
A las 4 de la madrugada suena el despertador, cogemos el bus y el cercanías y a las 7 estamos despegando de Málaga a Hamburgo. Aterrizamos a las 10, un poco antes de lo esperado. Salimos rápido, siempre vamos con equipaje de mano, nos dirigimos al tren y cogemos el S1 hasta Berliner Tor, el billete nos costó 3 euros. Una vez en la estacion de Berliner Tor, y como es costumbre nuestra elegimos la salida más lejana a nuestro destino, en fin, en unos 15 minutos estábamos llegando al hotel. Hotel Novum Business Belmondo( 4 estrellas, a precio y calidad de un 3 estrellas), estaba situado en la calle Spaldingstrasse 70, su ubicación fue un gran acierto. La entrada en el hotel es a partir de las 14, así que dejamos las maletas y nos vamos a explorar el centro de Hamburgo. Un poco cansados y empezando a tomar contacto con el frío, vamos recorriendo el camino que va desde nuestro hotel al Rathaus, pasamos por las Iglesias de San Jacobs y San Petri. Están empezando a montar los mercados Navideños, que empezarán a funcionar el 24 de Noviembre que es el primer lunes de Adviento. Paseamos por la plaza del ayuntamiento, el lago pequeño y la iglesia de San Michaels, volvimos a las 14 al hotel y descansamos un buen rato.

A las 17 salimos con las fuerzas renovadas, bien abrigados empezamos a patearnos Hamburgo. Visitamos la estación central de trenes, una calle adyacente peatonal muy animosa, en ella pudimos degustar unos buenísimos Fish & Chips en la calle y después en una plaza cerca del Rathaus degustamos unas buenas Krakauer, salchicha gigante muy buena. Esa primera noche estábamos con ganas de callejear y conocer Hamburgo, tras tener la barriga llena, visitamos un centro comercial muy luminoso y seguimos andando hasta la Iglesia de San Michaels, desde allí y con dirección al muelle nos deleitamos con las luces y ambiente, caminamos y nos topamos con la Iglesia de Santa Catherine y Chile Haus, donde había un ambientazo importante. Estando cerca de nuestra zona del hotel, nuestro gps quiso explorar un poco más y casi nos metemos en una zona de naves, muy solitaria y con un ambiente no muy turístico. Andamos perdidos un buen rato y a lo lejos pudimos ver unas grúas enormes, en ese momento recordamos que las habíamos visto desde la habitación, así que pusimos rumbo de las grúas y en poco rato estábamos en el hotel. Un largo día y muchas cosas por ver, Hamburgo nos empezó a enamorar.