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Día 1: Martes 13 de Agosto del 2013
Llegada a Nueva York, Union Square, Madison Square Park y Times Square
Y llego el gran día. Después de un par de semanas en la playa, volvemos a Madrid para preparar de nuevo la maleta. Estas pre-vacaciones nos vienen genial para poder ir con las pilas cargadas a recorrer la ciudad y ademas nos ayudan a que las ultimas semanas no se nos hagan eternas esperando el día de partir.
Nuestro vuelo operado por Delta sale de Barajas a las 10:25 así que ponemos el despertador a la misma hora que si me fuese a trabajar un día de diario. Es un vuelo habitual que para mi gusto tiene un buen horario ya que debería de llegar al JFK antes de las 13:00.
Como tenemos la suerte de vivir a 5 minutos en coche del aeropuerto, mi padre se ofrece a acercarnos antes de irse a trabajar.
Con los nervios en el estomago nos deja en la puerta de la terminal 1 y se despide, son las 7:00 aproximadamente y vamos sobrados de tiempo. Preferimos que nos dejase a esa hora para hacer el check-in, facturar con tiempo y ya desayunar tranquilamente en el aeropuerto. Localizamos rápidamente los mostradores de Delta donde hay una pequeña cola que se queda en nada porque trabajadores de la compañía atienden fuera de las cintas para agilizarlo. Nos hacen las típicas preguntas chorras sobre las maletas y se las llevan a la vez que nos entregan nuestras tarjetas de embarque. Seguimos las indicaciones de la chica de Delta y nos dirigimos a pasar los controles. Tenemos suerte, tampoco hay mucha gente en los arcos de seguridad así que nos descalzamos y pasamos sin problema. Llegamos a la zona del duty free donde empezamos a ver Starbucks, librerías y multitud de tiendas para poder pasar el largo rato que nos queda hasta que salga el avión.
Una mala decisión nos hace pensar que también habría tiendas en nuestra zona de embarque así que seguimos hacia delante y cruzamos el control de pasaportes para vuelos con destino a USA. Craaaaaso error! Nada mas pasar a la “zona para apestados” como yo la llamo, nos damos cuenta de que eso es un callejón sin salida con solamente una tienda de Aldeasa que vende poco mas que alcohol y chocolate y una pequeña cafetería self-service. Después de asumir la metedura de pata nos acomodamos en una zona tranquila ya que creo que somos los únicos que van a New York, antes tiene que salir un vuelo a Charlotte y otro a Houston.
Tras matar el tiempo un rato y desayunar en la cafetería nos movemos a la puerta de embarque que nos corresponde donde mandamos los que creemos que son los últimos Whatsapp desde España.
Ya es la hora y nuestro avión esta en el finger pero ahí nadie empieza a llamar para embarcar. Nuestras sospechas se confirman, va a haber un retraso…por una avería en el MOTOR izquierdo!!! Desde luego no son noticias muy tranquilizadoras aunque aseguran que no llevaría mas de un hora repararlo pero luego veremos que partiremos con algo menos de dos horas de retraso… Con esto no habíamos contado y lo que mas nos preocupa es que el planning de el día se nos vaya al traste.
Estamos asqueados con el retraso y encima no nos dejan salir de ahí. En ese momento, Estefania que tiene un gran don de gentes, se dirige a la entrada y se pone a intentar convencer a uno de los encargados de revisar las tarjetas de embarque para que la deje salir a comprar unas revistas al kiosco de enfrente. De repente vuelve mas chula que nada con un taco de revistas y una bolsa de gominolas!
Por fin comenzamos a embarcar en nuestro Boeing 767-400er y despegamos sobre las 12:00. Habíamos seleccionado nuestros asientos en la web de KLM cuando los compramos así que no hay ningún problema con esto. Ya en el aire nos acomodamos para las ocho horas que nos quedan por delante y empezamos a toquetear las pantallas de los asientos. Me doy cuenta de que esta todo en español latino y no hay nada que me interese así que pongo en la pantalla el resumen del vuelo y la apago para intentar llegar descansado. El vuelo se pasa entre aperitivos y comida que nos sirven los azafatos y azafatas de Delta, alguna partida a la tablet y cabezadas. Estefania se entretiene algo mas con unos capítulos de Breaking Bad que acaban de salir y le he metido en el portátil.
Alucinamos un poco con la capacidad para dormir de algunos pasajeros aunque en el fondo los envidiamos.
Rellenamos el papel de aduanas y después de tanto tiempo esperando para ver suelo americano aterrizamos en el JFK. Hemos dado un pequeño rodeo porque ese día había caído una buena tormenta sobre la ciudad así que eso que nos quitamos!
