Este día se lo dedicamos entero a Lovaina. Después de un fantástico desayuno salimos a explorar la ciudad. La primera parada de rigor en la Grote Markt, para verla con luz de día. Destacan tres monumentos, la iglesia de San Pedro, la Round Table y el Ayuntamiento, que es el que se lleva la mayoría de las miradas.
La iglesia de San Pedro estaba cerrada, así que dejamos la visita para otro momento. La Round Table es un edificio reconstruido en estilo neogótico, que fue durante muchos años sede del Banco de Bélgica, pero que ahora alberga un hotel de lujo.
Junto a la plaza hay una pequeña fuente muy curiosa. Se trata de la Fuente de la Sabiduría, una pequeña estatua que representa un estudiante que con una mano lee un libro y con la otra vierte agua en su cabeza. No podemos olvidar que Lovaina es una ciudad con mucha tradición universitaria y eso está presente en detalles como los de esta fuente, que es un homenaje a la universidad, pero con un toque de ironía. Muchos piensan que lo que vierte en su cabeza es en realidad cerveza y que representa la buena vida de los universitarios en Lovaina.
Precisamente la Universidad es nuestra próxima parada, concretamente la Biblioteca universitaria.
La Biblioteca de la Universidad de Lovaina es uno de los edificios históricos más importantes de la ciudad. Sin embargo, el edificio tuvo que ser reconstruido dos veces en el siglo XX, ya que fue quemado en las dos guerras mundiales. Después de la segunda guerra mundial recuperó su forma y su esplendor y es una visita imprescindible en Lovaina.
Ya la columnata del exterior y del vestíbulo es una preciosidad, pero una de las estancias más bonitas es la sala de lectura, que en ese momento estaba ocupada por cientos de estudiantes. Por ello nos pidieron que fuésemos silenciosos en nuestra visita.
También subimos a la torre. El primer tramo se realiza por una preciosa escalera de caracol. Después, se va subiendo por escalera metálica, y en cada piso hay una exposición fotográfica sobre el papel de Lovaina y la Universidad en las guerras y la reconstrucción del edificio.
Desde el balcón de la torre hay unas vistas panorámicas únicas de Lovaina y sus alrededores. Qué bien que ese día el cielo estaba despejado para disfrutar de esas magníficas vistas.
Después nos fuimos al MLeuven, el museo de arte de la ciudad. La colección permanente es muy extensa. Creada a partir de un gabinete de curiosidades del ayuntamiento de Lovaina del siglo XVIII, la colección se centra especialmente en obras de arte de Lovaina y Brabante, pero actualmente también abarca el arte contemporáneo. Merece la pena echarle un vistazo.
Pero esos días el gran atractivo del museo era una exposición sobre el pintor flamenco Dieric Bouts, que realizó la mayor parte de su obra en Lovaina y es considerado uno de los grandes maestros flamencos.
La exposición incluía obras de Bouts llevadas de varios lugares, incluidas las dos obras maestras de la iglesia de San Pedro, la Última Cena y el Martirio de San Erasmo.
Pero lo mejor de la exposición es que compara las técnicas empleadas por Bouts en el siglo XV con las que se utilizan en el arte visual actual, todo de una manera muy didáctica. Por ejemplo, la creación de paisajes inventados como fondo de lo que quiere contar y la comparación con lo que se hace en películas actuales como las de Star Wars o en el desarrollo de videojuegos. O el uso de la perspectiva lineal, técnica de la que fue pionero.
También compara las temáticas de entonces y de ahora, como la de la Madonna con el niño, una composición recurrente en la pintura flamenca y también muy utilizada hoy en día, tanto en pinturas, en fotografía, en anuncios,…
A Dieric Bouts se le considera un maestro del detalle y en algunas de sus obras encontramos unos detalles asombrosos.
La exposición es un análisis de su obra y de su legado al arte visual contemporáneo. Lo cierto es que no conocía a este pintor y tengo que decir que la exposición me gustó mucho.
Pasamos casi dos horas en el museo y cuando salimos ya teníamos hambre. Fuimos a comer al Dewerf, un local muy frecuentado por estudiantes. Había una amplia variedad de comida y de cervezas, y todo a un precio muy competitivo. Pedimos una cerveza cada uno, una sopa con pan y mantequilla, un wrap de carne y verduras y un guiso de ternera dentro de un pan. Nos costó acabarnos la comida. Muy recomendable el sitio, aunque no esperes una vajilla de lujo, ya que muchas cosas se sirven en fiambreras y platos de plástico.
Para rebajar un poco la comida, fuimos dando un paseo hasta el gran beaterio. Es uno de los beaterios más grandes y mejor conservados de Flandes. Es como un pueblo dentro de la ciudad, con sus calles, sus casas tradicionales, sus patios y los puentes sobre el canal. Actualmente pertenece a la Universidad de Lovaina y se utiliza como residencia para estudiantes y profesores visitantes.
A las 4 de la tarde teníamos reservada una visita guiada al ayuntamiento. La guía nos explicó primero la historia del edificio, desde su construcción en el siglo XV hasta la actualidad. Como curiosidad, el plan inicial incluía una gran torre campanario, pero modificaron el proyecto con la disposición simétrica de las torretas que observamos hoy. La obra se completó en solo 30 años y la mayoría de lo que se observa en la fachada es original. En el siglo XIX se decidió poner las 235 esculturas que se ven hoy en día, que no estaban en la construcción original. Durante la primera guerra mundial, el edificio quedó en pie en medio de la devastación a la que fue sometida Lovaina, escapando solo con daños de menor consideración. En la Segunda Guerra Mundial, un bombardeo también causó daños, que fueron reparados a finales del siglo XX.
Después pasamos a ver el edificio por dentro. Nos enseñó las salas más nobles, como la sala de juntas o el despacho del alcalde, con una decoración de pinturas y ornamentos muy brillantes.
Una visita muy recomendable, la guía nos contó cosas muy interesantes y de una forma muy amena. Aunque el edificio me parece más bonito por fuera que por dentro, es una maravilla del gótico brabantino.
Cuando terminamos la visita nos fuimos al mercadillo navideño, que está junto a la biblioteca de la Universidad. En realidad son dos mercadillos, uno junto al otro. En uno de ellos hay más puestos de artesanías, y encontramos la casa de Papá Noel, mucha decoración para que la gente se haga fotos,… Incluso encontramos un grupo vestido de época cantando villancicos. En el otro mercadillo hay más puestos de comida y bebida. Nos tomamos un vino caliente para entrar en calor, mientras recorrimos los diferentes puestos.
Justo enfrente de la biblioteca universitaria, en mitad del mercado, encontramos la curiosa escultura llamada “Totem”. Se trata de una aguja colocada de manera vertical de unos 20 metros que tiene en su extremo superior un escarabajo incrustado.
Para huir del frío nos fuimos a tomar unas cervezas al Leuven Central, ya que la noche anterior nos había gustado bastante el ambiente. Así pasamos el resto de la tarde, bebiendo cervezas y comiendo unas “pistolets”, unos pequeños bocadillos con diferentes rellenos.
Antes de volver al hotel pasamos de nuevo por el ayuntamiento, donde también hay decoración navideña, un nacimiento y un puesto de gofres y vino caliente.