Desde hacía algún tiempo teníamos previsto hacer una pequeña excursión por la llamada Ruta de Don Quijote, en tierras castellano-manchegas, y decidimos aprovechar un fin de semana de junio pues durante los días anteriores habían bajado las temperaturas y se preveía que no haría demasiado calor, lo que resulta importante pensando en ir a La Mancha.
La llamada Ruta de Don Quijote (más o menos oficial) nació como un intento de establecer un itinerario turístico y cultural por los escenarios naturales en los que desarrolló sus aventuras el celebérrimo protagonista de la novela cervantina. No se trata de un recorrido fiel al texto literario ya que no hay certeza de la localización de muchos lugares, incluso algunos puede que no hayan existido nunca; lo que resulta indiscutible es que Don Quijote cabalgó sobre Rocinante por La Mancha, Aragón y Cataluña, siendo las tierras castellano-manchegas el centro principal de sus andanzas junto a su fiel escudero, Sancho Panza.
Con motivo del IV centenario de la obra, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha elaboró un itinerario de 2.500 kilómetros, divido después en 10 etapas, que recorre un buen número de pueblos manchegos, con gran riqueza cultural, artística e histórica, variados paisajes y espacios naturales de gran belleza. Fue declarado Itinerario Cultural Europeo por el Consejo de Europa en 2007, siendo el cuarto que tiene España (los otros son el Camino de Santiago, el legado de Al-Andalus y las Rutas de los Sefardíes). Para quien le interese, en la página web de la Junta se pueden consultar los mapas con el recorrido completo y las etapas. Desde luego no teníamos un objetivo tan ambicioso, cuya realización requeriría al menos quince días (además bastantes de esos lugares ya los conocíamos), así que nos centramos en seis de los escenarios considerados imprescindibles en la ruta: Tembleque, Consuegra, Campo de Criptana, Argamasilla de Alba, Almagro, Lagunas de Ruidera (incluyendo la Cueva de Montesinos) y El Toboso, lo que no estaba mal para un fin de semana.
Nuestro itinerario quedó del siguiente modo según GoogleMaps, unos 400 kilómetros tocando tres provincias (Toledo, Ciudad Real y Albacete) e incluyendo exclusivamente los correspondientes a la ruta, sin tener en cuenta la ida y vuelta a Madrid (otros 225 aproximadamente).
TEMBLEQUE (Toledo).
Fue nuestra primera parada por ser el destino más cercano a Madrid, unos 95 kilómetros que se hacen en poco más de una horita por la A-4, autovía de Andalucía. Aparcamos el coche sin problemas junto a la Iglesia de la Asunción y después de tomar un cafecito con un rico montado de jamón y queso (manchego, naturalmente) nos acercamos hasta la Plaza Mayor, que está apenas a unos metros y que por sí sola justifica una visita a Tembleque.
La Plaza Mayor y laPlaza de la Orden de San Juan, en uno de cuyos costados se encuentra la Iglesia, están comunicadas entre sí por un edificio-pasadizo de madera de lo más vistoso. Es como una entrada “a lo grande” a la plaza grande .
La Plaza Mayor sigue los patrones urbanísticos de los corrales de comedias típicamente manchegos, es de estilo barroco popular y fue inaugurada por Felipe IV en 1653. Tiene forma cuadrada, está porticada con columnas de granito en dos de sus lados y cuenta con corredores sostenidos por pilares de madera y un torreón para autoridades ya que también se utilizaba para celebrar corridas de toros y otros espectáculos. Las barandillas están decoradas con la Cruz de Malta.
En el momento de nuestra visita (junio de 2016), en la plaza se estaban realizando importantes trabajos de rehabilitación, lo que deslucía un poco la panorámica general pues había vallas, andamios y algunas balconadas estaban incluso desmontadas. Sin embargo, aún así vale la pena detenerse para verla porque es realmente bonita y los detalles principales se aprecian muy bien en la zona que no está en obras.
Edificios destacados son también: el Ayuntamiento (con la Oficina de Turismo y el Museo Etnográfico), de construcción algo posterior a la Plaza Mayor, la Casa de las Torres (un espectacular palacio de 1753, construido por un indiano que volvió rico), la Iglesia de la Asunción (siglo XVI) y el rollo de justicia.
Edificio del Ayuntamiento con el escudo de Tembleque.
Iglesia de la Asunción.
CONSUEGRA (Toledo).
