Nuestro viaje fue una simple escapada de fin de semana. Salimos un viernes y volvimos un domingo, aún así, da tiempo de sobra de absorber la esencia de la capital de Hungría y de quedarse con lo más importante. Lo único que sabíamos es que había nacido de la unificación de dos ciudades (Buda y Pest) que crecían junto a los margenes del Danubio, y que contaba con varios sitios Patrimonio de la Humanidad y una curiosa red de manantiales geotérmicos.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Cogimos un vuelo de Ryanair, la compañía vuela con frecuencia a esta zona. El aeropuerto queda más o menos a media hora, y aunque hay opciones de transporte publico, nos inclinamos por un mini bus. La compañía se llamaba ASM, nos costó unos 36 euros ida y vuelta dos personas y nos dejo en la misma puerta del hotel. La ventaja es que a la vuelta únicamente hacía falta que des de la recepción se pusieran en contacto con ellos para acordar la hora de recogida y ya está.
Encontramos un hotel más o menos céntrico reservando por Booking, estaba casi sobre Váci Utca, una de las calles comerciales de la ciudad y a unos 200 metros del mercado Central. El hotel se llama Cosmo, se trata de un edificio antiguo que han intentado modernizar con alfombras de figuras asimétricas y colores vistosos, las habitaciones están muy limpias y son cómodas, el único problema que encontramos es que a pesar de no tener puesta la calefacción hacía una temperatura muy elevada, tanto, que casi no pudimos dormir los dos días. También tienen un buffet desayuno bastante decente y con buen café.
Como llegamos al mediodía lo primero que hicimos es sentarnos a comer en un restaurante con encanto de Váci Utca (el Salt and Pepper), sonaba música de jazz de fondo y era acogedor, aunque no hay mucho problema en encontrar un restaurante en Budapest, abundan las pizzerias y los restaurantes de comida mediterránea y en las puertas de todos ellos siempre hay alguien al acecho junto al menú, intentando convencerte de que elijas su restaurante. Lo más destacable de la comida húngara es la sopa goulash, aunque más que sopa, se trata de una especie de estofado de ternera muy caldoso, y el pollo con papikra. Por ser el primer contacto elegimos una sopa de cebolla y una especie de bandeja mixta de comida típica que incluía: ternera estofada, pepinillos, patatas cocidas, el famosos pollo y una especie de pasta sin forma que no llegue a determinar que era. Nos costó 13104 florines (unos 52.42 euros) aunque no nos estuvimos de nada, porque añadimos postre y botella de vino al menú. Por lo de cambiar moneda, tener en cuenta que es mucho más barato en la ciudad que en el aeropuerto, y que en las calles principales abundan las casas de cambio.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Después de comer nos dirigimos al Mercado Central que es lo que teníamos más cercano. Es una estructura enorme de dos pisos y se trata del más grande el país. Dentro se puede encontrar de todo: desde tiendas de comestibles a las más variadas tiendas de recuerdos. Salimos del mercado y caminamos cruzando el primer puente ,que une las antiguas dos ciudades, mientras los tranvías iban y venían, hacía la colina Gellért, aquí estan los famosos baños que aparecían en el anuncio de cuerpos de Danone de hace años. Aunque pasar unas horas en un balneario es toda una experiencia, debido a que habíamos leído que a pesar de su fama estos balnearios están bastante antiguos decidimos ignorar los baños Gellért y nos dirigimos hacía la iglesia de la colina Gellért, que se encuentra edificada dentro de una cueva. La verdad es que no es una visita excesivamente interesante, te dan un audio guia con la entrada, donde sobretodo te habla de la figura de la Virgen de Lourdes que precede la cueva y describe los retablos y altares que se van viendo. La iglesia tiene una sala grande con un par de capillas, aunque el hecho de estar en una cueva llaman la atención, según leí porqué aquí fue donde vivió como ermitaño San Gellért.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
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A partir de aquí iniciamos una excursión colina arriba hasta llegar a la estatua de la Libertad (o de la liberación según los rusos) que se edificó para celebrar la victoria soviética en la Segunda Guerra Mundial. Lo más curioso fue el cambio en la inscripción de la placa conmemorativa de: " A la memoria de los héroes soviéticos liberadores erigida por el agradecido pueblo húngaro en 1945" a una posterior inscripción que daba entender como se había modificado ese sentimiento una vez instalado el comunismo que había crispado los ánimos hasta hacer estallar la revolución: " A la memoria de todos aquellos que sacrificaron sus vidas por la independencia, libertad y prosperidad de Hungría".
