitolio, nos quería cobrar más, pero regateamos hasta 4 cuc, no había demasiados taxis para elegir. Estuvimos nuevamente pateando el Centro de la Habana y haciendo algunas compras.
Edificio Bacardí en la Avenida de las Misiones, paralela al paseo del Prado:
Los souvenirs no son caros, no admiten mucho el regateo y los precios son muy parecidos en todas las tiendas, pero quien quiera entretenerse sí se pueden encontrar pequeñas diferencias. Volvimos al barrio chino, dimos un paseo y luego fuimos a la Fábrica de Tabacos Partagás, donde compramos un par de cajas de puritos, un simple recuerdo porque no fumamos:
A la hora de la comida teníamos el antojo de tomar langosta, así que decidimos probar fortuna y, por una vez, nos arriesgamos a fiarnos de un señor mayor que nos había insistido mucho el día anterior de las bondades de “su” paladar, en el callejón del Chorro, junto a la Plaza de la Catedral. Nos enseñó la carta (la langosta con guarnición 10 cuc) y nos juró y perjuró que quedaríamos satisfechos y que si no nos gustaba, no pagábamos.
Era un pequeño comedor en una casa particular. Comimos muy bien, todo muy limpio y agradable. Nos prepararon unos daiquiris frapés buenísimos. Yo pedí langosta con salsa cubana (mezcla de tomate, cebolla y pimiento) y mi marido al ajillo (también la tenían a la plancha), la mía muy buena, la de él, mejor aún. La sirvieron con guarnición de ensalada, arroz moros y cristianos, plátano frito y algo más que no recuerdo. De postre helado y café.
Era un pequeño comedor en una casa particular. Comimos muy bien, todo muy limpio y agradable. Nos prepararon unos daiquiris frapés buenísimos. Yo pedí langosta con salsa cubana (mezcla de tomate, cebolla y pimiento) y mi marido al ajillo (también la tenían a la plancha), la mía muy buena, la de él, mejor aún. La sirvieron con guarnición de ensalada, arroz moros y cristianos, plátano frito y algo más que no recuerdo. De postre helado y café.
Ya solo quedaba seguir paseando, recorriendo lugares ya conocidos y otros que descubríamos de paso.
Plaza Vieja:
Nos quedamos con ganas de ver al Grupo Buenavista que actúa aquí. No tuvimos tiempo material para hacerlo.
Habíamos dejado la habitación por la mañana, nos guardaron las maletas en un cuarto cerrado con llave y nos dieron un justificante. Vendrían a recogernos a las 18:20 ya que nuestro avión salía a las 21:45. Pese a que no habíamos tenido ningún contacto con Travelplan desde nuestra llegada, como es lógico, el día anterior teníamos una nota debajo de la puerta comunicándonos la hora a la que iban a pasar a recogernos para llevarnos al aeropuerto. Fuimos en un coche con otras dos personas. En el aeropuerto tardamos más de una hora en hacer los trámites porque había una cola inmensa en las cabinas de inmigración. El vuelo de regreso más corto que el de ida, salida y llegada con total puntualidad. Buen servicio de AirEuropa.
Como resumen, decir que una estancia en La Habana, por corta que sea, da lugar para escribir un diario entero. Y es que el tiempo allí pasa muy deprisa, nunca te sobra, siempre necesitas más. Sin embargo, también es cierto que por muy consciente que se sea de las muchas cosas que han quedado por ver, la sensación que te llevas es muy gratificante por todo lo que has visto, porque La Habana es una de esas ciudades que se disfruta simplemente paseando por sus calles, viviendo su música y sus canciones, contemplando la actividad de sus gentes, con las que al final terminarás conversando aunque no seas muy hablador.