Nada mas pararse el avión nos ponemos en pie para salir lo antes posible del avión (como me parece a mi que todo el mundo sabe) y llegar rápido al control de inmigración. Sin embargo esto no es decisivo, porque el avión nos ha dejado en una puerta de embarque que esta a tomar viento del control! Por lo menos nos tiramos 10-15 minutos andando a paso ligero por unos pasillos interminables mientras vamos rebasando gente. Por fin llegamos al temido control de inmigración y vemos que ha valido la pena la marcha hasta aquí ya que no hay prácticamente nadie. Al no coincidir con otros vuelos nos ponemos en la cola de una de las cabinas donde hay un par de personas delante nuestro. Esta fila de personas va a parar a dos agentes de inmigración; uno es un tipo de origen afroamericano con cara de simpático que tiene toda la pinta de hablar español y el otro es el típico policía blanco que sale en todas las películas con un claro problema de sobrepeso (pronto veremos que no es su único problema) y apariencia de no haber pasado una buena noche. Claramente intentamos tirar por la opción A pero no tenemos suerte y el poli malo nos llama para que pasemos. Aquí tenemos al amigo, que nos pide los pasaportes y nos empieza a hacer preguntas con un acento y una voz de pito que hace que nos cueste horrores entendernos con el. Pero esto no es lo peor, el tipo mientras nos habla parece tener algún tipo de narcolepsia y se queda como dormido entre pregunta y pregunta.
Después de mirarnos y quedarnos flipando, terminamos de responder a las preguntas del agente y de tomarnos las huellas con su foto pertinente.
Esperamos en la cinta a que pasasen nuestras maletas porque hemos ido mas rápido que ellas. Nos quitamos otro peso de encima al ver que han llegado sanas y salvas así que las cogemos y pasamos sin mas problemas la aduana. Con todos los controles pasados nos dirigimos a coger el Air-train que esta perfectamente indicado por lo que no tenemos ningún problema para cogerlo.
Ya subidos en él vemos que estamos un poco empanados y hemos pillado el primer tren que ha pasado, el que lleva a la estación de Howard Beach en vez de el que va dirección Jamaica Station. Nos bajamos y vuelta atrás para cogerlo bien. Aquí perdemos unos 20 minutos por culpa nuestra pero la verdad es que no tarda nada en dejarte en el metro. El tren es sobreelevado aunque las vistas no son las mejores, a no ser que quieras echar un ojo a una de las peores zonas de Queens como yo! Una vez llegamos a los tornos para entrar al metro en Jamaica Station nos disponemos a sacar nuestras Metrocard 7 Days Unlimited pero no veo la opción en la maquina. No estoy para pensar así que me doy la vuelta y me dirijo al kiosco que hay justo detrás cuando el tipo que está allí, sin decirle ni pío, me saca dos tarjetas para pagar el Air-train y dos Metrocard , esto es efectividad! Por si fuera poco, nos ahorramos el dólar que te cobra la maquina por la tarjeta así que se quedan en 70$ en total.
Cruzamos la especie de intercambiador que tienen allí montado y cogemos dirección linea “E” que es express y nos dejara en la estación de Lexington Av/53 St en poco mas de media hora. Esperamos a que pase el metro en la estación de Sutphin Blvd - Archer Av JFK Airport que tiene pinta de acabar de salir.
Una vez sentados dentro y verificando que vamos bien nos entra esa primera sensación de: “ESTAMOS EN NUEVA YORK!!”. Llevábamos casi dos horas en la ciudad pero no nos habíamos parado ni un segundo a pensarlo! El tren va bastante ligero y con poca gente aunque la suficiente para encontrarnos con la primera escena “Made in Usa”. La que parece ser una amable anciana negra se sienta en frente de un operario del metro y le empieza a dar una charla sobre su iglesia y a sacar folletos de su bolso para que acuda el domingo a misa con ellos. El hombre la verdad es que aguanta estoicamente aun con cara de importarle mas bien poco. Cuando ya se cansa empieza a decirle algo a Estefania y a preguntarla si soy su novio. Con nuestras maletas casi vacías llegamos a Lexington Av/53 St donde hacemos cambio de linea hasta la linea 6 y en una parada estamos en Grand Central Terminal!
No se puede tener una mejor entrada a Manhattan.
