Hoy vuelve a tocar madrugar para poder aprovechar muy bien el día así que ponemos rumbo hacía Bath muy temprano. Antes de llegar a Bath queremos hacer una parada en Avebury que se encuentra a hora y media de Oxford y a poco menos de una hora de Bath.
Avebury es un pueblo no muy grande que es famoso por sus círculos de piedras de más de 5000 años, y se trata de uno de los emplazamientos neolíticos más antiguos de Europa.
Nosotros aparcamos en el parking que hay en el pueblo y a través de las señales fuimos a ver las piedras, por cierto se supone que hay que pagar entrada para verlas pero es con un poco de buena voluntad por parte de la gente ya que se pueden visitar libremente sin que nadie te reclamé el pago de la entrada, pero a sabiendas que hay que pagarla nos fuimos hasta el centro de visitantes a hacerlo y de paso a ver un poco las explicaciones en torno a los círculos. Allí no nos quisieron cobrar, nos dijeron que cuando nos fuéramos a marchar en el parking habría personal para pagarle… y efectivamente así fue, pero nadie nos reclamaba la entrada sino que tuvimos que ir nosotros a pagar y decir que ya lo habíamos visto, es decir, que nos podríamos haber ido ahorrándonos unas libras.
El caso es que las piedras están repartidas en unos cuantos prados, hay un camino que te va guiando entre ellas, en algunos es muy visible el círculo que forman en otros no tanto. A mí me sorprendió el tamaño de las piedras, son enormes, no sé porque yo me las imaginaba algo más chiquitinas.


Estuvimos un buen rato dando un paseo a lo largo de todas las piedras y luego ya nos dirigimos hacia Bath para llegar antes de la hora de comer, por la carretera de camino vimos Silbury Hill, se trata del montículo artificial más alto hecho por el hombre de la prehistoria. Nos conformamos con verlo desde la carretera ya que queríamos llegar para comer en Bath.

Llegamos a nuestro hotel, dejamos las cosas y nos fuimos a conocer la ciudad, primera parada del día en el Pulteney Bridge, bueno más bien en las vistas del puente. Dimos un pequeño paseo al lado del río Avon y nos dirigimos a ver la Abadía, que es espectacular. Nosotros no entramos en la abadía ni subimos a la torre del reloj porque no teníamos tiempo, preferíamos seguir paseando para ver la ciudad. Pasamos al lado de los famosos baños romanos, pero nos quedamos con las ganas de verlos porque la cola que había para entrar era de impresión, nosotros que creímos que íbamos en temporada baja y que no habría nadie de vacaciones nos equivocamos totalmente, ya que la semana del 31 de octubre se trata de una semana de vacaciones escolares con lo cual todos los sitios estaban llenos de gente.




Dejamos atrás la Abadía y los baños romanos para empezar a callejear y perdernos por las calles de Bath para llegar al Royal Crescent, antes de eso pasamos por Gay Street donde se encuentra el museo de Jaen Austen y por The Circus. Todos los edificios de esa zona son de estilo georgiano y a mí lo que más me llama la atención son sus tejados y sus chimeneas, no puedo para de pensar en Mary Poppins y el deshollinador, jeje.


Una vez que llegamos al Royal Crescent nos tuvimos que dar la vuelta a toda prisa para el hotel ya que se puso a llover sin descanso, con lo cual se nos acabó nuestra visita a Bath primero de lo que habíamos pensado.