Día 3. Gante, la ciudad de Carlos V ✏️ Diarios de Viajes de BelgicaUna de las ciudades más cargadas de historia de Bélgica es Gante, lugar de nacimiento de Carlos I de España y V de Alemania. Los habitantes de esta ciudad flamenca le tienen mucho cariño como ya os contaré más adelante. La antigua estación de...Diario: 4 días en Bélgica: Bruselas, Brujas y Gante⭐ Puntos: 5 (7 Votos) Etapas: 4 Localización: BelgicaUna de las ciudades más cargadas de historia de Bélgica es Gante, lugar de nacimiento de Carlos I de España y V de Alemania. Los habitantes de esta ciudad flamenca le tienen mucho "cariño" como ya os contaré más adelante. La antigua estación de trenes de Gante nos recibe con un amplio y precioso vestíbulo decorado al más puro estilo de Flandes, repleto de pinturas murales de vivos colores. En el exterior no cabe ni una sola bicicleta más. Han invadido la plaza, las aceras y los alrededores de la estación. Es el medio de transporte más utilizado en esta ciudad estudiantil de trazado llano y pocas cuestas como toda Bélgica, por algo a esta zona del planeta se la conoce como los Países Bajos. Para llegar al centro histórico tomamos el otro medio de transporte más popular, el tranvía. El nº 1 nos lleva directamente desde la estación a la puerta del castillo de Gravensteen atravesando toda la zona centro de la ciudad por el famoso puente de San Miguel (desde donde se obtiene la imagen más típica de Gante) y su bello canal. El día anterior lo habíamos pasado en Brujas, lugar que nos había encantado, y no estábamos muy seguros de que Gante fuera a causarnos la misma sensación. Aún así, desde la oficina de turismo de Flandes, nos habían recomendado dedicar un día completo a Gante y optamos por seguir su consejo. Como os decía, tras 36 minutos de viaje en tren desde Bruselas, con tarifa weekend (50% de descuento) y 5 minutos de tranvía, por fin nos hallábamos en la puerta del imponente Castillo de Gravensteen, el castillo de los Condes de Flandes del siglo XII. No fue en este castillo donde nació nuestro más distinguido emperador, ese castillo no se ha conservado hasta nuestros días pero Gravensteen ha sido restaurado hasta en 2 ocasiones y se puede recorrer prácticamente al completo: los salones, las mazmorras, los instrumentos de tortura medievales y rodear su exterior por el paso de ronda de la muralla. Desde la torre del homenaje se obtiene una excelente panorámica de la ciudad de Gante que nos ayudó a comenzar a vislumbrar lo que íbamos a conocer en las horas siguientes. Nuestro periplo por el castillo duró algo más de una hora y después pusimos rumbo al Belfort, el campanario de la ciudad que con sus 91 metros de altura es uno de los más altos del mundo. No quería marcharme sin subir ya que el día anterior, debido a las interminables colas, no pudimos entrar en el Belfort de Brujas. Es el símbolo de la independencia de Gante y subir hasta su reloj es muy sencillo gracias al ascensor instalado que realiza 4 paradas a distintas alturas. Atravesando la cámara secreta donde se exponen los 4 guardianes de piedra (sólo 1 es original) que preservaban la torre llegamos a la base del campanario donde está el ascensor. El antiguo dragón dorado de hierro y cobre que escupía fuego por la boca y que coronaba la torre ha sido reemplazado ya en 2 ocasiones por otro más moderno y ligero pero se aprecia cómo el paso del tiempo y las inclemencias meteorológicas han dejado huella en sus predecesores. Con la entrada entregan un tríptico en tu idioma que cuenta la turbulenta historia del monumento desde 1313. Una vez en la terraza superior divisamos el casco antiguo y la enorme ciudad moderna de Gante desde los 4 puntos cardinales, las mejores vistas, sin duda, ¡y eso que nos pareció que la torre del castillo era la perfecta atalaya! Durante la visita escuchamos el sonido de su carillón y pasamos un rato muy divertido tratando de adivinar de qué canciones se trataba (casi todas de Disney). En realidad, la enorme campana que domina la torre es, como en el caso del dragón, la tercera que lo preside pues la original, llamada Roeland, orgullo de los ganteses, que llevaba 200 años dando las horas fue mandada descolgar por el emperador Carlos V en el siglo XVI, como castigo a la ciudad. Años después, el metal se fundió y se