En cuanto a Cuba como país, también se podría escribir largo y tendido sobre lo que se ve y se nota allí, dejando aparte consideraciones políticas que no vienen al caso. Tuvimos ocasión de conocer versiones muy distintas de lo que sucede, cada cual contándolo y juzgándolo según le va. Una cosa está clara, el sueldo real medio declarado mensual (240 pesos cubanos = 10 cuc = 10 dólares americanos) es completamente irreal porque nadie puede vivir con eso. La cartilla de racionamiento (productos subvencionados por el Estado) cada vez incluye menos artículos, con lo que el resto lo tienen que conseguir cómo pueden y a unos precios inasumibles con esos ingresos. Así que todo el mundo hace lo que puede para obtener ingresos extra, procedentes de dónde o de lo que sea (remesas de familiares que viven en el extranjero, trabajos sin declarar, actividades turísticas de todo tipo: guías, artesanía, transporte, timos, cante, baile... etc), lo que produce una economía sumergida difícil de controlar, que provoca que pueda disponer de más dinero, por ejemplo, un camarero en un hotel que un médico o un maestro que trabaja para el Estado. Así, alguien que tiene un coche heredado de padres o abuelos, por viejo que sea, esté en las condiciones que esté, tiene un tesoro, que puede utilizar para convertirlo en taxi, bien para cubanos o para turistas, según el estado en que se encuentre, obteniendo unos ingresos extras a menudo no controlados. Resulta revelador ver también que, según nos comentaron, los cubanos apenas comen carne de res, que es casi toda importada, cuando no dejas de ver vacas pastando tranquilamente en los campos. El acceso a otro tipo de bienes (electrodomésticos, útiles de aseo, ciertos medicamentos, y no digamos los automóviles) también lo tienen complicado porque deben pagarlos en cuc. Por eso, al final, entiendes su afán por sacar propinas donde pueden, porque ese es su sueldo real; y afortunado el que pueda obtener ese sobresueldo.
Bueno, no quiero continuar porque he oído muchas explicaciones y muchas versiones, y lo ves desde fuera y es difícil juzgar. Solamente es la opinión que tengo después de esta corta visita a Cuba, que me ha resultado muy interesante a todos los niveles, y no sólo en el plano turístico, que también merece mucho la pena. A la hora del regreso, cada uno sacará sus propias conclusiones. La mía es que he disfrutado mucho con este viaje y que le deseo todo lo mejor al pueblo cubano, que realmente se lo merece. Quizás la próxima vez que viaje a Cuba las cosas sean diferentes, ojala que para mejorar.
INFORMACIÓN PRÁCTICA.Como resumen, decir que una estancia en La Habana, por corta que sea, da lugar para escribir un diario entero. Y es que el tiempo allí pasa muy deprisa, nunca te sobra, siempre necesitas más. Sin embargo, también es cierto que por muy consciente que se sea de las muchas cosas que han quedado por ver, la sensación que te llevas es muy gratificante por todo lo que has visto, porque La Habana es una de esas ciudades que se disfruta simplemente paseando por sus calles, viviendo su música y sus canciones, contemplando la actividad de sus gentes, con las que al final terminarás conversando aunque no seas muy hablador.
En cuanto a Cuba como país, también se podría escribir largo y tendido sobre lo que se ve y se nota allí, dejando aparte consideraciones políticas que no vienen al caso. Tuvimos ocasión de conocer versiones muy distintas de lo que sucede, cada cual contándolo y juzgándolo según le va. Una cosa está clara, el sueldo real medio declarado mensual (240 pesos cubanos = 10 cuc = 10 dólares americanos) es completamente irreal porque nadie puede vivir con eso. La cartilla de racionamiento (productos subvencionados por el Estado) cada vez incluye menos artículos, con lo que el resto lo tienen que conseguir cómo pueden y a unos precios inasumibles con esos ingresos. Así que todo el mundo hace lo que puede para obtener ingresos extra, procedentes de dónde o de lo que sea (remesas de familiares que viven en el extranjero, trabajos sin declarar, actividades turísticas de todo tipo: guías, artesanía, transporte, timos, cante, baile... etc), lo que produce una economía sumergida difícil de controlar, que provoca que pueda disponer de más dinero, por ejemplo, un camarero en un hotel que un médico o un maestro que trabaja para el Estado. Así, alguien que tiene un coche heredado de padres o abuelos, por viejo que sea, esté en las condiciones que esté, tiene un tesoro, que puede utilizar para convertirlo en taxi, bien para cubanos o para turistas, según el estado en que se encuentre, obteniendo unos ingresos extras a menudo no controlados. Resulta revelador ver también que, según nos comentaron, los cubanos apenas comen carne de res, que es casi toda importada, cuando no dejas de ver vacas pastando tranquilamente en los campos. El acceso a otro tipo de bienes (electrodomésticos, útiles de aseo, ciertos medicamentos, y no digamos los automóviles) también lo tienen complicado porque deben pagarlos en cuc. Por eso, al final, entiendes su afán por sacar propinas donde pueden, porque ese es su sueldo real; y afortunado el que pueda obtener ese sobresueldo.
