DÍA 5: MONTALCINO - SAN QUIRICO - PIENZA – MONTEPULCIANO. ✏️ Diarios de Viajes de Italia

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Montalcino. Situado en lo alto de una colina, nos sorprendió la enorme fortaleza y sus murallas. La ciudad, de origen etrusco y romano, se construyó en siglo XII y, después, como era habitual en aquellos tiempos, fue pasando de mano en mano, y en el siglo XVI fue conquistada por el ejército del Emperador Carlos I de España y V de Alemania.
Los sieneses, que entonces dominaban la ciudad, se refugiaron en la fortaleza y como símbolo de esa resistencia un importante pintor de la escuela de Siena, llamado Il Sodoma, creó un espléndido estandarte que se conserva en el interior.
Aparcamos fuera de las murallas medievales. La Fortezza (fortaleza) se construyó en el punto más alto de la ciudad en el año 1361, sobre un plan pentagonal. Allí hay una enoteca y desde donde se saca la entrada si se quiere subir y pasear por la muralla.
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Durante el recorrido por la ciudad encontramos diferentes enotecas donde se pueden degustar y comprar vinos de renombre internacional, como el Brunello y el Rosso de Montalcino. Una botella de Brunello te puede costar desde 20 euros hasta más de 100. Entramos a una de ellas y tras probar un poco (era por la mañana y como que no apetecía mucho) compramos unas botellas, mermelada de uva y miel de romero y otra de castaño, además de un dulce. Buenosiimoooo todo.
Una vez en el centro de Montalcino, estuvimos visitando:
La Catedral de San Salvatore, románico-gótica, del siglo XIV que es una preciosidad. El frente oeste llama especialmente la atención por una ventana en mármol rosa y su puerta de acceso en mármol negro y blanco. Dentro hay frescos y pinturas de renombrados maestros de la escuela de Siena.
La Iglesia de la Madonna del Soccorso, del siglo XVII, con una magnífica fachada neoclásica en mármol travertino. Tiene un imponente altar barroco y una estupenda serie de pinturas y de esculturas de madera. Las obras más importantes son de Vincenzo de San Gimignano, de Francesco Vanni y de Antonio y Rutilio Manetti.
También hay un Museo de Arte Sacro, que está en el interior del Convento de Sant'Agostino, Con una importante colección de obras sacras.
La Piazza del Popolo, con el Ayuntamiento (Palazzo Comunale) como principal edificio, con una alta torre medieval adyacente.
La Loggia, estructura renacentista con seis arcos de medio punto, aunque con muchas restauraciones de épocas posteriores.
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Después nos fuimos con el coche a la parte baja donde está la Abadía de San Antimo en medio de viñedos y cedros. Aparcamos en la zona azul de la entrada y esta vez no subimos ni una sola cuesta. Es terreno llano. De la antigua abadía queda todavía visible externamente el ábside denominado Capilla carolingia. El portal de la abadía está decorado con animales mitológicos y hojas. El interior es una única nave rectangular. Los frescos de Giovanni d'Asciano revisten las paredes y narran la vida de san Benito. Para la construcción de la iglesia se usaron piedras de alabastro (u ónix) y mármol travertino provenientes de Castelnuovo. Éste monasterio benedictino del siglo XII es famoso por su arquitectura y sus muchas leyendas que lo rodean.
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Una de las leyendas más populares de la abadía dice que se fundó en 781 por Carlomagno, un famoso líder de los francos, también conocido como el "Padre de Europa". Él y su ejército regresaban desde Roma, cuando se dio cuenta que sus hombres se estaban enfermando de un misterioso virus. Pararon a descansar y Carlomagno tuvo una visión de un ángel que le pidió que le hiciese una infusión usando una hierba local, y que les diese esta bebida a sus soldados. Éste remedio funcionó y como premio por su gratitud, Carlomagno hizo construir una iglesia en ese lugar para conmemorar este milagro.