construyó una segunda Roeland que repicó durante otros 200 años más en la torre hasta que se la dotó de un "moderno" dispositivo eléctrico para accionarla a distancia durante la exposición universal de 1913. La campana terminó rajándose de arriba a abajo y fue sustituida por la actual. Saliendo del Befort a mano izquierda nos topamos con la entrada principal a la Catedral de San Bavón, un impresionante templo gótico que alberga en su interior la obra más robada del mundo, La Adoración del Cordero Místico, de los hermanos Van Eyck. El exterior estaba en obras y como eran ya algo más de las 13:30 entramos rápido para verla antes de comer pero en ese momento cerraban hasta las 16:00 de la tarde. ¡Qué mala pata! Llegados a este punto, creo que ya es hora de hablar del especial "afecto" que los habitantes de la ciudad profesan a su hijo más ilustre. Todo ocurrió en la época en la que Carlos V gobernaba su vasto imperio desde España a pesar de que nunca llegó a saber ni una palabra de español. Sin embargo, constantemente emprendía nuevas guerras y batallas para ampliar sus dominios y periódicamente incrementaba los impuestos para sufragarlas. En el año 1537 la ciudad de Gante se encontró con una subida de impuestos extraordinaria por parte del emperador que sus habitantes se negaron a pagar. Carlos V no iba a dejar las cosas así. El 24 de Febrero de 1540, justamente 40 años después del mismo día de su nacimiento, el emperador llegaba a su ciudad natal con 5000 soldados dispuestos a reprimir la revuelta gremial. La sublevación fue duramente castigada por parte de las tropas imperiales y los cabecillas fueron ajusticiados de la peor manera. Primero, el emperador confiscó los bienes de los gremios y suprimió todas sus libertades, luego, mandó derribar la abadía de su patrón, San Bavón, y descolgar la campana Roeland del Belfort. Más tarde, hizo desfilar a los líderes gremiales por la ciudad descalzos con una simple camisa y una soga atada al cuello desde el Ayuntamiento hasta la plaza del castillo donde debieron suplicar perdón. Por último, fueron decapitados allí mismo para dar ejemplo. Los ganteses jamás habían sufrido una derrota y una humillación tan grande. Además, debieron pagar los impuestos atrasados y una multa extraordinaria. A esto le llamo yo "poner una pica en Flandes"; expresión popular utilizada para expresar algo que resulta muy costoso o difícil de realizar pero que finalmente se lleva a cabo. Son medidas muy extremas pero me dan alguna idea de qué hacer con algunos gobernantes patrios actuales..... Llevábamos ya unas cuantas horas en Gante y aún nos faltaba muchísimo por visitar. Cuanta razón tenían en la oficina de turismo en recomendarnos dedicar una jornada entera a esta ciudad. Su arquitectura e historia nos tenían maravillados y parecía que no habría tiempo para verlo todo. Tras salir de la catedral con poca fortuna por no haber podido visitarla continuamos el camino hasta llegar al Castillo de Gerardo el Diablo, sólo el nombre ya impresiona. Es un siniestro edificio rodeado de un foso que parece totalmente inexpugnable. Se utilizó como prisión, convento, orfanato, etc... y ahora aloja el archivo del estado. No se puede visitar pero hicimos unas cuantas fotos al castillo y a la catedral que está a pocos pasos. Delante del castillo se encuentra una escultura dedicada a los hermanos Van Eyck y detrás, un brazo del canal del río Escalda, uno de los dos ríos que atraviesan Gante. Regresamos al centro por una calle peatonal por detrás del Belfort donde se halla el curioso Ayuntamiento con dos fachadas de estilos totalmente diferentes, gótico y renacentista. Apenas 80 años separan su construcción pero cada una de ellas se levantó en el estilo más popular de su época. Volvimos sobre nuestros pasos hacia el puente de San Miguel no sin antes detenernos en la altísima Iglesia de San Nicolás, cuyas puertas estaban abiertas de par en par con un bullicio de gente entrando y saliendo sin cesar. Entramos y nos sorprendimos al encontrar un mercadillo de antigüedades en plena iglesia, tiene su puntito. El templo es enorme en cuanto a dimensiones y altura y durante su restauración se ha dividido en 2 partes. El mercado ocupa la parte sin restaurar. Por una puerta lateral entramos a la iglesia restaurada. El