Dia 7: Galway-Clifden ✏️ Diarios de Viajes de Irlanda

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En este día, ya por completo en Connemara, y sin un itinerario preparado al detalle, sencillamente, cogimos la carretera que va de Galway a Clifden. Llevábamos un plano cogido de publicidad de las empresas que hacen rutas para turistas por allí en autobús, y nos sirvió bastante bien como referencia de cosas para ver, tanto este día como el siguiente. Como ya comenté, aquí el paisaje es distinto: sin apenas árboles, lleno de lagos y ciénagas, turberas…Es una preciosidad, y no es la postal típica de Irlanda. La carretera, al poco de su inicio, discurre por el sur del Lago Corrib, el mas grande de todos, y hay algunos puntos donde se puede acceder a “miradores” o zonas de parada. Las vistas son una maravilla.
Algo mas adelante se llega al puente donde se rodaron algunas imágenes de la película “El hombre tranquilo”, con Gary Cooper, donde es curioso parar a hacer unas fotos. Y algo después sale una indicación, que es la que cogimos, para la Abadía de Kylemore. No sé si un poco antes o después de este cruce hay un lago, con un mirador, en el que se observa una turbera pequeña. No tiene pérdida porque viene señalado como mirador en los planos de la agencia turística. Ya toda la zona va superándose en belleza, y cada giro y cada lago nuevo, nos hace abrir la boca por lo precioso que resulta todo. Bucólico quizás es la palabra. En toda esta zona, por cierto, hacen su aparición en la carretera las miles de ovejas suicidas-asesinas que hay en Connemara, que andan alegremente por en medio de la carretera, por lo que hay que unirlas al resto de peligros habituales de la conducción. Pero los paisajes merecen la pena, por lo que no debemos preocuparnos demasiado de que dos o tres ovejas salgan por encima del parabrisas de nuestro coche…Si ellas pudieran, sin duda, te comerían a ti y a toda tu familia apenas bajaseis del coche…(Anuncio Oficial: ninguna oveja fue atropellada para la realización de este Diario de Viajes).
En la carretera a Clifden, un poco mas adelante del cruce que lleva a Kylemore y que he comentado, se pasa por el lago donde está la isla llena de arbolitos que es una de las postales típicas de Connemara, por lo que podeis ir hasta allí y hacer la foto, y volver al cruce a Kylemore. Es muy fácil pasársela, sobre todo si se va en dirección a Clifden.
Tras unos lagos y paisajes de ensueños se llega a las inmediaciones de la Abadía de Kylemore. El aparcamiento es gratuito, y permite hacer la foto típica. Además, a mí me salió el sol, por lo que la foto es fenomenal. Estuvimos mirando si entrábamos o no, y finalmente nos decidimos por entrar. Son 13 € por persona (por la niña no nos cobraron), y qué decir…que vale la pena totalmente!! Los jardines al pie de la abadía, y hasta la capilla neogótica son de lo mas bonito que vimos en toda Irlanda, y ese precioso lago, y ese entorno…buff! Por favor, no os lo perdáis, vale poco mas que un cubata, así que no os fijéis tanto en el precio de la entrada, que no lo desaprovechareis. Nosotros comimos unos sándwiches comprados allí (por 4 € cada uno, por favor, eso no es dinero) en unas mesitas al lado del lago, y fue un rato de lo mas relajante y bonito.
A todo esto, no he hablado de las diferentes variedades de bebidas y patatas fritas que hay en Irlanda, y que básicamente son las mismas que en Inglaterra. Así, encontramos deliciosas patatas sabor a queso de cabra y cebolla caramelizada, salsa gloucester, cebolla y vinagre, y cosas así que un poquito mas y como decía Rambo “harían vomitar a una cabra”. Los zumos están mejor. Salvo alguna majarada, hay marcas de zumos (principalmente en Dublín) bastante naturales y de sabores muy buenos, y algunos sorprendentemente baratos. (por supuesto, todo esto es cuestión de gustos, pero si la cocina británica lleva siglos entre las peor valoradas, se debe a cosas como éstas).
Desde la abadía, cuyo interior es curiosillo, parten autobuses constantemente hacia los jardines vallados, que están a algo mas de un kilómetro de allí. Se puede hacer andando ese tramo, y tiene además algunos instrumentos musicales gigantes y cosas para que los niños se diviertan, pero es 1,5 km., tenedlo en cuenta. Los jardines son otra gozada, sobre todo para los que somos de secano. Sólo por ver ese césped tan perfecto, vale la pena verlo. En pocos minutos se ven, y hacia el oeste, si teneis tiempo, comienza un robledal parece que muy bonito. Si no, de vuelta hacia la salida. También es posible hacer una ruta guiada hasta el la estatua de Cristo que hay a mitad de la montaña, pero la subida, que debe ser dura, es de al menos una hora de subida, mas la bajada, y no dejan subir a menores de 14 años. En algún sitio ví fotos desde lo alto, y es absolutamente impresionante, así que si podeis, hacedle un hueco a esto.
Dejamos la abadía, para ir al Parque Nacional de Connemara, cuya entrada está a pocos kilómetros (8 o 10) y perfectamente indicada. Allí, en el centro de recepción te dan un planito, y se pueden hacer varias rutas. Nosotros hicimos una cortita (la amarilla), pero nos parecio muy simplona, porque el paisaje es ya árido. Lo mejor, las vistas al mar, y la granja de ponys de Connemara, que está a 100 metros de la recepción, y en la cual se puede ver algún pony y te explican algo sobre ellos. A la niña le gustó mucho, claro.
En Connemara se pueden hacer muchas actividades, igual que en Killarney. Aquí la principal es montar en Pony, que para eso tienen raza propia, y por muchos sitios hay ofertas para montar. También hay alquileres de bicis en bastantes sitios.
Después de salir del Parque Nacional, se llega a Clifden, si bien, antes de ir al B&B fuimos a hacer la “sky road”, que tiene 12 kms. De longitud, y es circular en una pequeña península al lado de Clifden. Lo hicimos en sentido contrario a las agujas del reloj, ya que veníamos por el norte, y la verdad, es que nos decepcionó un poco, no le vimos una espectacularidad diferente al resto de cosas que vimos ese día. Pero es tan cortita, y tiene un par de zonas que valen la pena, que es casi obligatorio hacerla.
Después entramos a Clifden, que es un pueblo mas pequeño de lo que esperábamos, y fuimos al B&B, el racecourse Lodge, y es sencillamente perfecto. Genial, el mejor sin duda alguna de todo el viaje. Está algo lejos del centro, por lo que hace falta coche para bajar al pueblo, pero si se tiene, es el sitio donde alojarse sin duda alguna. El desayuno fue estupendo. Como íbamos bien de tiempo, serían las cinco o las seis de la tarde, decidimos ir a Roundstone, en una pequeña ruta circular, y es recomendable, porque el paisaje es cenagoso y de una belleza distinta a lo ya visto. Se tarda un rato, ya que la carretera es normalita (allí la evitan por la noche porque los locales dicen que está embrujada), y entre que haces el recorrido circular y tal, pues una hora y media se va seguro.
Al volver, salimos a cenar algo, y a dormir, que había sido un día largo.

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