Este será nuestro punto de partida muchas mañanas ademas de tener comunicación directa sin salir a la calle con el hall de nuestro hotel. Entramos por aquí a la increíble recepción de la que será nuestra casa durante 11 días. Damos con una simpática chica que nos atiende en español haciendo un esfuerzo y hacemos el check in. Según habíamos leído es bastante habitual no encontrar gente en la recepción que hable nuestro idioma pero nosotros tuvimos suerte a la hora de hacer el check out también. La chica al ver que íbamos a estar bastantes días nos dio una habitación en la planta 17 que sin ser superior, si es mas amplia que las normales al hacer esquina. Ya pondré al final del diario nuestra opinión mas detallada sobre el hotel para no hacer esto tan pesado.
Cogemos uno de los cuatro ascensores que llegan hasta nuestra habitación, concretamente la 1757 y dejamos las maletas. Vemos que nos cuadra la habitación, es amplia, aparentemente silenciosa y da a la calle, no pedíamos mucho mas. Deshacemos las maletas y tiro de Estefania para que no se quede dormida en la cama.
Bajamos a Grand Central con rumbo a Union Square ya que son las 18:30 y lo primero que tenemos en nuestro planning es merendar. Al final no hemos perdido tanto tiempo como habíamos creído en un principio así que cogemos la linea la linea 6 dirección 14 St-Union Square. Llegamos al anden, hora punta que junto a la humedad que hay al haber estado lloviendo hace que el ambiente este muy cargado pero no nos importa, estamos felices por esta en la gran manzana! Ademas todo es tan autentico que hace que hasta las cosas negativas las veas como algo increíble.
Salimos del metro y por fin pisamos el asfalto neoyorkino! Hace un tiempo excelente con una temperatura muy agradable cosa que nos sorprende ya que esperábamos que hiciese mucho mas calor.
Sin entretenernos mucho ya que el plan para hoy se había complicado un poco con el retraso del vuelo, buscamos la famosa cafetería Max Breener. Queremos empezar a coger fuerzas con una merienda consistente en este local del que tanto habíamos oído hablar y que unos amantes del chocolate como nosotros no se perderían por nada del mundo. Entramos tras pasar por una pequeña tienda en la que tienen multitud de cosas de chocolate para llevar y nos embriaga el dulce olor de la fuente de chocolate. El local esta a tope, gente tomando café, otros ya cenando y nosotros a por nuestra pizza de chocolate!
La verdad es que si quieres evitar colas en los restaurantes lo mejor es ir con el ritmo de comidas de España, es decir, entre una hora y media y dos horas mas tarde de lo que comen ellos teniendo siempre cuidado con las cenas ya que hay sitios que cierran la cocina muy pronto. Nos traen nuestras cartas junto con las habituales jarras de agua y nos decidimos por media pizza de chocolate con nubes y almendras, un batido de oreo y otro de Nutella.
Delicioso y nada empalagoso como puede parecer en un primer momento! Buena elección la de coger solo media pizza ya que así nos quedamos perfectos y cogemos las fuerzas necesarias hasta la cena. Hay muchísimos postres diferentes y por lo que vemos, las opciones saladas también tienen buena acogida. Pagamos unos 35$ mientras tenemos nuestra primera experiencia con los tips y pasamos por la tienda de la entrada para comprar unas jeringuillas gigantes llenas de chocolate para regalar a la vuelta.
Justo al lado esta Whoole Foods Market, donde entramos a cotillear un poco ya que realmente acabamos de merendar y no necesitamos nada para llevar. La verdad es que es impresionante la de cosas que tienen, desde luego mejor no entrar con hambre porque entre la pinta que tiene todo y la variedad de cosas que hay dan ganas de probarlo todo.
Volvemos a Union Sq donde damos una vuelta y nos sentamos un rato a ver el ambiente para ir poco a poco haciéndonos a la idea de donde estamos. Nos encanta ver como casi todos los parques tienen una zona para perros. Cruzamos el resto del parque hasta la zona que deduzco que es donde ponen el famoso mercado los agricultores de la zona y que al ser martes nos perdemos.
Cogemos la 17th St con dirección a Gramercy Park, el único parque privado de la isla. Caminando por esas calles todo nos resulta familiar. Se nota que es una buena zona residencial pero con muchos locales. En pocas manzanas llegamos al parque y a través de la puerta vemos lo tranquilo y cuidado que esta. Aquí no hay mucho mas que hacer, los que quieren ver más de esta exclusiva zona, o se compran un apartamento ahí o se alojan en el Gramercy Park Hotel.
Como las dos opciones se salen de nuestro presupuesto cogemos nuestro mapa y seguimos avanzando por la calle 23 hasta el Madison Square Park donde está una de las maravillas arquitectónicas de la ciudad, el Flatiron. Uno de los primeros rascacielos de la ciudad y que con mas de 110 años sigue teniendo un encanto especial. En el mismo parque también se encuentra un fenómeno gastronómico de la ciudad, el Shake Shack original. Empezó siendo un carrito de comida rápida hace ya 14 años para acabar convirtiéndose en una pequeña cadena de hamburgueserias muy valorada por locales y turistas.