Bueno, no quiero continuar porque he oído muchas explicaciones y muchas versiones, y lo ves desde fuera y es difícil juzgar. Solamente es la opinión que tengo después de esta corta visita a Cuba, que me ha resultado muy interesante a todos los niveles, y no sólo en el plano turístico, que también merece mucho la pena. A la hora del regreso, cada uno sacará sus propias conclusiones. La mía es que he disfrutado mucho con este viaje y que le deseo todo lo mejor al pueblo cubano, que realmente se lo merece. Quizás la próxima vez que viaje a Cuba las cosas sean diferentes, ojala que para mejorar.
Como final de este diario, os dejo alguna información que quizás puede resultar útil a próximos viajeros.
- Clima: según nos informaron, los mejores meses para ir son de diciembre a mayo, ya que luego empiezan los periodos de huracanes, además de que en julio y agosto hace mucho calor. En enero puede haber algunos días que entran frentes fríos y llueve y baja la temperatura. Bueno, pues nos pilló, jeje. Tuvimos que utilizar chubasquero, jersey y paraguas. Por fortuna, aunque tuvimos algunos días muy nublados, llovía más por la noche que por entre el día. Temperaturas, de todo: desde 10 grados un día, hasta 30 otro. De todas formas, ¡ojo con enero!.
- Los vuelos a Cuba son caros. En vuelo directo desde Madrid opera diariamente AirEuropa. En tres meses, los precios oscilaron entre 900 y 1100 euros, encontrando el mejor precio, un mes antes de la salida. Hay que tener en cuenta que el vuelo del 2 de enero era bastante caro, en otras fechas se pueden obtener a mejor precio. Hay otras líneas aéreas que operan por precios parecidos o incluso algo más baratos haciendo una escala. Últimamente hay unos vuelos especiales que opera una línea aérea afín a Barceló.
- En cualquier caso, si se quiere ir a hotel, es conveniente mirar los paquetes de vuelo, hotel, traslados, seguro y visado (todo incluido), que a veces salen más barato que reservar los servicios sueltos (fue nuestro caso). El alojamiento en casas particulares resulta bastante más barato. Si se quiere ir de hotel, mejor elegir buenos hoteles (que nunca llegarán a tener equivalencia de sus estrellas respecto a niveles europeos), de lo contrario, quizás sea mejor y más barata una casa particular que un mal hotel.
- Cuba es un país bastante más grande de lo que quizás se puede pensar por aquello de que es una isla. No tanto a lo ancho, como a lo largo, unos 1.200 Km. de longitud de occidente a oriente. Así que las distancias son grandes y hay que meditar las visitas y los desplazamientos a la hora de planificar el itinerario, sobre todo si se pretende hacer algo diferente al típico paquete Habana-Varadero. Dejo una página web que me pareció muy buena para tener una primera idea a la hora de preparar una visita a Cuba y, sobre todo, un itinerario por La Habana: www.visitarcuba.org.
- En Cuba hay dos monedas, el peso nacional (1 peso = 24 pesos cubanos convertibles, cuc = 1 dolar). El turista utiliza para casi todo el cuc. Aconsejable llevar euros u otra divisa, nunca dólares americanos, penalizados en el cambio con un 10%. Se pueden utilizar tarjetas de crédito siempre que no estén expedidas por bancos de los EE.UU., pero nos dijeron que se cobran comisiones elevadas por sacar dinero con ellas. No las utilizamos, ni para compras ni para sacar efectivo. Mejor cambiar moneda poco a poco en las CADECAS (Casas de Cambio Oficiales). En el aeropuerto hay una Cadeca, suele tener bastantes colas, pero resulta muy útil para llevar ya dinero cambiado y no noté que el tipo de cambio fuese peor que en otras. La CADECA de la calle Obispo 257 abre de 8:00 a 20:00 todos los días, incluidos domingos. Hay que llevar el pasaporte para cambiar. Al final del viaje, se puede volver a cambiar el dinero sobrante en el aeropuerto pero, curiosamente, no te dan euros sino dólares americanos. Así que ojo, mejor que no sobre demasiado. Hay que acordarse de reservar 25 cuc que habrá que pagar a la salida, en el mismo aeropuerto. Sin pagar esa tasa, no te dejan pasar los controles aduaneros.
