En los preparativos previos al viaje habiamos recibido folletos de alguno de los pueblos que íbamos a visitar, enviados por las oficinas de turismo de cada una de ellas, tras haberlo solicitado mediante correo electrónico.
Salimos con el coche sobre las 10 de la mañana. Para pasar Burdeos nos encontramos bastantes kilómetros de retenciones y circulación lenta en la autopista. Después de parar para comer unos bocatas en un área de servicio, de las muchas y bien preparadas que puedes encontrar en las carreteras francesas, llegamos sobre las 5 y media de tarde a LA ROCHELLE.
Aparcamos en un parking subterráneo en la zona del puerto al lado de la oficina de turismo. Dimos un paseo por su bonito puerto viejo con la vista de las Tres Torres (la Torre de San Nicolás, la Torre de la Cadena, y la Torre de la Linterna). El acceso al puerto en barco se realiza por una bocana entre las dos primeras. La zona estaba muy animada con mucha gente paseando o tomando algo en las muchas terrazas de las cafeterías y restaurantes que hay frente al puerto.
Pasamos al casco histórico por la Torre del Gran Reloj, que era una de las antiguas puertas de la ciudad, y paseamos por sus calles, llenas de comercios y de edificios blancos, y por los típicos soportales.
Nos hubiera apetecido quedarnos más tiempo, pero pusimos rumbo a nuestro destino en la capital de Bretaña, Rennes. Llegamos al Hotel Ibis Styles Rennes Saint-Gregoire sobre las 10 de la noche. Es un hotel muy moderno situado en las afueras de Rennes justo al lado de la autovía de circunvalación, por lo que resultaba muy cómodo para llegar y salir con el coche a visitar los pueblos de Bretaña. Estuvimos las 5 noches muy a gusto, en dos habitaciones dobles comunicadas. El precio de las estancia con desayuno buffet incluido fue de 542 euros.
Salimos con el coche sobre las 10 de la mañana. Para pasar Burdeos nos encontramos bastantes kilómetros de retenciones y circulación lenta en la autopista. Después de parar para comer unos bocatas en un área de servicio, de las muchas y bien preparadas que puedes encontrar en las carreteras francesas, llegamos sobre las 5 y media de tarde a LA ROCHELLE.
Aparcamos en un parking subterráneo en la zona del puerto al lado de la oficina de turismo. Dimos un paseo por su bonito puerto viejo con la vista de las Tres Torres (la Torre de San Nicolás, la Torre de la Cadena, y la Torre de la Linterna). El acceso al puerto en barco se realiza por una bocana entre las dos primeras. La zona estaba muy animada con mucha gente paseando o tomando algo en las muchas terrazas de las cafeterías y restaurantes que hay frente al puerto.
Pasamos al casco histórico por la Torre del Gran Reloj, que era una de las antiguas puertas de la ciudad, y paseamos por sus calles, llenas de comercios y de edificios blancos, y por los típicos soportales.
Nos hubiera apetecido quedarnos más tiempo, pero pusimos rumbo a nuestro destino en la capital de Bretaña, Rennes. Llegamos al Hotel Ibis Styles Rennes Saint-Gregoire sobre las 10 de la noche. Es un hotel muy moderno situado en las afueras de Rennes justo al lado de la autovía de circunvalación, por lo que resultaba muy cómodo para llegar y salir con el coche a visitar los pueblos de Bretaña. Estuvimos las 5 noches muy a gusto, en dos habitaciones dobles comunicadas. El precio de las estancia con desayuno buffet incluido fue de 542 euros.