El titulo es una tontería, no le hagáis caso, prendo emular a Machado, Diego o Bécquer, pero no lo voy a conseguir...
Después de varios meses preparando el viaje, habiendo hecho los conciertos de Navidad de rigor y las últimas clases del año, el día 30 de diciembre de 2014 nos levantamos bien pronto para cargar con todos los trastos y irnos camino Soria. Salimos del pueblo ni pronto ni tarde, a las 08:05h, con 5ºC. Nos despedimos y arrancamos. Empezamos a subir al poco tiempo el Port de Querol y la temperatura empieza a bajar, ya estamos en negativo. Al poco rato Morella nos saluda y nos recuerda que después de Torremiró, y hasta Ráfales, vamos a tener curvas que no veas - a ver qué dichoso día terminan la dichosa carretera... Pasados los baches y retortijones asfálticos, nos queda casi nada para llegar a Alcañiz, donde paramos en el Simply - apunten todos esto, señores - para repostar.
INCISO
Tenemos un par de gasolineras de referencia, dependiendo de nuestro destino.
- Simply de Alcañiz, si vamos por Zaragoza. Esta vez hemos puesto gasolina a 0.979 €
- Área de Guissona en Flix. Siempre está la gasolina unos 10 ctm de € más barata.
(cierro inciso)
Nos subimos de nuevo al coche, despidiéndonos de la chica de la gasolinera. He descubierto que hablo más lenguas de las que creía, ahora domino también el LAPAO - esperen ironías como ésta durante todo el relato, avisados quedan.
Vislumbramos Zaragoza y el GPS nos dirige por la ronda de la Hispanidad, dirección Madrid. Siendo las 10:45h y habiendo desayunado tan solo un vaso de leche, nos paramos en el Ikea, que nos viene de paso, y nos tomamos un café, gratis, que para eso tenemos la tarjeta. A las 11:37h continuamos nuestro camino y vemos que no vamos a ir por Tarazona, sino que el aparatito nos ha mandado por Calatayud. Bueno... no pasa nada, Tarazona queremos visitarla a la vuelta. Pasado Calatayud empezamos a subir metros y empieza a saludarnos el Moncayo, nevado. Nos acompañará todo el viaje.
A pocos km de Soria divisamos un castillo. Le comento a Juanjo que aquello debe ser ya Almenar, lugar que cayó de nuestra lista por no poder visitar el castillo. El GPS nos ha querido jugar una buena pasada y nos ha hecho esa ruta para que, al menos, disfrutemos de la silueta de la construcción. Dios existe, y se llama GARMIN - ironía nº 2.
En esta castillo nació Leonor, la esposa de Machado. Se supone que si los dueños actuales se encuentran en él - porque es privado -, muy amablemente te abren la puerta y te lo enseñan. Como allí no había ni el Tato, lo rodeamos a pie, pudiendo sentir así los primeros fríos sorianos.
Nos quedan pocos km hasta Soria, así que no nos demoramos más y continuamos hasta ella. Sobre las 13:30h llegamos allí, y nos recibe el Duero. Vemos una caseta donde pone recepción de visitantes, así que bajamos antes de llegar al apartamento para cerciorarnos de horarios y que nos expliquen un poco qué podemos hacer. Damos una vuelta al edificio y no vemos modo de entrar, hasta que entendemos que está cerrado. Bueno... será que a esas horas ya se han ido a comer, aunque cierren a las 14:00h. Subimos al coche de nuevo y nos vamos a buscar las llaves del alojamiento. Al llegar estamos totalmente solos, es un apartamento con 4 habitaciones, con baño privado, y una cocina común. Ocupamos la nevera con toda la comida para los próximos días, dejamos las maletas en la habitación y comemos - ya lo traemos hecho de casa para no perder tiempo. El plan de hoy, y viendo que el día 31 va a estar todo cerrado, será visitar la ciudad de Soria.
Como ya traemos mapas y folletos informativos que había pedido por correo ordinario - y menos mal -, empezamos a caminar. Nos topamos primero con la iglesia de Sto. Domingo, muy cercana a nuestro alojamiento. Vemos las puertas abiertas, así que decidimos entrar. Bellísima.
[en este link encontraréis todo explicado en lo que respecta a Soria capital y su románico mucho mejor de lo que yo podría hacerlo]
Salimos de esta bella construcción deleitados, porque las monjas que allí habitan se ponen a rezar, sentadas en el suelo - con el frío que hace... - y nos da como cosa... como si estuviésemos invadiendo su intimidad. Así, continuamos nuestro camino, para poder situarnos en el mapa ya que las calles de Soria son más complicadas de lo que esperábamos. Hasta cruzadas un par de calles no encontramos nada destacable, más allá de Sto. Domingo. Pero al girar a la derecha nos encontramos con un hombre sentado, frío, solitario. Es don Antonio Machado, sin su Leonor, mirada perdida...
