El domingo nos despertamos sobre las nueve, ya preparadas para recoger nuestros bártulos e irnos de nuevo a España.
Debíamos dejar el hostel a las diez de la mañana, así que no fue muy difícil despedirnos de todos nuestros conocidos allí y poner rumbo a... ¡la desconocida estación de buses!
Disponíamos de varias horas aún para ir a la estación de buses y marcharnos al aeropuerto, por lo que, maletas en mano, desayunamos en una sencilla cafetería y nos dedicamos a dar el último paseo por Edimburgo.
Estábamos realmente cansadas después de esos días tan agitados, aunque había que reconocer que en ningún momento habíamos logrado descansar bien, pero mereció la pena completamente.
Para finalizar el viaje decidimos ir al KFC una última vez y luego marchar al aeropuerto; el gran problema fue... ¿Dónde está el KFC?
Puesto que las dos veces anteriores que habíamos llegado allí era de noche y esa vez era de día, Sara y yo estábamos confusas y, de nuevo, perdidas.
Convencí a mi amiga de recorrer toooda la ciudad bajo el lema de: "Me parece que está al pasar esa esquina", pero lo interesante fue encontrar algunos lugares geniales que, de cualquier otra forma, nos habríamos perdido.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Y, por supuesto, un lugar al que iré sin dudar en cuanto vuelva a Edimburgo este verano:
*** Imagen borrada de Tinypic ***
No sé por qué me llamó tanto la atención el grito de "cerveza para punks", pero es un sitio que inspeccionaré sin duda al milímetro.
Por fin llegamos al KFC, después de horas y horas en las que temimos salirnos de Edimburgo sin darnos cuenta. Y, cuando por fin compramos la comida... ¡Horror! La una y media, ¡íbamos a perder el avión!
Comenzamos a correr hacia ninguna parte, preguntando a las personas que nos encontrábamos por la calle y con el miedo en el cuerpo.
Los escoceses son extremadamente amables y serviciales, si andáis por Edimburgo perdidos, no dudéis ni un segundo en pedir ayuda a cualquier lugareño porque son realmente agradables.
Con un poco de ayuda nos volvimos a encontrar y, gracias a Dios, también el autobús que nos llevaría al aeropuerto directamente.
Allí, con gran pesar, no nos dio tiempo a comernos el pollo del KFC, así que lo dejamos en la papelera junto a las últimas miradas a ese país que tantísimo nos había encantado.
Y corriendo por el aeropuerto, como si fuéramos protagonistas de una película americana, finalmente logramos coger el avión.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Tras toda la aventura, llegué al avión con pinta de pirata/homeless, pero mientras sobrevolábamos mi querida Escocia, pesarosas, sólo pude decirle a esa tierra que tiene robado mi corazón desde que yo sólo tenía 12 años:
"Nos vemos muy pronto".