Continuamos viaje en dirección a Consuegra, donde realizamos nuestra siguiente parada. Ya a bastante distancia, desde la carretera, se contempla el panorama lleno de encanto de la llamada “Crestería de la Mancha”,el cerro Calderico, sobre el que se asientan el castillo y los famosos molinos de viento, que Don Quijote tomaba por temibles gigantes.
Cruzamos el pueblo y nos dirigimos directamente hacia allí. Se puede subir con el coche prácticamente hasta el último de los molinos (desde el que se obtiene la mejor fotografía), pero preferimos aparcar junto al primero y hacer a pie el resto del camino. Pese a ser cuesta arriba, se hace bien, apenas son quince minutos y resulta muy agradable ir descubriendo uno a uno los molinos, cada uno con su nombre, mientras se contempla un estupendo panorama de Consuegra y todo el amplio horizonte en una vista de 360 grados. Tuvimos suerte porque aunque hacía sol la temperatura no era demasiado alta y corría un airecito muy agradable. Si la jornada es muy calurosa no creo que sea una buena opción venir aquí a medio día, mejor esperar al atardecer y así, de paso, se puede aprovechar para contemplar lo que debe ser una preciosa puesta de sol.
Después del primer conjunto de molinos (cinco), se llega al Castillo de la Muela, desde donde se obtiene una de las mejores vistas posibles de La Mancha. Este castillo era muy difícil de asaltar por su doble línea de murallas y cuenta con un adarve, una torre albarrana y tres torreones. Está siendo restaurado, pero se puede visitar.
Actualmente se conservan 12 molinos de viento, dispuestos en fila (un grupo de cinco, el castillo en medio y otro grupo de 7; como he mencionado antes hay que subir hasta el último para contemplar el mejor panorama). Este tipo de molinos fueron la solución que encontraron las gentes de estas tierras para moler grano sin disponer de grandes caudales de agua. Cuando soplaba el viento, los hombres corrían para aprovecharlo y moler todo lo que podían antes de que amainara.
El conjunto de castillo y molinos, sobre el cerro Calderico, se conoce como Crestería de la Mancha y las vistas que se obtienen desde allí son de las más bonitas y típicas de la Mancha.
Horarios: Molino Botero (Oficina de Turismo): 09:00 a 19:00
Castillo: sábados y domingos: 10:30 a 14:30 y 16:30 a 19:00.
Entrada conjunta: 4 euros.
Horarios: Molino Botero (Oficina de Turismo): 09:00 a 19:00
Castillo: sábados y domingos: 10:30 a 14:30 y 16:30 a 19:00.
Entrada conjunta: 4 euros.
En cuanto al casco urbano de Consuegra, destaca la Plaza de España con el Ayuntamiento; pegados a él el Arco, la Torre del Reloj y el Colegio de San Gumersindo. Además, los corredores de madera típicos manchegos. El Torreón Casa de la Tercia (antiguo archivo y pagaduría del Palacio Prioral), la Iglesia de San Juan del siglo XVI y la Iglesia del Santísimo Cristo de Veracruz.
CAMPO DE CRIPTANA (Ciudad Real).
Nuestra siguiente parada fue el escenario donde Don Quijote luchó contra sus particulares gigantes, los molinos de viento. Se encuentran en la parte alta, ubicación lógica para aprovechar mejor el viento, y se distinguen perfectamente desde la carretera. Se puede llegar en coche, atravesando la población, primero por calles planas y cuidadas y después por otras más estrechas y empinadas; en realidad parece más complicado que lo que es porque se alcanza el cerro donde se encuentran los molinos sin ningún problema, incluso siguiendo el navegador que muchas veces pretende meter el coche por el sitio más estrecho y difícil .
Panel informativo: Campo de Criptana en la Ruta de Don Quijote.
Se conservan una decena de los casi cuarenta con que llegó a contar el pueblo, y tres de ellos ya existían en la época en que Cervantes escribió El Quijote. Son monumento nacional y se llaman el Infanto, el Sardinero y el Burleta. El resto de los molinos son del siglo XX y uno de ellos, el Culebro, alberga un museo dedicado a su hija más conocida, la actriz y cantante ya fallecida Sara Montiel.
Junto a los molinos, podemos ver el llamado Albaicín Criptano, un barrio típico, con pronunciadas pendientes, calles estrechas y casas de una planta encaladas de blanco y con zócalo azul.
Los conventos e iglesias sufrieron bastantes daños durante la Desamortización y en la Guerra Civil, quedando solo el Convento del Carmen, de estilo barroco. El Museo Municipal se encuentra en la Casa del Pósito, del siglo XVI.