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Junto a la estatua de la Libertad, está la Ciudadela construida después de la revolución húngara durante el reinado de los Hasburgo de Austria para controlar Buda y Pest, aunque una vez reconciliados el pueblo y los Hasburgo la idea era derribarla, esto nunca se llevó a cabo, y ahí sigue coronando la colina.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Des de allí es fácil tirar colina a bajo hasta la estatua de San Gellért, aunque se suponía que tenía que ser un símbolo de la ciudad, su figura está un poco abandonada y ha sido víctima del vandalismo gracias a los graffitis.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
El paseo por esta colina, llegando a sus pies, desemboca en el puente de Isabel y si se quiere seguir un poco más hay un pequeño parque con una estatua de Sissí, para los que fueron espectadores de está película entenderán porque apetece ver a la verdadera Sissí emperatriz en lugar de la bellísima Romy Schneider.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Más allá del parquecito, andando un poco más, se llega a la plaza Svarvas y la iglesia Tabán. En el s.XVIII el Tabán era la zona que quedaba entre la colina Gellért y el castillo, se trataba de un vibrante vecindario cubierto de viñedos , donde se fabricaba vino a la vez que muchas bodegas funcionaban como pubs. La verdad es que queda muy poco que ver, pero está bien para finalizar este paseo de aproximadamente 5 km.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Después de eso el cielo ya oscurecía y había empezado a llover, así que no nos quedó más remedio que volver al hotel cruzando por el puente de Isabel y volviendo a recorrer Vaci Utca.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Para cenar, esta vez elegimos una pizzeria (murci borszoba), la verdad es que cenamos muy bien, una ensalada y un par de pizzas, aunque no recuerdo el precio. El decorado es un poco vintagge, hay cojines forrados de ganchillo y mesas de plástico de patio pintadas de azul.
Nosotros no somos mucho de salir a tomar algo una vez estamos en marcha, pero por si alguien le interesa, cerca del hotel y del mercado central, había un Ice Bar como el que hay en Barcelona, pero la entrada era un pelín más barata.
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Cogimos un vuelo de Ryanair, la compañía vuela con frecuencia a esta zona. El aeropuerto queda más o menos a media hora, y aunque hay opciones de transporte publico, nos inclinamos por un mini bus. La compañía se llamaba ASM, nos costó unos 36 euros ida y vuelta dos personas y nos dejo en la misma puerta del hotel. La ventaja es que a la vuelta únicamente hacía falta que des de la recepción se pusieran en contacto con ellos para acordar la hora de recogida y ya está.
Encontramos un hotel más o menos céntrico reservando por Booking, estaba casi sobre Váci Utca, una de las calles comerciales de la ciudad y a unos 200 metros del mercado Central. El hotel se llama Cosmo, se trata de un edificio antiguo que han intentado modernizar con alfombras de figuras asimétricas y colores vistosos, las habitaciones están muy limpias y son cómodas, el único problema que encontramos es que a pesar de no tener puesta la calefacción hacía una temperatura muy elevada, tanto, que casi no pudimos dormir los dos días. También tienen un buffet desayuno bastante decente y con buen café.