Aún está en uso, atrae a muchos viajeros que descansan aquí, haciendo una parada en su camino en la antigua ruta denominada Vía Francígena que unía a Roma con el resto de Europa. Durante la misa, los himnos cantados por los monjes franceses en el interior se pueden escuchar desde el pueblo de Montalcino. Vestidos con ropajes blancos, estos monjes han continuado la tradición de llevar una vida de retiro, otorgándoles un sentido místico.
Hicimos unas cuantas fotos de los alrededores y entramos en la abadía donde sonaba música y cantos de monjes. La visita es gratuita.
El segundo punto a visitar era San Quirico D'Orcia.
San Quirico D'Orcia es otro pequeño pueblo que merece la pena ser visitado si estamos en Valdorcia. Es una ciudad pequeñita, muy antigua y cargada de historia y de origen etrusco. Lo primero que visitamos es la pequeña iglesia de Santa Maria Assunta.
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Pero el orgullo del pueblo es su Collegiata que se encuentra dentro del recinto amurallado. La Catedral, tiene tres pórticos románicos sobre una estructura del siglo VIII. Las obras de la Catedral se iniciaron en 1080, los capiteles y dinteles de los pórticos se esculpieron con dragones y sirenas y otras figuras mitológicas. Está construida en piedra arenisca y mármol travertino. Su interior está repleto de obras de arte de distintas épocas, desde el coro barroco, pasando por un Altar Mayor rococó, un impresionante órgano del siglo XVII y de obras pictóricas del Renacimiento entre las que destaca un tríptico del siglo XV, obra de Sano di Pietro, y que está dedicado a San Quirico, patrón de la ciudad, maltratado y asesinado por los romanos cuando tenía 5 años por declararse cristiano.
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Aparte de su bonita Collegiata, San Quirico tiene otros monumentos interesantes como el Palazzo Chigi, un bonito edificio del siglo XVII con frescos en su interior y el Horta Leonini que es un jardín del siglo XVI escondido junto a las murallas de la ciudad. El jardín que se concibió como refugio para peregrinos y viajeros se utiliza hoy como un jardín público.
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No encontramos muchos turistas, prácticamente estábamos solos. Aquí hicimos la parada técnica para comer y reponer fuerzas. En concreto, en la Osteria del Cardinale. Un sitio con encanto y buena comida.Aqui probamos algunas especialidades con trufa.
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Y de aquí hacia Pienza.
Pienza surge del proyecto arquitectónico de un Papa sienes, el Papa Piccolomini que en el siglo XV decide de hacer de esta pequeña aldea un ejemplo de ciudad renacentista.
El Papa encargó el proyecto a Rossellino, famoso arquitecto del periodo que gastando lo inimaginable creó una joya arquitectónica bellísima en medio de la nada. Se cuenta que cuando el Papa recibió la cuenta de todo el proyecto se puso furioso, si bien toda la rabia se le pasó en cuanto llegó a Pienza y vio las maravillas que se habían levantado.
Encontrándose fuera de las principales vías de comunicación, Pienza perdió importancia y fue despoblándose poco a poco coincidiendo con el proceso de la industrialización italiana y dejando espacio a los pastores sardos que en los años 60 compraron muchas de sus tierras y empezaron a producir el famoso queso Pecorino.
Aparcamos el coche y fuimos caminando por un paseo desde donde se divisa el bello paisaje de la toscana. Es un mirador espectacular con vistas increíbles al Val d´Orcia (tanto el paisaje como el centro histórico es patrimonio de la Humanidad).
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Vimos una casita con un camino de cipreses que nos recordó a la película de Gladiator. Luego leí que esa escena se había rodado por allí cerca.
Entramos en Pienza por una de las dos puertas medievales de acceso. Fuimos por la calle principal donde hay varias tiendas que venden el queso pecorino (tipo de queso oveja) en sus miles de variantes. Entramos a una de ellas llamada Vechia dispensa en el número 29/31 del corso Il Rossellino y compramos el famoso queso y un salami. Buenísimo y nos lo envasaron al vacío para poder llevarlo hasta casa.
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Llegamos a la plaza principal del pueblo, tiene forma trapezoidal y destacan en ella el Palazzo Piccolomini, el Duomo, el Palazzo Borgia, el Palazzo Comunale y un pozo de travertino,
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Cuando llegamos estaban recogiendo el atrezzo de varios decorados. Nos contaron que estaban rodando una serie que trataba de los Medici. Algunas fotos las hicimos con parte de los decorados.