Además son interesantes las Casas-Cueva, viviendas de molineros del siglo XVI excavadas en la roca, algunas de las cuales se han convertido en restaurantes. Precisamente, almorzamos en uno de estos restaurantes, la Cueva de la Martina, pues era una ocasión especial y queríamos algo diferente al típico menú. Este restaurante cuenta con un par de terrazas con unas vistas estupendas a los molinos y al pueblo, donde se sirven fundamentalmente raciones y tapas, mientras que el comedor propiamente dicho se encuentra en la parte inferior, dentro de las cuevas donde vivían antaño los molineros. Está bien decorado y ofrece una cocina elaborada, mezcla de comida tradicional y moderna. No recuerdo los nombres de los platos que tomamos, pero hablando vulgarmente fueron foi con mermeladas variadas, habitas con boletus y jamón ibérico, perdiz escabechada, ventresca de atún, bizcochada manchega, cafés, agua y vino. Todo estaba muy rico y muy bien emplatado (como está tan de modo hoy en día ), y el servicio fue rápido y amable, pero francamente, 104 euros nos pareció un precio excesivo.
ARGAMASILLA DE ALBA (Ciudad Real).
Se supone que se trata del lugar de la Mancha cuyo nombre Cervantes prefería no recordar, donde estuvo encerrado (según dicen unos por cobrar de más en su trabajo de recaudador de impuestos o de acuerdo con otros por un lío de faldas con la dama equivocada). Lo cierto es que según la tradición fue aquí donde comenzó a escribir la primera parte de El Quijote ya que parece haber una coincidencia en las fechas, si bien estas teorías no están probadas.
Argamasilla es un pueblo pequeño pero muy agradable. Eran casi las cinco de la tarde y hacía bastante calor, pero junto a la Iglesia hay un bonito jardín con árboles, una fuente y sombra, donde la temperatura bajaba unos cuantos grados. También destacan unas esculturas dedicadas a los principales personajes cervantinos: Don Quijote, Sancho Panza y Dulcinea.
Todos los lugares interesantes que hay que visitar en el pueblo están muy cerca unos de otros, en torno a esta plaza. Así que la visita es rápida y cómoda.
La primera parada conviene que sea en la Casa Medrano, construida sobre la cueva donde se dice que Cervantes estuvo preso. Aquí está también el auditorio y la oficina de turismo. El precio de la visita es de dos euros. Se encuentra perfectamente acondicionada y el piso superior de la cueva cuenta con una cama, una mesa y una silla, donde puedes sentarte para hacerte la típica foto remedando a Cervantes escribiendo su novela. Tuve suerte porque cuando entré estaba saliendo una multitudinaria excursión de la tercera edad y, afortunadamente, estuve sola en el interior de la cueva ya que puede resultar agobiante con mucha gente dentro.
Exterior de la Casa Medrano.
Cueva donde estuvo preso Cervantes dentro de la Casa Medrano.
Otros recuerdos cervantinos en Argamasilla son la Botica de los Académicos, la Casa del Bachiller Sansón Carrasco (típica casa manchega, residencia de Antonio López, el caballero de los espejos; está en la c/ Académicos 1) y la Iglesia de San Juan Bautista, que aúna los estilos gótico y renacentista. Cuenta con un cuadro en el que aparece un velatorio y Rodrigo Pacheco orando, personaje que hizo encerrar a Cervantes y en cuya figura, al parecer, se inspiró para la imagen de Don Quijote. También es interesante su descubierto, el espacio de la iglesia que quedó sin terminar seguramente por falta de recursos.
Iglesia de San Juan Bautista. A la izquierda el cuadro donde aparece (abajo a la derecha), Rodrigo Pacheco, cuya imagen física se dice que inspiró a Cervantes la de Don Quijote.
Botica de los Académicos, donde se reunieron Azorín y otros escritores para celebrar el III centenario del Quijote.
También se pueden ver el Canal del Gran Prior, que cruza Argamasilla de norte a sur, y los bombos, construcciones rurales tradicionales de esta zona de La Mancha.
El Canal del Gran Prior en el centro de Argamasilla de Alba.