Estamos delante de uno de nuestros edificios preferidos así que nos sentamos en las sillas del parque y con esa excusa descansamos un poco.
Estefania aprovecha para intentar comunicarse con la familia para informar de que hemos llegado perfectamente aunque el wifi no va muy fino que digamos. Yo mientras intento sacar alguna foto decente de todo lo que me entra por los ojos pero entre que ya esta anocheciendo y que el cansancio empieza a hacer mella, decidimos seguir hacia delante. Como teníamos previsto volver otro día nos da menos pena dejar la zona así que enfilamos Broadway hacia el norte.
Por el camino vemos que la famosa avenida pierde mucha fuerza y encanto después de que cierren las tiendas, sobre todo algunas zonas. La cosa mejora bastante según nos vamos acercando a Herald Square, la plaza donde nos encontramos los famosos almacenes Macys y esta maravilla.
Nuestras caras muestran asombro y cansancio al 50% por lo que continuamos subiendo por Broadway con dirección Times Square. No tardamos mucho en empezar a ver el aura que caracteriza toda esa zona y como conejillos en medio de una carretera nos dirigimos hacia la luz.
Estamos entrando en lo que muchos consideramos como centro del mundo y que por muchas veces que hayas visto en la tv o en fotos, la primera vez impresiona bastante. Da igual que vengas de un pequeño pueblo o de una gran ciudad porque eso es único; esas luces, los olores, el ruido…no se dan en muchos lugares del planeta.
Damos una vuelta por la zona con bastante dificultad ya que siendo las horas que son esta abarrotado de gente y buscamos el conocido restaurante Bubba Gump. La entrada es como una recepción donde va apuntándose la gente en la lista de espera y donde también esta la tienda de regalos. Nos toca esperar cerca de veinte minutos ya que hay bastante gente, intentando mantenernos en pie y con los ojos abiertos. Llega nuestro turno y nos acompañan arriba donde está el restaurante en si. Nos toca una simpática camarera que nos explica el funcionamiento del restaurante y nos da las cartas. El local en sí está genialmente decorado e inspirado en la película, incluso tienen pantallas donde la reproducen ininterrumpidamente. Cabe destacar las vistas que tiene a toda la plaza, no me quiero imaginar lo que tiene que ser cenar con esas vistas el último día del año.
No tenemos mucho hambre ya que el cansancio que arrastramos nos aísla de todas las demás necesidades fisiológicas así que nos decidimos por un par de platos de gambas (Dumb Luck Coconut Shrimp y “I’m Stuffed” Shrimp) y otro par de cócteles (Watermelon Lemonade y Strawberry Mango Chiller). Nos los sirven en unos vasos de plástico con luz (que nos regalan y que un año después siguen funcionando) con los dos platos de gambas rebozadas.
Los cocteles están realmente buenos y nos ayudan a espabilarnos un poco pero las gambas no nos terminan de matar. Son las 22:30 así que decidimos saltarnos el postre que llevábamos apuntado (Chocolate Chip Cookie Sundae) ya que no nos estamos enterando de nada y queremos llegar al hotel cuanto antes. Pedimos la cuenta (70$) y salimos a la calle donde entre toda la multitud conseguimos orientarnos para coger la 42nd St dirección este donde se encuentra nuestro hotel. Os contaría que vimos de pasada Bryant Park, la biblioteca pública, Grand Central Terminal o el Chrysler Bldg pero la verdad es que solo veíamos asfalto. Esa seria “nuestra” calle a lo largo de este viaje ya que la recorreríamos todos los días por lo menos una vez.
Cuando estamos llegando al hotel nos acordamos de que habíamos decidido comprar algunas cosas de aseo aquí en vez de ir cargados con ello por lo que nos toca acercarnos al Duane Reade que queda justo al lado del Hyatt.
Subimos a la habitación y nos desplomamos sobre la gran y absorbente cama tamaño king size para perder el conocimiento casi al instante. Por suerte conseguimos atinar a poner el despertador ya que mañana toca madrugar. Son las 00:00, para nosotros las 6:00 por lo que llevamos 24 horas despiertos.
Al día siguiente nos dimos cuenta que nos habíamos dejado la cámara compacta olvidada en el restaurante, por suerte volvemos después de una semana y allí seguía. Un 10 para esa gente.
Terminamos el primer día con nuestro planning cumplido pero sin ser aun conscientes de donde estamos.
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