Como comentaba en otro diario, mi trabajo me lleva a vivir en distintas ciudades, el pasado invierno estuve viviendo 3 meses en Tenerife. Nunca había estado en las islas, debo decir que es taaan distinto a todo lo que había visto y taaan bonito...
Cada vez que libraba aprovechaba para conocer sitios nuevos, y uno de mis lugares favoritos sin duda fue Garachico, que encanto de ciudad!
Este puerto del noroeste de Tenerife es importante por su valor histórico, por lo que primero os cuento un poquito su historia. Los siglos XVI y XVII constituyeron la época dorada de la historia de Garachico. La prosperidad económica del lugar se basó en la consolidación de su rada, sobre todo durante el siglo XVI, como puerta principal de Tenerife, con tráficos comerciales con Europa, América y África.
Durante los tiempos de prosperidad naves de diversas nacionalidades fondearon en la bahía de Garachico y todavía durante el siglo XVII, a pesar de la creciente rivalidad de otros puertos insulares como el de La Orotava o el de Santa Cruz de Tenerife, continuó como puerto destacado, especialmente entre Canarias y América.
Al calor del auge portuario se produjo el paulatino desarrollo urbano y pronto comenzó el trazado de calles y plazas y la construcción de edificios de toda índole. A finales del siglo XVII existían en el lugar dos iglesias, un hospital, un castillo, cinco conventos, varias ermitas y ricas casonas.
Sin embargo no todo fue esplendor y varios episodios trágicos, especialmente durante el siglo XVII, perjudicaron la existencia de esta urbe dinámica y cosmopolita: furia del mar en 1559, epidemia de peste entre 1601 y 1606, aluvión en 1645, plaga de langosta en 1659 y graves incendios en 1692 y 1697. Garachico pudo recuperarse, gracias a su poderío económico, de todas estas catástrofes. No ocurrió lo mismo después de la violenta erupción volcánica del 5 de mayo de 1706 que acabó con su preponderancia portuaria. La magnitud del suceso conmovió a los habitantes de entonces y marcó para siempre a sus descendientes.
La febril y rentable actividad comercial dio paso a una insignificante economía basada en la agricultura y en la pesca. El empobrecimiento de la población obligó a mucha gente, a lo largo del siglo XIX y buena parte del XX, a emigrar a América en busca de mejor suerte. En las últimas décadas han mejorado las perspectivas de futuro y nuevos proyectos han venido a reavivar la tradición portuaria.
Bien...ya que nos hemos situado un poco históricamente, os cuento mi recorrido por este pueblo.
Cada vez que libraba aprovechaba para conocer sitios nuevos, y uno de mis lugares favoritos sin duda fue Garachico, que encanto de ciudad!
Este puerto del noroeste de Tenerife es importante por su valor histórico, por lo que primero os cuento un poquito su historia. Los siglos XVI y XVII constituyeron la época dorada de la historia de Garachico. La prosperidad económica del lugar se basó en la consolidación de su rada, sobre todo durante el siglo XVI, como puerta principal de Tenerife, con tráficos comerciales con Europa, América y África.
Durante los tiempos de prosperidad naves de diversas nacionalidades fondearon en la bahía de Garachico y todavía durante el siglo XVII, a pesar de la creciente rivalidad de otros puertos insulares como el de La Orotava o el de Santa Cruz de Tenerife, continuó como puerto destacado, especialmente entre Canarias y América.
Al calor del auge portuario se produjo el paulatino desarrollo urbano y pronto comenzó el trazado de calles y plazas y la construcción de edificios de toda índole. A finales del siglo XVII existían en el lugar dos iglesias, un hospital, un castillo, cinco conventos, varias ermitas y ricas casonas.
Sin embargo no todo fue esplendor y varios episodios trágicos, especialmente durante el siglo XVII, perjudicaron la existencia de esta urbe dinámica y cosmopolita: furia del mar en 1559, epidemia de peste entre 1601 y 1606, aluvión en 1645, plaga de langosta en 1659 y graves incendios en 1692 y 1697. Garachico pudo recuperarse, gracias a su poderío económico, de todas estas catástrofes. No ocurrió lo mismo después de la violenta erupción volcánica del 5 de mayo de 1706 que acabó con su preponderancia portuaria. La magnitud del suceso conmovió a los habitantes de entonces y marcó para siempre a sus descendientes.
La febril y rentable actividad comercial dio paso a una insignificante economía basada en la agricultura y en la pesca. El empobrecimiento de la población obligó a mucha gente, a lo largo del siglo XIX y buena parte del XX, a emigrar a América en busca de mejor suerte. En las últimas décadas han mejorado las perspectivas de futuro y nuevos proyectos han venido a reavivar la tradición portuaria.
Bien...ya que nos hemos situado un poco históricamente, os cuento mi recorrido por este pueblo.