Desde Castelrotto, a la derecha del supermercado Konsum, en la carretera general, parte el telesilla a Marinzen, en la falda del Bullacia. Es una sensación muy agradable subir despacito, ojos cerrados, sin apenas más sonido que las hojas de los árboles y algún pajarillo…
La subida se hace en una hora aproximadamente caminando, siguiendo las señales 6 y 4A (la bajada por las 11A y 4). En la cima se pueden hacer varios senderos. Nada más bajar del telesilla encontramos la Marinzen Hütte, un minizoo con caballos y vacas, cabras sueltas... ¡Cómo nos perseguían para coger el helado que nos comimos! Se nos subían a las piernas.
Debajo de este restaurante hay una zona de columpios, toboganes, tirolinas, un pequeño lago… Una maravilla para los más pequeños en un entorno natural. Había bastantes familias para pasar el día allí.
Nosotros, después de jugar un buen rato, nos alejamos hacia la Schafstall Hütte, a la que llegamos en algo más de una hora.
Es un restaurante (baños en el exterior) con terraza y un terreno enorme de césped, rodeado de abetos, con hamacas y zona de juegos. Allí disfrutamos de varias cervezas fresquitas, mientras nuestro hijo sacaba brillo a la madera de los columpios. Muy buen ambiente, familias con y sin niños, excursionistas, jubilados... tranquilidad para disfrutar del sol y del paisaje…
Tras comer y echarnos media siestecilla allí, volvimos a Castelrotto: una imagen preciosa de la ciudad desde las alturas.
Pasamos la tarde en las termas-piscinas de Mar Dolomiti (11,30€ los adultos), en Oltratorrente, Via Promeneda (Ortisei/Sankt Ulrich, en la Val di Gardena/Gröden). Tiene varias piscinas interiores con distintas temperaturas, una pequeñita infantil para bebés que a nuestro hijo ya se le quedaba pequeña, otra infantil con tobogán y chorritos… Pero al nuestro le van las emociones fuertes, así que lo que le gustaba era tirarse por un tobogán grande cerrado con uno de nosotros, jardín, una piscina exterior divertidísima (se activaban de vez en cuando unas corrientes en círculo en una parte de ella y si estabas allí era imposible salir, nos reímos muchísimo…), baño turco, jacuzzi, hamacas con burbujas… En la planta alta y de pago había sauna, baños de vapor, piscinas a varias temperaturas, salas de relax… Un mundo de posibilidades para toda la familia. La foto está tomada de su web: Mar Dolomiti
Además, muy bien equipado con taquillas, vestuarios, duchas, secadores, restaurante… Estuvimos aquí varias veces y preferíamos llegar más bien tarde, cuando la gente empezaba a marcharse. Los martes y viernes el horario es hasta las 22.00. El resto de días había reducción del 50% del precio si entrabas en las dos últimas horas y media (a partir de las 17.30). Es obligatorio el uso de gorro de piscina; y recomendable llevar toallas y zapatillas (cobraban 3€ por toalla, aparte de la fianza). Lo que más nos gusta es que al tener piscina interior, si llovía, lo cual era frecuente al atardecer, no se nos estropeaba la tarde; a la piscina exterior se podía acceder desde la interior sin necesidad de salir fuera del agua. Y es un gustazo ver cómo llueve, sentir el frío en la cara mientras el cuerpo está calentito bajo el agua.
La subida se hace en una hora aproximadamente caminando, siguiendo las señales 6 y 4A (la bajada por las 11A y 4). En la cima se pueden hacer varios senderos. Nada más bajar del telesilla encontramos la Marinzen Hütte, un minizoo con caballos y vacas, cabras sueltas... ¡Cómo nos perseguían para coger el helado que nos comimos! Se nos subían a las piernas.
Debajo de este restaurante hay una zona de columpios, toboganes, tirolinas, un pequeño lago… Una maravilla para los más pequeños en un entorno natural. Había bastantes familias para pasar el día allí.
Nosotros, después de jugar un buen rato, nos alejamos hacia la Schafstall Hütte, a la que llegamos en algo más de una hora.
Es un restaurante (baños en el exterior) con terraza y un terreno enorme de césped, rodeado de abetos, con hamacas y zona de juegos. Allí disfrutamos de varias cervezas fresquitas, mientras nuestro hijo sacaba brillo a la madera de los columpios. Muy buen ambiente, familias con y sin niños, excursionistas, jubilados... tranquilidad para disfrutar del sol y del paisaje…
Tras comer y echarnos media siestecilla allí, volvimos a Castelrotto: una imagen preciosa de la ciudad desde las alturas.
Pasamos la tarde en las termas-piscinas de Mar Dolomiti (11,30€ los adultos), en Oltratorrente, Via Promeneda (Ortisei/Sankt Ulrich, en la Val di Gardena/Gröden). Tiene varias piscinas interiores con distintas temperaturas, una pequeñita infantil para bebés que a nuestro hijo ya se le quedaba pequeña, otra infantil con tobogán y chorritos… Pero al nuestro le van las emociones fuertes, así que lo que le gustaba era tirarse por un tobogán grande cerrado con uno de nosotros, jardín, una piscina exterior divertidísima (se activaban de vez en cuando unas corrientes en círculo en una parte de ella y si estabas allí era imposible salir, nos reímos muchísimo…), baño turco, jacuzzi, hamacas con burbujas… En la planta alta y de pago había sauna, baños de vapor, piscinas a varias temperaturas, salas de relax… Un mundo de posibilidades para toda la familia. La foto está tomada de su web: Mar Dolomiti
Además, muy bien equipado con taquillas, vestuarios, duchas, secadores, restaurante… Estuvimos aquí varias veces y preferíamos llegar más bien tarde, cuando la gente empezaba a marcharse. Los martes y viernes el horario es hasta las 22.00. El resto de días había reducción del 50% del precio si entrabas en las dos últimas horas y media (a partir de las 17.30). Es obligatorio el uso de gorro de piscina; y recomendable llevar toallas y zapatillas (cobraban 3€ por toalla, aparte de la fianza). Lo que más nos gusta es que al tener piscina interior, si llovía, lo cual era frecuente al atardecer, no se nos estropeaba la tarde; a la piscina exterior se podía acceder desde la interior sin necesidad de salir fuera del agua. Y es un gustazo ver cómo llueve, sentir el frío en la cara mientras el cuerpo está calentito bajo el agua.