- Para entrar en Cuba como turista se exige billete de ida y vuelta, un visado de entrada (que te consigue la línea aérea, una agencia de viajes o en la Embajada de Cuba y sus Consulados en España) y un seguro médico. A la entrada y a la salida, al pasar por inmigración, te hacen una foto y te sellan el billete, no el pasaporte, salvo que tú lo pidas. Hay que llevar todo bien preparado, porque los trámites son lentos. No nos miraron el equipaje ni nos pidieron comprobante del seguro, pero es necesario llevarlo, no sólo porque así te lo exigen, sino por lo que pueda pasar allí, ya que la atención médica y las medicinas no son nada baratas. Conviene también llevar un botiquín básico.
- La economía en pesos nacionales, por lo general, no es para los turistas. Y todo lo que se paga en cuc, aunque para nosotros sea asequible, no es nada barato. De hecho, los precios de una comida en un restaurante, de una bebida, de un hotel... en cuc son parecidos a los españoles en euros, aunque cuentan con la ventaja de la mejor diferencia de cambio del euro respecto del dolar. Los hoteles, por lo general, no responden a las estrellas que anuncian, pero los que nosotros conocimos están limpios y los servicios eran correctos.
- La comida está buena, pero llega a resultar muy repetitiva. Un menú está compuesto por un plato fuerte (pollo, pescado, carne de cerdo o filete de res), ensalada (siempre col y pepino, a veces tomate, pimientos y lechuga), patatas u otros tubérculos asados (malanga, batata, boniato) y arroz siempre (moros y cristianos, que es arroz con frijoles negros; arroz blanco o arroz amarillo). Los postres no son muy variados: arroz con leche, flan de huevo, mermelada y membrillo de mango, queso y helados. El café es muy bueno; si lo queréis con leche, hay que preguntar antes; conocen el café cortado, pero muchas veces no tienen leche para ponerla en el café. El pollo a la parrilla lo hacen bueno, pero mejor tomarlo recién hecho porque si no se queda muy seco; en zonas de mar, hay que pedir pescado si lo ofertan, suele estar fresco y a veces los acompañan de salsas muy sabrosas, mucho mejor que en La Habana, donde a veces no hay o es muy caro. Los filetes de vaca (res) suelen hacerlos muy pasados y se quedan como la suela de un zapato, no están demasiado buenos, mejor pedir otra cosa. Hay un plato típico que me gustó mucho, "ropa vieja", tiras de carne con verduras. También hay sopas buenas y el marisco (camarones para ellos, para nosotros "gambones") está rico cocinado al ajillo. La langosta me parece más insípida que la de aquí, así que mejor pedirla con salsa o al ajillo, la que nosotros tomamos estaba muy buena.
- Clima: según nos informaron, los mejores meses para ir son de diciembre a mayo, ya que luego empiezan los periodos de huracanes, además de que en julio y agosto hace mucho calor. En enero puede haber algunos días que entran frentes fríos y llueve y baja la temperatura. Bueno, pues nos pilló, jeje. Tuvimos que utilizar chubasquero, jersey y paraguas. Por fortuna, aunque tuvimos algunos días muy nublados, llovía más por la noche que por entre el día. Temperaturas, de todo: desde 10 grados un día, hasta 30 otro. De todas formas, ¡ojo con enero!.
- Los vuelos a Cuba son caros. En vuelo directo desde Madrid opera diariamente AirEuropa. En tres meses, los precios oscilaron entre 900 y 1100 euros, encontrando el mejor precio, un mes antes de la salida. Hay que tener en cuenta que el vuelo del 2 de enero era bastante caro, en otras fechas se pueden obtener a mejor precio. Hay otras líneas aéreas que operan por precios parecidos o incluso algo más baratos haciendo una escala. Últimamente hay unos vuelos especiales que opera una línea aérea afín a Barceló.
- En cualquier caso, si se quiere ir a hotel, es conveniente mirar los paquetes de vuelo, hotel, traslados, seguro y visado (todo incluido), que a veces salen más barato que reservar los servicios sueltos (fue nuestro caso). El alojamiento en casas particulares resulta bastante más barato. Si se quiere ir de hotel, mejor elegir buenos hoteles (que nunca llegarán a tener equivalencia de sus estrellas respecto a niveles europeos), de lo contrario, quizás sea mejor y más barata una casa particular que un mal hotel.