gótico flamígero tiene unas características especiales en cuanto a ornamentación y altura que lo distinguen de otros tipos de estilo gótico más populares en España. En todas las iglesias o catedrales que hemos visitado en Bélgica no hemos podido dejar de admirar la altura de las bóvedas y la longitud de las naves. Ya cansados nos dirigimos hacia la Lonja de la Carne por donde habíamos pasado por la mañana y habíamos visto bastantes bares y terrazas. Hay que decir que en Bélgica, cuando hace sol, la gente sale a la calle como caracoles. Nos sentamos en una terracita muy cercana a los famosos muelles para tomar una cerveza belga y descansar los pies. Nos estábamos aficionando poco a poco a probar distintas marcas de este néctar. Queríamos reorganizar la información y aprovechar al máximo el tiempo para ver lo que nos faltaba y regresar a la catedral de San Bavón por la tarde. Habíamos evitado la zona de los muelles durante todo el día para que al verla nos resultara más impactante, y así fue. A diferencia de Brujas, en Gante, hay menos canales pero los muelles de Graslei (muelle de las hierbas) y Korenlei (muelle del grano) concentran en 100 metros toda la belleza de las construcciones típicas de Flandes en ambas márgenes del canal. Los turistas pasean por las orillas o bien se sientan a comer contemplando el ir y venir de los barquitos turísticos que recorren el canal formado por el río Lys. Nos detuvimos un buen rato a empaparnos de las vistas y sacar partido del soleado día. Recorrimos ambas orillas admirando los detalles de las casas gremiales y subimos, ahora sí, al Puente de San Miguel que da acceso a la ciudad histórica. Desde las barandas tomamos fotos de los muelles y la consabida foto de las 3 torres, la postal más popular de Gante. A las 16:00 estábamos en el interior de la catedral buscando el "cordero". La recorrimos de cabo a rabo sin suerte y el dichoso cordero no aparecía. Yo decía que prefería comerme un buen cordero churro asado en horno de leña a ver el "cordero místico este". Ya casi habíamos desistido cuando en una capilla lateral vimos gente admirando una tabla de madera enorme. Era la réplica del famoso cuadro que nos permite acercarnos bastante a la pintura y admirar detalles. El original se expone en otra zona a salvo de la luz y de los amigos de lo ajeno metida dentro de una urna de cristal con un fuerte dispositivo de seguridad dado sus antecedentes. De hecho te advierten que una de las tablas es una copia ya que el original nunca se recuperó de un robo. Tras abonar los 4 euros de entrada pasamos en una salita oscura, llena de gente en la que nos entregaron una audioguía para escuchar la azarosa historia del cuadro. La visita a la catedral y el cuadro nos llevó casi una hora y mi chico tenía el capricho de ir a una cervecería muy conocida en Gante llamada Dulle Griet, en el barrio de Patershol. Allí nos dirigíamos cuando me asaltó, Margarita la Rabiosa. Se trata de un enorme cañón pintado de rojo al lado del canal que, debido a sus enormes dimensiones, nunca fue disparado y tiene unos 500 años. Precisamente el nombre del bar que buscábamos está relacionado con Margarita: De Dulle Griet quiere decir "la loca Rita". La plaza Vrijdagmarkt (no fuimos capaces de pronunciarlo bien) es el kilómetro 0 de Gante. Estaba muy animada sobre todo por ganteses que escuchaban una banda tocar. Llegamos al bar que, a esa hora, las 17:00, se encontraba casi vacío. Está muy bien decorado y si pides una cerveza de 1,2 litros te la sirven en un curioso vaso previo pago de una prenda. Sí, sí, tuvimos que dejar un zapato al camarero que lo metió en un cesto y lo subió mediante una polea a lo alto del techo. Hasta que no pagas la consumición y entregas el vaso no te lo devuelven. Nos bebimos nuestras cervezas muy rápido y volvimos al centro de Gante para visitar la Iglesia de San Miguel pero los domingos por la tarde no abre. Así que decidimos dar por finalizada la jornada y volver en el tranvía nº1 a la estación para tomar el tren de regreso a Bruselas en el que dormimos durante todo el trayecto tal vez por efecto de la cerveza. Con esta visita habíamos puesto nuestra propia pica en Flandes. Índice del Diario: 4 días en Bélgica: Bruselas, Brujas y Gante
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