A trece kilómetros de Argamasilla, dentro de su término municipal y siguiendo la carretera CM-3115, nos encontramos con el Castillo de Peñarroya, ejemplo de la arquitectura militar del siglo XII. En principio fue un fuerte árabe, que pasó a manos cristianas en 1198. Perteneció a la Orden de los Caballeros Hospitalarios de San Juan desde 1225 y está situado sobre un promontorio, junto al embalse del mismo nombre. Sirve de entrada por el norte a las Lagunas de Ruidera y su acceso es libre en cuanto a horario y gratuito. La fachada exterior está restaurada y se conserva en buen estado, también se puede subir a las almenas, desde donde se tienen buenas vistas del embalse y los alrededores. Hay un itinerario autoguiado que da la vuelta al castillo y baja a la orilla, pero si el sol pega de plano puede resultar agobiante en época calurosa. Puede ser una buena opción visitarlo cuando cae la tarde.
EL TOBOSO (Toledo).
Como colofón a nuestro pequeño periplo por las tierras que surcó Don Quijote paramos en El Toboso, cuya mayor fama se debe, precisamente, a ser la cuna de Dulcinea, la idealizada dama del hidalgo. Aunque el pueblo es pequeño y se puede recorrer a pie cómodamente, la verdad es que no le dedicamos demasiado tiempo porque hacía mucho calor y nos sentíamos bastante cansados después de estar todo el fin de semana de acá para allá. Además, sobre las seis de la tarde, el pueblo estaba prácticamente vacío y con casi todos los lugares de interés turístico cerrados ya que los domingos las visitas solo se pueden realizar en horario de mañana, algo que no sabíamos. Ojo, pues.
Por los restos encontrados, se supone que este lugar estuvo poblado ya en tiempos prehistóricos y también existen vestigios de poblaciones celtíberas, pero su pista se pierde en la nada hasta que aparece citado en documentos del primer tercio del siglo XIV; en 1480 recibió el título de villa.
Museo de Humor Gráfico e Iglesia Parroquial de San Antonio Abad.
En la página web del ayuntamiento hay publicados cuatro recorridos temáticos que pueden resultar interesantes: el monumental, el literario (dedicado a los diferentes lugares del pueblo citados en la novela cervantina), el de los pozos y uno nocturno.
En la ruta monumental figuran el Convento de las Trinitarias, el Centro Cultural Cervantes, el Museo de Humor Gráfico, el Museo Cervantino, la Iglesia Parroquial de San Antonio Abad, el Monumento a Dulcinea, la Ermita del Santísimo Cristo de la Humildad, la Casa Museo de Dulcinea, el Convento de las Clarisas y la Glorieta Monumento al escritor y periodista Federico García Sanchiz.
Convento de las Clarisas.
Durante nuestro rápido recorrido pudimos ver algunos de estos lugares, entre los que destaca la Plaza Mayor, un espacio bastante amplio donde se encuentra la Iglesia de San Antonio Abad y, enfrente, un bonito monumento dedicado a Dulcinea, ante la cual se inclina su enamorado Don Quijote.
Iglesia de San Antonio Abad.
Monumento a Dulcinea.
También nos acercamos a la Casa-Museo de Dulcinea. Según indica el panel informativo exterior, se trata de una casa propia de un hidalgo que conserva la estructura original del siglo XVI. Perteneció a la ilustre familia de los Martínez Zarco de Morales, siendo una de ellos, Ana, la que inspiró el personaje de Dulcinea. La verdad es que este panel me dejó un poco sorprendida porque yo tenía la idea de que Dulcinea era una campesina que existió en la realidad y se llamaba Aldonza Lorenzo. Reflexionando después, supongo que Aldonza Lorenzo puede identificarse con el personaje real al que se refería Cervantes, y Ana Martínez Zarco de Morales está más cerca de la dama idealizada, la Dulcinea que forjó la imaginación de Don Quijote. El museo recrea una casa del siglo XVI con sus útiles y enseres y es monumento histórico-artístico. No pudimos entrar porque el horario de los domingos es de 10:00 a 14:30 (de martes a sábado, de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 19:30; el precio 1,5 euros).
Y aquí acabó nuestro pequeño periplo por tierras manchegas que surcó Don Quijote y que nos llevó a movernos por tres provincias: Toledo, Ciudad Real y Albacete. Los otros dos lugares que visitamos en esta ruta y que no figuran aquí tienen etapas independientes en el diario. Dejo los enlaces:
ALMAGRO (CIUDAD REAL), la insigne capital de la antigua provincia de La Mancha.
PARQUE NATURAL DE LAS LAGUNAS DE RUIDERA (Albacete y C.Real). Cueva Montesinos.