- Cuba es un país bastante más grande de lo que quizás se puede pensar por aquello de que es una isla. No tanto a lo ancho, como a lo largo, unos 1.200 Km. de longitud de occidente a oriente. Así que las distancias son grandes y hay que meditar las visitas y los desplazamientos a la hora de planificar el itinerario, sobre todo si se pretende hacer algo diferente al típico paquete Habana-Varadero. Dejo una página web que me pareció muy buena para tener una primera idea a la hora de preparar una visita a Cuba y, sobre todo, un itinerario por La Habana: www.visitarcuba.org.
- En Cuba hay dos monedas, el peso nacional (1 peso = 24 pesos cubanos convertibles, cuc = 1 dolar). El turista utiliza para casi todo el cuc. Aconsejable llevar euros u otra divisa, nunca dólares americanos, penalizados en el cambio con un 10%. Se pueden utilizar tarjetas de crédito siempre que no estén expedidas por bancos de los EE.UU., pero nos dijeron que se cobran comisiones elevadas por sacar dinero con ellas. No las utilizamos, ni para compras ni para sacar efectivo. Mejor cambiar moneda poco a poco en las CADECAS (Casas de Cambio Oficiales). En el aeropuerto hay una Cadeca, suele tener bastantes colas, pero resulta muy útil para llevar ya dinero cambiado y no noté que el tipo de cambio fuese peor que en otras. La CADECA de la calle Obispo 257 abre de 8:00 a 20:00 todos los días, incluidos domingos. Hay que llevar el pasaporte para cambiar. Al final del viaje, se puede volver a cambiar el dinero sobrante en el aeropuerto pero, curiosamente, no te dan euros sino dólares americanos. Así que ojo, mejor que no sobre demasiado. Hay que acordarse de reservar 25 cuc que habrá que pagar a la salida, en el mismo aeropuerto. Sin pagar esa tasa, no te dejan pasar los controles aduaneros.
- Para entrar en Cuba como turista se exige billete de ida y vuelta, un visado de entrada (que te consigue la línea aérea, una agencia de viajes o en la Embajada de Cuba y sus Consulados en España) y un seguro médico. A la entrada y a la salida, al pasar por inmigración, te hacen una foto y te sellan el billete, no el pasaporte, salvo que tú lo pidas. Hay que llevar todo bien preparado, porque los trámites son lentos. No nos miraron el equipaje ni nos pidieron comprobante del seguro, pero es necesario llevarlo, no sólo porque así te lo exigen, sino por lo que pueda pasar allí, ya que la atención médica y las medicinas no son nada baratas. Conviene también llevar un botiquín básico.
- La economía en pesos nacionales, por lo general, no es para los turistas. Y todo lo que se paga en cuc, aunque para nosotros sea asequible, no es nada barato. De hecho, los precios de una comida en un restaurante, de una bebida, de un hotel... en cuc son parecidos a los españoles en euros, aunque cuentan con la ventaja de la mejor diferencia de cambio del euro respecto del dolar. Los hoteles, por lo general, no responden a las estrellas que anuncian, pero los que nosotros conocimos están limpios y los servicios eran correctos.
- La comida está buena, pero llega a resultar muy repetitiva. Un menú está compuesto por un plato fuerte (pollo, pescado, carne de cerdo o filete de res), ensalada (siempre col y pepino, a veces tomate, pimientos y lechuga), patatas u otros tubérculos asados (malanga, batata, boniato) y arroz siempre (moros y cristianos, que es arroz con frijoles negros; arroz blanco o arroz amarillo). Los postres no son muy variados: arroz con leche, flan de huevo, mermelada y membrillo de mango, queso y helados. El café es muy bueno; si lo queréis con leche, hay que preguntar antes; conocen el café cortado, pero muchas veces no tienen leche para ponerla en el café. El pollo a la parrilla lo hacen bueno, pero mejor tomarlo recién hecho porque si no se queda muy seco; en zonas de mar, hay que pedir pescado si lo ofertan, suele estar fresco y a veces los acompañan de salsas muy sabrosas, mucho mejor que en La Habana, donde a veces no hay o es muy caro. Los filetes de vaca (res) suelen hacerlos muy pasados y se quedan como la suela de un zapato, no están demasiado buenos, mejor pedir otra cosa. Hay un plato típico que me gustó mucho, "ropa vieja", tiras de carne con verduras. También hay sopas buenas y el marisco (camarones para ellos, para nosotros "gambones") está rico cocinado al ajillo. La langosta me parece más insípida que la de aquí, así que mejor pedirla con salsa o al ajillo, la que nosotros tomamos estaba muy buena.