Como llegamos al mediodía lo primero que hicimos es sentarnos a comer en un restaurante con encanto de Váci Utca (el Salt and Pepper), sonaba música de jazz de fondo y era acogedor, aunque no hay mucho problema en encontrar un restaurante en Budapest, abundan las pizzerias y los restaurantes de comida mediterránea y en las puertas de todos ellos siempre hay alguien al acecho junto al menú, intentando convencerte de que elijas su restaurante. Lo más destacable de la comida húngara es la sopa goulash, aunque más que sopa, se trata de una especie de estofado de ternera muy caldoso, y el pollo con papikra. Por ser el primer contacto elegimos una sopa de cebolla y una especie de bandeja mixta de comida típica que incluía: ternera estofada, pepinillos, patatas cocidas, el famosos pollo y una especie de pasta sin forma que no llegue a determinar que era. Nos costó 13104 florines (unos 52.42 euros) aunque no nos estuvimos de nada, porque añadimos postre y botella de vino al menú. Por lo de cambiar moneda, tener en cuenta que es mucho más barato en la ciudad que en el aeropuerto, y que en las calles principales abundan las casas de cambio.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Después de comer nos dirigimos al Mercado Central que es lo que teníamos más cercano. Es una estructura enorme de dos pisos y se trata del más grande el país. Dentro se puede encontrar de todo: desde tiendas de comestibles a las más variadas tiendas de recuerdos. Salimos del mercado y caminamos cruzando el primer puente ,que une las antiguas dos ciudades, mientras los tranvías iban y venían, hacía la colina Gellért, aquí estan los famosos baños que aparecían en el anuncio de cuerpos de Danone de hace años. Aunque pasar unas horas en un balneario es toda una experiencia, debido a que habíamos leído que a pesar de su fama estos balnearios están bastante antiguos decidimos ignorar los baños Gellért y nos dirigimos hacía la iglesia de la colina Gellért, que se encuentra edificada dentro de una cueva. La verdad es que no es una visita excesivamente interesante, te dan un audio guia con la entrada, donde sobretodo te habla de la figura de la Virgen de Lourdes que precede la cueva y describe los retablos y altares que se van viendo. La iglesia tiene una sala grande con un par de capillas, aunque el hecho de estar en una cueva llaman la atención, según leí porqué aquí fue donde vivió como ermitaño San Gellért.
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A partir de aquí iniciamos una excursión colina arriba hasta llegar a la estatua de la Libertad (o de la liberación según los rusos) que se edificó para celebrar la victoria soviética en la Segunda Guerra Mundial. Lo más curioso fue el cambio en la inscripción de la placa conmemorativa de: " A la memoria de los héroes soviéticos liberadores erigida por el agradecido pueblo húngaro en 1945" a una posterior inscripción que daba entender como se había modificado ese sentimiento una vez instalado el comunismo que había crispado los ánimos hasta hacer estallar la revolución: " A la memoria de todos aquellos que sacrificaron sus vidas por la independencia, libertad y prosperidad de Hungría".
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Junto a la estatua de la Libertad, está la Ciudadela construida después de la revolución húngara durante el reinado de los Hasburgo de Austria para controlar Buda y Pest, aunque una vez reconciliados el pueblo y los Hasburgo la idea era derribarla, esto nunca se llevó a cabo, y ahí sigue coronando la colina.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Des de allí es fácil tirar colina a bajo hasta la estatua de San Gellért, aunque se suponía que tenía que ser un símbolo de la ciudad, su figura está un poco abandonada y ha sido víctima del vandalismo gracias a los graffitis.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
El paseo por esta colina, llegando a sus pies, desemboca en el puente de Isabel y si se quiere seguir un poco más hay un pequeño parque con una estatua de Sissí, para los que fueron espectadores de está película entenderán porque apetece ver a la verdadera Sissí emperatriz en lugar de la bellísima Romy Schneider.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Más allá del parquecito, andando un poco más, se llega a la plaza Svarvas y la iglesia Tabán. En el s.XVIII el Tabán era la zona que quedaba entre la colina Gellért y el castillo, se trataba de un vibrante vecindario cubierto de viñedos , donde se fabricaba vino a la vez que muchas bodegas funcionaban como pubs. La verdad es que queda muy poco que ver, pero está bien para finalizar este paseo de aproximadamente 5 km.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Después de eso el cielo ya oscurecía y había empezado a llover, así que no nos quedó más remedio que volver al hotel cruzando por el puente de Isabel y volviendo a recorrer Vaci Utca.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Para cenar, esta vez elegimos una pizzeria (murci borszoba), la verdad es que cenamos muy bien, una ensalada y un par de pizzas, aunque no recuerdo el precio. El decorado es un poco vintagge, hay cojines forrados de ganchillo y mesas de plástico de patio pintadas de azul.
Nosotros no somos mucho de salir a tomar algo una vez estamos en marcha, pero por si alguien le interesa, cerca del hotel y del mercado central, había un Ice Bar como el que hay en Barcelona, pero la entrada era un pelín más barata.