Una idea surge en una sobremesa con dos amigos.
Somos de los que se guardan una copa de vino para acompañar el postre, todos menos mi amiga Mónica que está en la recta final de su primer embarazo.
Se pregunta cuándo podrá volver a hacer un viaje, aunque sea corto y a un lugar cercano.
- Carcassonne
- Es perfecto: Leyendas, castillos, montañas, buena gastronomía y no hay que coger el avión, son unas 4 horas en coche desde aquí.

Un fin de semana primaveral después estábamos en ruta hacia Francia.
Iba a ser mi segunda visita al País Cátaro y los recuerdos que albergaba me motivaban más aún a hacer este viaje.
Hemos elegido este hotel www.hotel-du-pont-vieux-carcassonne.com/ ...on_fr.html
que aunque viejecito y caro está muy bien situado, tiene parking y muy buen desayuno. (los alojamientos dentro de la Cité son carísimos).

Nos registramos en el hotel y vamos a guardar los caballos en la cuadra, perdón, los coches en el parking.
La vista global de la fortificación es impresionante.
Este conjunto arquitectónico consta de 3 Km de murallas y 52 torres que se alternan en el perímetro.

Desde la noche de los tiempos han existido fortificaciones en esta colina rocosa que hoy es Carcassonne. Desde aquí se domina el valle del río Aude, las viejas rutas comerciales desde el Mediterráneo hacia el Atlántico y los pasos de montaña que atraviesan el Pirineo.
En el siglo IV, la colonia romana Iulia Carcaso (que así se llamaba entonces) empezó a protegerse de las invasiones bárbaras con la construcción de una primera muralla cuyos restos aún se pueden apreciar en el perímetro interior.

Los vizcondes Trencavel mandaron construir el castillo en el siglo XII y tras su caída en la cruzada albigesa un siglo más tarde fue rodeado por la nueva muralla exterior convirtiéndose en bastión inexpugnable de la entonces frontera entra Francia y Aragón.
Siglos de desgaste y abandono convirtieron Carcassonne en una inmensa ruina, tanto es así que el gobierno francés se planteó seriamente su demolición

Su actual apariencia se la debemos al arquitecto y antropólogo Viollet-le-Duc de cuya polémica restauración hablaremos mañana, que se ha hecho tarde y vamos a cenar en una bella plaza arbolada.
Pocos visitantes esta noche de jueves. Nuestros pasos resuenan en el empedrado cuando nos dirigimos al alojamiento.

La iluminación es un poco exagerada para mi gusto, lo hacen para que sea visible desde muchos kilómetros a la redonda.