Domingo, 20 de Agosto.
Todo viaje tiene su fin, y nuestro periplo por tierras japonesas terminaba este día, al menos era el último día completo ya que nuestro vuelo de vuelta a España salía al día siguiente a media mañana. Para este día no teníamos gran cosa planificada, ya que lo reservamos para visitar cosas que se nos hubieran quedado pendientes, imprevistos, últimas compras, etc.
El día empezó temprano para Víctor y para mí, ya que teníamos entrada para el VR Zone de Shinjuku a las 10:00, en cuanto abrían las puertas. Como ya conté en una etapa anterior descubrimos el sitio por casualidad y compramos la entrada por Internet unos días antes, era algo no previsto en la planificación inicial del viaje. Fuimos puntuales y a las 9:30 de la mañana ya estábamos guardando la fila en la entrada. El VR Zone de Shinjuku es un centro de ocio dedicado a los videojuegos en realidad virtual, pero no sólo con las gafas 3D, si no que incluyen elementos de hardware específicos para cada juego que hacen que la experiencia sea completamente inmersiva.
Las atracciones están divididas en 4 grupos de colores: rojo, amarillo, verde y azul. Con el ticket de entrada tienes derecho a usar un juego de cada color, pero si quieres más, siempre puedes comprar la entrada aparte, pero costaba unos 10 euros la partida creo recordar.
Nuestra primera parada fue, cómo no, el Mario Kart, de la zona amarilla. Nosotros somos fans del juego, hemos estado muy enganchados hace tiempo, y sin duda es la estrella del VR Zone. Tiene una zona de espera enorme y no un stand, si no dos, y en cada uno de ellos caben 4 personas. Como llegamos de los primeros pudimos entrar en la segunda tanda y por tanto no tuvimos que esperar mucho rato, pero cuando nos fuimos de allí ya había una cola de 2 horas para poder jugar, tremendo. El juego tiene unos karts donde te montas, con volante y todo y además te ponen unos sensores en las manos. Te metes completamente en el circuito, lo ves en 360 grados y si te mueves tu muñeco también lo hace igual que tú. En la carrera hay 4 personajes: Mario, Luigi, Peach y Yoshi. Además puedes hablar por micro. El circuito fue genial, no pertenece a ninguno de los juegos de la marca, más bien es como una mezcla de otros circuitos, y durante un rato soltamos adrenalina a tope. Nos tocó jugar con una pareja de japoneses, un chico y una chica, y la verdad es que apenas hablaron por el micro, sólo se nos escuchaba a nosotros riéndonos y pasándolo en grande. Además, el personal de cada stand es muy amable y acceden sin problema a hacerte fotos mientras estás jugando a los juegos.
El siguiente que probamos fue el de terror, zona roja. En este caso debes recorrer un hospital abandonado con sangre por todas partes y apariciones varias, un poco Silent Hill. La particularidad es que vas sentado en una silla de ruedas y armado con una linterna únicamente. Además,es que realmente estás sentado en una silla con un control como el de la silla de rueda y un objeto que hace de linterna. En este juego tuve una de las experiencias más agobiantes que he tenido nunca, fue completamente aterrador, muy realista. Si os gusta el terror, no os decepcionará. A mí me encantó!!! Es mucho más impactante que la casa del terror que vimos en el Fuji-Q-Highland y eso que aquella también nos gustó mucho. Acabamos gritando como posesos mientras jugábamos.
Después probamos un juego de ski en la zona verde, con un simulador de skies que incorporaba un ventilador con aire frío en la cara, por lo que daba la sensación completa de estar descendiendo de verdad por las laderas nevadas. Cuando nos chocábamos con algún árbol o con rocas era muy realista, parecía que de verdad te ibas a dar.
La última fue la zona azul, y aquí probamos un simulador de Dragon Ball. Te ponen sensores en la cabeza, cintura, pies y manos, además de las gafas VR y te colocan en medio de la plataforma. Cuando te enchufan el juego apareces dentro de un campo de entrenamiento con Goku y otros personajes y tienes que hacer lo que te dicen... en japonés claro , incluyendo la onda vital. Para los fans de la saga seguro que es flipante. A mí me gustó pero sin entusiasmarme, los otros tres juegos me parecieron mucho mejores.
Cuando salimos del VR Zone fuimos a un hotel cercano que es donde está la cabeza gigante de Godzilla, pero para poder verlo de cerca hay que entrar a la cafetería y estaba cerrada, así que nos fuimos a un sitio de donuts a tomar el café.