- Bebidas: cervezas: Bucanero (más fuerte) y Cristal (más suave), están bien las dos. Los refrescos son casi todos de TuKola, no es lo mismo, pero tampoco están muy mal. El agua hay que tomarla mineral, no es cara comprándola en supermercados o puestos, evitar los hoteles. Por lo demás, todo tipo de cócteles, basados sobre todo en el ron. Aparte de los más conocidos (daiquiri, mojito, cubata, cubalibre, etc), cada pueblo, bar o sitio turístico tiene el suyo propio, añaden miel, naranja, limón, pomelo...
Típica cafetería cubana para cubanos:
- La corriente eléctrica es a 110v, con clavijas planas tipo americano. En los hoteles suele haber también algún enchufe a 220v., algunos incluso con clavija doble, redonda y plana. Sin embargo, mejor llevar adaptador, en algún hotel sólo había de clavija plana. La corriente a 110v. sirve para cargadores de móviles y cámaras, pero no para secadores o planchas de pelo.
- Mosquitos: los hay y pican, sobre todo en las zonas de campo, en las ciénagas y en los cayos, y más después de que llueva y al anochecer, así que mejor ponerse un buen repelente. Menos mal que pese a recibir bastantes picaduras (soy alérgica), las hinchazones me molestaron menos que cuando me pican aquí. Aconsejable llevar aparato eléctrico para las habitaciones, sobre todo en el campo.
- Jineteros: este tema me tenía algo preocupada porque había oído que no te dejan en paz. La verdad es que son pesados, pero no me pareció para tanto. Necesitan sacarse un dinero y lo intentan, pero sin pasarse en cuanto a acosarte físicamente si te ven firme en la negativa. Me refiero a que resulta pesado que te aborden veinte personas ofreciéndote lo mismo, pero en cuanto les dices que "no, gracias", te dejan en paz. En ningún momento me sentí agobiada, como en algún país árabe, que incluso te persiguen por la calle. Allí, simplemente, decir no y ya está. Eso sí, si te muestras interesado por algo, entonces no te sueltan; sino quieres hacer negocio o comprar, no les des carrete y se van. Y, por supuesto, las gangas no existen, ni los duros a cuatro pesetas, eso hay que tenerlo claro.
- Seguridad: una vez que te acostumbras a la oscuridad de las calles por la noche, ni lo notas. Me pareció un país bastante seguro, manteniendo siempre las precauciones que deben tomarse en cualquier lugar, ni más ni menos que en otros. Al principio resulta un poco extraño por el estado de algunos edificios y calles, que dan la imagen de barrio marginal de aquí, pero enseguida ves que tienes que cambiar el chip, y te acostumbras. Se camina con total tranquilidad, cada uno va a lo suyo.
- Mosquitos: los hay y pican, sobre todo en las zonas de campo, en las ciénagas y en los cayos, y más después de que llueva y al anochecer, así que mejor ponerse un buen repelente. Menos mal que pese a recibir bastantes picaduras (soy alérgica), las hinchazones me molestaron menos que cuando me pican aquí. Aconsejable llevar aparato eléctrico para las habitaciones, sobre todo en el campo.
- Jineteros: este tema me tenía algo preocupada porque había oído que no te dejan en paz. La verdad es que son pesados, pero no me pareció para tanto. Necesitan sacarse un dinero y lo intentan, pero sin pasarse en cuanto a acosarte físicamente si te ven firme en la negativa. Me refiero a que resulta pesado que te aborden veinte personas ofreciéndote lo mismo, pero en cuanto les dices que "no, gracias", te dejan en paz. En ningún momento me sentí agobiada, como en algún país árabe, que incluso te persiguen por la calle. Allí, simplemente, decir no y ya está. Eso sí, si te muestras interesado por algo, entonces no te sueltan; sino quieres hacer negocio o comprar, no les des carrete y se van. Y, por supuesto, las gangas no existen, ni los duros a cuatro pesetas, eso hay que tenerlo claro.
