![]() ![]() Día 7 Canterbury – Sandwich ✏️ Diarios de Viajes de Francia
Nuestras amigas las gaviotas ya están dale que te dale con su musiquita. Nos aseamos y desayunamos en un Mc Donalds, bueno desayunan un café de esos y un bollo. Nos dirigimos a Canterbury en donde nos presentamos en una media hora más o menos. Las...![]() Diario: Francia e Inglaterra en cuatro ruedas⭐ Puntos: 5 (3 Votos) Etapas: 15 Localización:![]() Nuestras amigas las gaviotas ya están dale que te dale con su musiquita. Nos aseamos y desayunamos en un Mc Donalds, bueno desayunan un café de esos y un bollo. Nos dirigimos a Canterbury en donde nos presentamos en una media hora más o menos. Las carreteras terribles, estrechísimas. En algunos tramos los árboles conforman verdaderos túneles vegetales. Las luces automáticas del coche se encienden de tan oscuro que está. Llueve, así que primera parada después del parking en el centro de la ciudad, un Primark para comprar unos paraguas. Acudimos primero al Centro para visitantes de Canterbury que está en el 18 de High Street. Se puede recabar información, hay algunas salas con pinturas, una cafetería y en caso de necesidad, servicios y wifi. Conseguimos el teléfono de una empresa que hace visitas guiadas en castellano y quedamos con ella para las 12:30. Hasta ese momento nos damos una vuelta por el pueblo, que está muy concurrido y enfilamos hacia la zona de la catedral. El pueblo es muy bonito, muy cuidado y con muchos comercios pensados para satisfacer al turista. Tiene Canterbury una vida estudiantil muy potente y en verano el turismo es importante. Los habitantes, si no estoy mal informado, son unos 40.000 y durante el curso hay casi otros tantos estudiantes. La vida cultural debe de ser también rica y variada, con una oferta muy amplia para una ciudad de ese tamaño. El día va aclarando y nos permite olvidarnos un poco de los paraguas. Callejeamos por el centro de la ciudad admirando sus edificaciones y como es natural nos vamos acercando a la majestuosa catedral. Se entra por “Christ Chuch Gate” y es ahí donde se sacan los tickets. Los adultos 10,5 libras, los jóvenes 7 libras. Es un poco caro pero merece mucho la pena. Antes de entrar en la catedral conviene detenerse en la propia puerta de acceso. Es notable por sí misma aunque haya sufrido remodelaciones a lo largo de los años. *** Imagen borrada de Tinypic *** *** Imagen borrada de Tinypic *** El conjunto de la Catedral de Canterbury es, tanto por las dimensiones del edificio como por la calidad de lo que se ve, espectacular. Llega un momento en el que es abrumador. En esta catedral hay que detenerse con largueza para poder gozar e interiorizar toda su grandiosidad. La entrada sirve para todo el día, si no nos informaron mal. Se puede ver una parte a la mañana y otra a la tarde por ejemplo. Nosotros no pudimos hacer eso pero yo recomiendo vivamente hacerlo si se dispone de tiempo. La enorme cripta, las naves, los diferentes sepulcros, el lugar en el que acabaron con la vida de Thomas Beckett, el coro, la tumba del Príncipe Negro, el maravilloso claustro, las vidrieras… tu cuello puede sufrir mucho porque no sabes si mirar al frente, hacia abajo o hacia arriba. Si fuese posible hacerlo todo al mismo tiempo… Todavía impresionados por la belleza y majestuosidad de lo que hemos visto nos dirigimos a buscar a nuestra guía. Somos un grupo de 14 personas y una visita de unas dos horas nos cuesta unas 75 libras que hay que pagar por adelantado, eso sí. Habla muy bien castellano, se llama Alejandra y ha vivido en Valencia. Sus explicaciones son buenas. Habla muy tranquilo y nos lleva por toda la zona que rodea a la catedral. Empieza con la historia de Enrique VIII y Catalina de Aragón y luego se centra mucho en la historia de Thomas Beckett y su asesinato, pues es ese acontecimiento el que da a Canterbury mayor proyección si cabe en Inglaterra como centro de peregrinación y culto. Alrededor de la catedral nos muestra unos cuantos lugares interesantes y exclusivos, como el King’s School y nos lleva paseando hasta un puente encima del río que atraviesa la localidad y que le da un encanto adicional. *** Imagen borrada de Tinypic *** Reponemos fuerza en uno de los múltiples locales que hay en el centro y vamos a por los coches al parking situado en el centro comercial que hay en medio de la ciudad y que tiene un límite máximo de cinco horas, así que cuidado. Si te pasas son 20 libras que tienes que apoquinar para sacar el vehículo. El parking se llama Whitefriars y está entre Waiting Street y Rose Lane. Nos cuesta 8 libras y media por cinco horas de estancia. Puede que haya otras opciones más baratas o exista la posibilidad de aparcar un poco más lejos, en la calle. No sabría decirlo porque cuando llegamos llovía bastante y optamos por la más derecha que encontramos. Comidos y bebidos nos acercamos a Sandwich, un pueblecito encantador, con su pequeño puerto fluvial y todo. Hay un puente que se puede mover para que pasen las embarcaciones que no caben. Se trata del River Stour, río que pasa también por Canterbury. Unos kilómetros más allá de Sandwich desemboca en la bahía de Pegwell. El pueblo es pequeño pero muy agradable de recorrer. Mantiene en el centro viejas casas muy bien conservadas y tiene encanto, es armonioso y merece un paseo tranquilo disfrutando de la tranquilidad que en Canterbury no hemos podido gozar. *** Imagen borrada de Tinypic *** Volvemos hacia Dover para visitar el castillo pero ya se nos ha hecho tarde: está cerrado. Nos hacemos unas fotos desde un mirador que hay en la carretera de acceso pero estamos muy lejos. Volvemos a Folkestone y reservamos para cenar en un restaurante italiano que está enfrente del hotel, “La Tavernetta” se llama. Cenamos bien, en plan italiano pero tampoco una cosa del otro mundo. Eso sí, el camarero hace unos trucos de magia a los chavales, que como es lógico, están encantados y es además un tipo atento y profesional. El lugar es agradable pero nos en la cuenta hay un montón de cosas que no entendemos muy bien. Fuera del restaurante y en plena discusión para discernir la factura, que está hecha de cualquier manera, decidimos que tampoco merece la pena discutir porque a fin de cuentas hemos pasado un buen rato. Para terminar nos vamos al pub que hay en la esquina de enfrente con Sandgate Road. Está en un semisótano y no sé si es el típico pub inglés, pero tiene un punto cutre evidente. No se diferencia mucho de cualquier tasca de barrio de por aquí salvo por la moqueta. Pantallas de televisión para seguir los acontecimientos deportivos, en fin todas esas cosas.. Clientela casi exclusivamente masculina, aunque hay algunas chicas y más de un paisano con el nivel de cerveza ya bien cumplido. Se ve que entre ellos se conocen bastante pues no paran de bromear entre ellos. La ventaja es que el precio de las cervezas es bastante más asequible que en los lugares públicos que hemos visto hasta ahora. Nos tomamos nuestra pinta y a la cama a dormir, que ya es hora. Índice del Diario: Francia e Inglaterra en cuatro ruedas
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