Nos paramos a saludarlo, para que no se encuentre tan solo. Nos despedimos de él y emprendemos de nuevo el camino. Acabamos, sin quererlo, en la calle del Collado. No hay demasiada vida allí, son las 16:00h y es un día laborable. Aparece una señal de información turística, así que vamos a probar suerte. Cerrado. Hasta el 2 de enero. Pues bien, Pues vale. Pues vaya... Flipando un poco, porque además no somos los únicos que vamos hasta allí y nos encontramos con lo mismo, seguimos el mapa de la ciudad que ya traíamos de casa y nos dirigimos hasta San Juan de Rabanera. A los pocos metros nos topamos con el edifico. Pues ¡qué bonito! Vamos a entrar que aquí pone que está abierto hasta las 18:00h. Pues bien. Pues vale. Pues vaya... Está cerrado.
Continuamos el camino - nuestro destino es San Juan de Duero, aunque nos tememos lo peor... - y nos encontramos entonces con la Plaza Mayor, y con la Iglesia de Santa María la Mayor, donde casáronse Leonor y Antonio. Entramos y estamos calentitos ¿cómo puede ser? Sale calor del suelo. Se habrán dejado abiertas las puertas del infierno - ironía nº3, a partir de aquí empiecen a contarlas ustedes. Salimos de la iglesia, ya que va a empezar una proyección de cine y nos topamos con Leonor, esperando en la silla a su amado Machado. Después de hacernos unas fotos de una promoción turística de la región - si consigo encontrarlas en algún lugar, las colgaré aquí - continuamos hacia la Catedral. Llegamos y... Pues bien. Pues vale. Pues vaya... estaba cerrada. Pues que bonito. Como ya no nos sorprendió, intentamos acabar nuestra ruta, a ver si había suerte y podíamos visitar San Juan de Duero. Y sí, hubo suerte. Menos mal. No pagamos entrada - es un mísero euro en realidad - porque somos estudiantes, así que visitamos aquello ¡Qué maravilla! Y que extraño todo. Estuvimos un buen rato allí, intentado comprender el porqué de esa construcción. Me quedé anonadada con los capiteles de la iglesia, y con esa austeridad tan rica que allí había.
Habiéndonos quitado la espina de visitar algo que ya llevábamos planeado, nos dirigimos hasta San Saturio que si estaba cerrado, al menos disfrutaríamos del paseo entre San Polo y el santuario, como Machado escribió:
Después de varios meses preparando el viaje, habiendo hecho los conciertos de Navidad de rigor y las últimas clases del año, el día 30 de diciembre de 2014 nos levantamos bien pronto para cargar con todos los trastos y irnos camino Soria. Salimos del pueblo ni pronto ni tarde, a las 08:05h, con 5ºC. Nos despedimos y arrancamos. Empezamos a subir al poco tiempo el Port de Querol y la temperatura empieza a bajar, ya estamos en negativo. Al poco rato Morella nos saluda y nos recuerda que después de Torremiró, y hasta Ráfales, vamos a tener curvas que no veas - a ver qué dichoso día terminan la dichosa carretera... Pasados los baches y retortijones asfálticos, nos queda casi nada para llegar a Alcañiz, donde paramos en el Simply - apunten todos esto, señores - para repostar.
INCISO
Tenemos un par de gasolineras de referencia, dependiendo de nuestro destino.
- Simply de Alcañiz, si vamos por Zaragoza. Esta vez hemos puesto gasolina a 0.979 €
- Área de Guissona en Flix. Siempre está la gasolina unos 10 ctm de € más barata.
(cierro inciso)
Nos subimos de nuevo al coche, despidiéndonos de la chica de la gasolinera. He descubierto que hablo más lenguas de las que creía, ahora domino también el LAPAO - esperen ironías como ésta durante todo el relato, avisados quedan.
Vislumbramos Zaragoza y el GPS nos dirige por la ronda de la Hispanidad, dirección Madrid. Siendo las 10:45h y habiendo desayunado tan solo un vaso de leche, nos paramos en el Ikea, que nos viene de paso, y nos tomamos un café, gratis, que para eso tenemos la tarjeta. A las 11:37h continuamos nuestro camino y vemos que no vamos a ir por Tarazona, sino que el aparatito nos ha mandado por Calatayud. Bueno... no pasa nada, Tarazona queremos visitarla a la vuelta. Pasado Calatayud empezamos a subir metros y empieza a saludarnos el Moncayo, nevado. Nos acompañará todo el viaje.
