Día 4
Nos levantamos un pelín tarde y hacemos el check-out sin tiempo a desayunar. Cogemos la carretera de la costa camino a St Florent donde solo paramos a tomar un café y un croissant y comenzamos enseguida la subida por la península del Cap Corse por el lado oeste. Son 40km de largo y 10 de ancho pero desde luego no es autopista por lo que nos vamos a pasar el día entero. Antes de emprender la ida, intentamos parar en una playa pero no nos convence porque hay demasiada gente así que pasamos, ya encontraremos una mejor durante el día, o eso pensamos. De hecho desde la carretera vemos alguna pero queda ya muy abajo y está un poco nublado así que nos da un poco de pereza y solo le dedicamos una foto.

Seguimos por lo tanto hasta Nonza y finalmente paramos a comer y a pegarnos un chapuzón en Marine d'Albo, un minúsculo pueblecito de pescadores. La playa es de piedra, no es lo más cómodo del mundo y hace viento pero ya sabemos que no hemos venido a estar tumbados en la arena. De hecho, a medida que subes hacia el norte, todo es cada vez menos turístico y el paisaje se hace más agreste.
Después de comer seguimos, pasando algún pueblecito como por ejemplo Pino, y nuestro próximo objetivo es el puerto de Centuri ya casi en el extremo del Cap Corse. Es realmente muy bonito. Si lo hubiéramos sabido, habríamos comido aquí porque está lleno de restaurantes pintorescos al lado del mar, con las casas llenas de flores y unas vistas espléndidas.

Damos una vuelta por el puerto y seguimos el camino. Todavía nos falta llegar al extremo del cabo y hacer la bajada por el este de la península. Damos una vuelta a pie por el cabo, acercándonos al Sentier des Douaniers lo más cerca posible del mar.

No podemos perder mucho tiempo así que volvemos al coche y emprendemos la bajada. Hacia la mitad del camino, encontramos por fin una playa donde nos apetece parar un rato, en Santa Severa. De nuevo son las 7, no hay nadie (aunque estamos del otro lado y ya no hay sol) pero hay muchas algas y la playa es de piedra por lo que no nos quedamos mucho tiempo y nos vamos. Un poco más tarde vemos otra playa mucho más bonita: Pietra Corbara pero ya no nos paramos.
Tengo una sopresa para F que se cree que vamos a dormir a Corte y que vamos a llegar a las tantas. En realidad he reservado sin que se enterara una noche en el Hotel Castel Brando de Erbalunga, el puerto más bonito del Cap, muy pintoresco, dentro de la demarcación de Brando. Lo tengo del todo engañado y en vez de dirigirlo al párking público le obligo a entrar en el párking del hotel. Cuando por fin se da cuenta, la sorpresa es mayúscula porque el hotel se ve de lujo. Nos instalamos, estamos un rato en la piscina, otro más en el jacuzzi, y nos vamos a cenar como dos señores a un restaurante muy romántico del puerto después de un corto paseo al atardecer.