- Seguridad: una vez que te acostumbras a la oscuridad de las calles por la noche, ni lo notas. Me pareció un país bastante seguro, manteniendo siempre las precauciones que deben tomarse en cualquier lugar, ni más ni menos que en otros. Al principio resulta un poco extraño por el estado de algunos edificios y calles, que dan la imagen de barrio marginal de aquí, pero enseguida ves que tienes que cambiar el chip, y te acostumbras. Se camina con total tranquilidad, cada uno va a lo suyo.
Autopista en Cuba:
- Se puede dar ropa, medicamentos, jabones, etc a gente necesitada. Todo el mundo lo agradece. Siempre hay gente que te pide, mejor entregarlo a quien no te lo pide, seguramente le hace más falta.
- En Cuba nada es gratis, o muy pocas cosas (como en todos sitios en realidad, lo que pasa es que allí te lo piden aparte del precio ya pagado o que tú piensas que has pagado). Incluso cuando te paran por la calle para darte un papel de publicidad, al final te pedirán propina. Muchos te cuentan su historia, algunos para sacar lo que puedan, otros simplemente por hablar, pero de una manera amena y cuidadosa, porque los cubanos suelen ser muy cultos. Si lo que dicen es verdad, medio verdad o mentira, seguramente nunca lo sabrás. Muchas veces, un supuesto servicio adicional o incluso un favor, implica también una propina. Los cantantes en restaurantes y hoteles, los baños, los camareros, los maleteros, los ascensoristas, las camareras en los hoteles cuando te hacen figuritas con las toallas, todo el mundo se mueve por propinas. Pero tampoco hay que juzgarles mal por eso. Funciona así porque es de lo que realmente viven más que de un salario que apenas les da para alimentarse. Cada uno tiene su forma de sobrevivir, tampoco nosotros somos ajenos a la economía sumergida. También es cierto que si no quieres o vas con ojo, no te timan, porque el timo es distinto a la picaresca de la propina y las gangas para el turista no existen. Por eso, una vez que se asume, la situación se lleva mejor; aunque mejor tener preparadas monedas para las propinas porque si no es una ruina. Por lo demás, siempre tener la precaución de preguntar el precio antes de comprar, consumir o coger un transporte. También hay que saber que suelen cobrar entrada para visitar lugares naturales, como cascadas, miradores, bosques, etc.
Uno de los muchos pasos a nivel sobre vías del tren que hay en Cuba, la mayoría sin barreras.
- Cabarets y lugares para ir de noche. El más conocido es Tropicana, a las afueras de La Habana. Sin cena, cuesta 75, 85 ó 95 cuc, dependiendo que la mesa esté delante, en medio o detrás (la entrada con media botella de ron, una copa de cava, una tukola y unos saladitos). Estar delante no siempre supone ver mejor. Además, hay que añadir el transporte. Reservad directamente, las agencias suelen cobrar 10 cuc más.
Más barato es, por ejemplo, el cabaret Le Parisien, en el Hotel Nacional.
Por lo demás, en muchos hoteles, cafeterías, restaurantes y hasta en la calle suele haber músicos, cantantes (grupos y solistas), con frecuencia realmente buenos. Al final, normalmente terminas escuchando música cubana en directo varias veces al día.
Supongo que se me olvidan muchas cosas, pero esto es lo más importante que recuerdo. Por lo demás, como siempre decir que todo lo escrito en este diario son opiniones totalmente personales y que pido disculpas si hay algún error. Termino diciendo que disfruté mucho estos días en Cuba y que me apetecería volver en un futuro próximo. Ojala que las condiciones de vida sean mucho mejores allí para todos los amigos cubanos.
Más barato es, por ejemplo, el cabaret Le Parisien, en el Hotel Nacional.
Por lo demás, en muchos hoteles, cafeterías, restaurantes y hasta en la calle suele haber músicos, cantantes (grupos y solistas), con frecuencia realmente buenos. Al final, normalmente terminas escuchando música cubana en directo varias veces al día.
Supongo que se me olvidan muchas cosas, pero esto es lo más importante que recuerdo. Por lo demás, como siempre decir que todo lo escrito en este diario son opiniones totalmente personales y que pido disculpas si hay algún error. Termino diciendo que disfruté mucho estos días en Cuba y que me apetecería volver en un futuro próximo. Ojala que las condiciones de vida sean mucho mejores allí para todos los amigos cubanos.