A pocos km de Soria divisamos un castillo. Le comento a Juanjo que aquello debe ser ya Almenar, lugar que cayó de nuestra lista por no poder visitar el castillo. El GPS nos ha querido jugar una buena pasada y nos ha hecho esa ruta para que, al menos, disfrutemos de la silueta de la construcción. Dios existe, y se llama GARMIN - ironía nº 2.
En esta castillo nació Leonor, la esposa de Machado. Se supone que si los dueños actuales se encuentran en él - porque es privado -, muy amablemente te abren la puerta y te lo enseñan. Como allí no había ni el Tato, lo rodeamos a pie, pudiendo sentir así los primeros fríos sorianos.
Nos quedan pocos km hasta Soria, así que no nos demoramos más y continuamos hasta ella. Sobre las 13:30h llegamos allí, y nos recibe el Duero. Vemos una caseta donde pone recepción de visitantes, así que bajamos antes de llegar al apartamento para cerciorarnos de horarios y que nos expliquen un poco qué podemos hacer. Damos una vuelta al edificio y no vemos modo de entrar, hasta que entendemos que está cerrado. Bueno... será que a esas horas ya se han ido a comer, aunque cierren a las 14:00h. Subimos al coche de nuevo y nos vamos a buscar las llaves del alojamiento. Al llegar estamos totalmente solos, es un apartamento con 4 habitaciones, con baño privado, y una cocina común. Ocupamos la nevera con toda la comida para los próximos días, dejamos las maletas en la habitación y comemos - ya lo traemos hecho de casa para no perder tiempo. El plan de hoy, y viendo que el día 31 va a estar todo cerrado, será visitar la ciudad de Soria.
Como ya traemos mapas y folletos informativos que había pedido por correo ordinario - y menos mal -, empezamos a caminar. Nos topamos primero con la iglesia de Sto. Domingo, muy cercana a nuestro alojamiento. Vemos las puertas abiertas, así que decidimos entrar. Bellísima.
[en este link encontraréis todo explicado en lo que respecta a Soria capital y su románico mucho mejor de lo que yo podría hacerlo]
Salimos de esta bella construcción deleitados, porque las monjas que allí habitan se ponen a rezar, sentadas en el suelo - con el frío que hace... - y nos da como cosa... como si estuviésemos invadiendo su intimidad. Así, continuamos nuestro camino, para poder situarnos en el mapa ya que las calles de Soria son más complicadas de lo que esperábamos. Hasta cruzadas un par de calles no encontramos nada destacable, más allá de Sto. Domingo. Pero al girar a la derecha nos encontramos con un hombre sentado, frío, solitario. Es don Antonio Machado, sin su Leonor, mirada perdida...
Nos paramos a saludarlo, para que no se encuentre tan solo. Nos despedimos de él y emprendemos de nuevo el camino. Acabamos, sin quererlo, en la calle del Collado. No hay demasiada vida allí, son las 16:00h y es un día laborable. Aparece una señal de información turística, así que vamos a probar suerte. Cerrado. Hasta el 2 de enero. Pues bien, Pues vale. Pues vaya... Flipando un poco, porque además no somos los únicos que vamos hasta allí y nos encontramos con lo mismo, seguimos el mapa de la ciudad que ya traíamos de casa y nos dirigimos hasta San Juan de Rabanera. A los pocos metros nos topamos con el edifico. Pues ¡qué bonito! Vamos a entrar que aquí pone que está abierto hasta las 18:00h. Pues bien. Pues vale. Pues vaya... Está cerrado.
Continuamos el camino - nuestro destino es San Juan de Duero, aunque nos tememos lo peor... - y nos encontramos entonces con la Plaza Mayor, y con la Iglesia de Santa María la Mayor, donde casáronse Leonor y Antonio. Entramos y estamos calentitos ¿cómo puede ser? Sale calor del suelo. Se habrán dejado abiertas las puertas del infierno - ironía nº3, a partir de aquí empiecen a contarlas ustedes. Salimos de la iglesia, ya que va a empezar una proyección de cine y nos topamos con Leonor, esperando en la silla a su amado Machado. Después de hacernos unas fotos de una promoción turística de la región - si consigo encontrarlas en algún lugar, las colgaré aquí - continuamos hacia la Catedral. Llegamos y... Pues bien. Pues vale. Pues vaya... estaba cerrada. Pues que bonito. Como ya no nos sorprendió, intentamos acabar nuestra ruta, a ver si había suerte y podíamos visitar San Juan de Duero. Y sí, hubo suerte. Menos mal. No pagamos entrada - es un mísero euro en realidad - porque somos estudiantes, así que visitamos aquello ¡Qué maravilla! Y que extraño todo. Estuvimos un buen rato allí, intentado comprender el porqué de esa construcción. Me quedé anonadada con los capiteles de la iglesia, y con esa austeridad tan rica que allí había.