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De regreso entramos a un claustro de un antiguo monasterio, Il Chiostro di Pienza y que ahora es un Hotel Relais. Justo al lado de una iglesia románica en la calle principal de Pienza.
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Finalizada la visita nos dirigimos hacia Montepulciano.
Las murallas de la ciudad las erigieron los etruscos, la primera civilización que se asentó en la preciosa colina, a más de 600 metros sobre el nivel del mar.
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Muchos siglos después, tras las cruentas contiendas entre Siena y Florencia por quedarse con la ciudad, fue conquistada por los Medici en el siglo XV y el Gran Duque de Toscana, Cosme I, hizo que se reconstruyeran las murallas, se hicieran nuevas fortificaciones, así como como otros edificios relevantes dentro de la ciudad, para ir dándole el aspecto renacentista que perdura hoy en día.
Aparcamos el coche en zona azul. Nos llamó la atención una maquina donde la gente pagando unos céntimos rellenaban las botellas de agua con o sin gas.
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Empezamos a caminar atravesando la Porta al Prato e iniciando el camino hasta la cima. A los lados hay multitud de tiendas de artesanía local y restaurantes. Enseguida llegamos a una plaza con la Colonna del Marzocco, una columna de mármol con el león heráldico de Florencia (se trata de una copia ya que el original está en el Museo Civico), muy presente en palacios como el Avignonesi, ubicado en la misma plaza.
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Pasamos por varias residencias renacentistas como el Palazzo Cocconi y el Bucelli y llegamos a la Iglesia de Sant’ Agostino, ideada por Michelozzo, bajo el mecenazgo de los Medici, y que cuenta con un crucifijo atribuido a Donatello.
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Cerca está la torre del Pulcinella, cuyo nombre viene de la curiosa figura de un autómata que cada hora martillea la campana. Es un personaje típico napolitano, que llegó aquí de la mano de un Obispo de Nápoles.
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Después de una considerable subidita (otra más…), llegamos a la Piazza Grande, donde se encuentra la Catedral, el Palacio Comunal, y los edificios del Palazzo Nobili-Tarugi y Palazzo Contucci.
El Palazzo Comunale recuerda en estilo al Palazzo Vecchio de Florencia.
En el interior de la catedral destaca el tríptico de la Asunción de la Virgen con su filigrana dorada, y el retablo de Raddeo di Bartolo.
La Piazza Grande es la sede de la mayoría de eventos y fiestas de Montepulciano, como por ejemplo en agosto, el Bravio delle Botti, una carrera en la que las parejas que representan a cada uno de los ocho barrios de la ciudad, empujan cuesta arriba un tonel de unos ochenta kilos de peso durante un recorrido de un kilómetro hasta la meta en la Piazza Grande.
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En esta plaza también se rodaron escenas de la película de la saga Crepúsculo, en concreto de la película Luna Nueva.
A las afueras de la ciudad, en el campo, se alza el Santuario de la Madonna de San Biagio, totalmente construido en mármol travertino blanco por Sangallo "El Viejo", en el siglo XVI, con un imponente Altar Mayor de ese mismo mármol. El Santuario está considerado como una de las obras cumbres del Renacimiento.
A estas alturas ya habíamos visto tantas iglesias que prescindimos de verla por dentro. Empezábamos a estar saturados.
De aquí emprendimos el viaje hacia Cortona y aquí el GPS nos la jugó. Nos metió por un camino de cabras por medio del monte (apenas cabía un coche en el camino) por lo que tuvimos que seguir un buen trecho hasta poder dar la vuelta. Encima; ya empezaba a oscurecer y todo muy solitario…Esta foto que tomamos al día siguiente es del monte por donde nos perdimos… .
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Finalmente llegamos a nuestro alojamiento rural, una granja con animales que visitamos al día siguiente y donde como desayuno nos dieron leche recién ordeñada (había que hervirla) y un bizcocho hecho por la propietaria que estaba espectacular!!!!
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