Habiéndonos quitado la espina de visitar algo que ya llevábamos planeado, nos dirigimos hasta San Saturio que si estaba cerrado, al menos disfrutaríamos del paseo entre San Polo y el santuario, como Machado escribió:
Quote:: |
He vuelto a ver los álamos dorados, álamos del camino en la ribera del Duero, entre San Polo y San Saturio, tras las murallas viejas de Soria —barbacana hacia Aragón, en castellana tierra—. Estos chopos del río, que acompañan con el sonido de sus hojas secas el son del agua, cuando el viento sopla, tienen en sus cortezas grabadas iniciales que son nombres de enamorados, cifras que son fechas. ¡Álamos del amor que ayer tuvisteis de ruiseñores vuestras ramas llenas; álamos que seréis mañana liras del viento perfumado en primavera; álamos del amor cerca del agua que corre y pasa y sueña, álamos de las márgenes del Duero, conmigo vais, mi corazón os lleva! |
Entre San Polo
y San Saturio
El camino es fantástico y, aún no siendo primavera como cuando Machado escribió esos versos, sí debo decir que el aire que allí se respira es diferente, por puro y frío, que revitaliza el espíritu de una. Llegamos a San Saturio y nos dirigimos a la entrada. Construcción curiosa que nos recuerda bastante a La Balma. Es un lugar curioso desde el cual se disfrutan las vistas del Duero más si cabe. Aquello es precioso, y está anocheciendo. Por eso al bajar de nuevo hasta el margen del río y cruzar el puente para dirigirnos a la otra orilla, disfrutamos de estas vistas maravillosas:
El frío congela, y cuando terminamos el paseo por el Duero, a oscuras y casi tiritando, escuchamos un repicar de campanas. Parece que se trata de la catedral. Nos vamos corriendo hasta allí y encontramos la puerta abierta. No iremos a misa, pero veremos la construcción. Es robusta, chata, fuertota. Muy castellana. El claustro está cerrado, así que otra vez será.
Con tanto frío queremos calentar el cuerpo, porque el espíritu, después del paseo a orillas del Duero, está ya encendido. Volvemos hasta Collado y empezamos a encontrarnos con mucha gente. Sorianos que salen de casa a tomarse cañas, vinos y tapas Admiramos su valentía, porque la temperatura es muy baja, así que emulamos sus actos y nos metemos en un bar: dos cañas, unos torreznos y eso de ahí que tiene buena pinta. Una no puede ir a Castilla y olvidar las tapas, es cosa maravillosa. Con el cuerpo un poco más caliente, damos otra vuelta, el ambiente es muy agradable. Se nos hace tarde, estamos cansados, y llevamos muchas horas encima. En el hotel nos tomamos la cena, tortilla de patatas que había hecho en el pueblo. Nos acostamos pronto, mañana nos espera una ruta aún más larga.
El frío congela, y cuando terminamos el paseo por el Duero, a oscuras y casi tiritando, escuchamos un repicar de campanas. Parece que se trata de la catedral. Nos vamos corriendo hasta allí y encontramos la puerta abierta. No iremos a misa, pero veremos la construcción. Es robusta, chata, fuertota. Muy castellana. El claustro está cerrado, así que otra vez será.
Con tanto frío queremos calentar el cuerpo, porque el espíritu, después del paseo a orillas del Duero, está ya encendido. Volvemos hasta Collado y empezamos a encontrarnos con mucha gente. Sorianos que salen de casa a tomarse cañas, vinos y tapas Admiramos su valentía, porque la temperatura es muy baja, así que emulamos sus actos y nos metemos en un bar: dos cañas, unos torreznos y eso de ahí que tiene buena pinta. Una no puede ir a Castilla y olvidar las tapas, es cosa maravillosa. Con el cuerpo un poco más caliente, damos otra vuelta, el ambiente es muy agradable. Se nos hace tarde, estamos cansados, y llevamos muchas horas encima. En el hotel nos tomamos la cena, tortilla de patatas que había hecho en el pueblo. Nos acostamos pronto, mañana nos espera una ruta aún más larga.