A mediodía habíamos quedado en la estación de Harajuku con el resto de compañeros para visitar el parque Yoyogi. El parque es famoso por varios motivos. Por un lado alberga varias instalaciones deportivas de las olimpiadas de 1964, pero también un templo, el Meiji, que es muy utilizado por parejas japonesas para celebrar su boda ataviados con trajes tradicionales. Por desgracia no pudimos ver ninguna. La entrada del parque era muy popular entre los fans del cosplay, los que se disfrazan de personajes manga y otras series de animación. Parece que la zona ha perdido esta condición de punto de reunión y no vimos ninguno, y eso que estuvimos justo en la hora en que solían estar. Por suerte sí vimos a los rockabillies que se reúnen para bailar sus canciones de los 50. Dimos una vuelta por el parque y vimos muchos grupos de familias, amigos, etc, descansando en el cesped o jugando. En otra zona del parque nos encontramos un concierto de hip-hop o rap con puestos de comida y bebida, tipo festival. Estuvimos un rato mirando, y eso que a ninguno nos va ese tipo de música, pero el ambiente y las actuaciones eran curiosas, con un toque friki.
Después nos fuimos a la Takeshita dori, una calle comercial muy cerca de la parada de tren, pero había tal cantidad de gente que nos entró el agobio y ni siquiera llegamos a entrar. Allí no cabía ni una aguja y no nos apetecía nada meternos en una marabunta de gente para ver tiendas, así que nos fuimos.
Para la tarde el grupo tenía de nuevo planes distintos. Juanlu e Isa se fueron a la ciudad de Kasukabe, donde tenía lugar la serie de dibujos de Shin-chan. Querían visitar el museo que tienen montado sobre la serie. Los otros tres teníamos una reserva para echar una siesta en un hotel cápsula, en concreto el 9 Hours Shinjuku North. Me parece una experiencia imprescindible en un viaje a Japón. Es muy curioso lo de dormir en una cápsula, y nada agobiante. Además, como está la opción de pagar unas pocas horas puedes hacer lo que hicimos nosotros en vez de pasar una noche entera. La reserva la hicimos directamente en su página web, ya que en portales de hoteles sólo daba la opción de reservar noches enteras. Si a alguien le interesa, hay que elegir la opción "nap" (siesta), en vez de "stay" (estancia de una noche).
ninehours.co.jp/en/shinjuku-north/
El hotel tiene varias plantas, separadas por sexos, y es muy moderno por dentro, parece una nave espacial. Hasta los ascensores son exclusivos de hombres o mujeres. Esto es importante para grupos mixtos, ya que en otros hoteles he leído que no admiten mujeres u hombres, y al parecer mixtos hay pocos. Al hacer el check-in te dan una bolsa con un pijama (talla única, a mí casi no me cabía), zapatillas, un kit de aseo, etc. La verdad es que lo tienen muy bien montado. He leído que en otros hoteles cápsula hay teles en cada cubículo, pero en este no, pero sí había wifi gratuito. De todas formas como sólo teníamos un par de horas reservadas tampoco la echamos en falta. En la zona de recepción, que está ubicada en una planta alta, hay unas buenas vistas de los edificios circundantes, muy futurista.
Después de descansar un rato en el hotel volvimos a Akihabara. Todavía nos quedaban algunas compras por hacer y queríamos buscar en el Don Quijote, pero además visitamos el M's, un sex-shop de varias plantas que debe ser uno de los más grandes del mundo. Hay millones de cosas, y muchos disfraces y juguetes sexuales. Quizá peca de ser un poco agobiante porque los pasillos son muy estrechos, pero nos reímos mucho. Allí quedó más patente que en ningún otro sitio la doble cara de los japoneses, por un lado tan serviciales y ordenados y luego sacan su vena más picante o borracha en su vida privada.
Y con esta visita pusimos punto y final a un viaje lleno de experiencias y sensaciones nuevas, paisajes preciosos y una cultura milenaria y a la vez tremendamente moderna. Sin duda Japón es un país de contrastes. Yo no lo tenía en mi lista de países a visitar, pero esta vez le tocaba elegir a Víctory optó por él. Una vez visitado tengo que decir que no me arrepiento en absoluto, es más, me ha encantado, así que lo recomiendo. Lo único malo es quizá el precio, tanto vuelos como alojamiento son más caros que en otros destinos. Una vez allí la comida no es tan cara, así que se puede llevar bien.
Se me han quedado algunas cosas en el tintero, bien por falta de tiempo, por la climatología o por estar cerrado en las fechas en las que estuvimos:
- Visita al interior de la isla de Kyushu, para ver el volcán Aso y la garganta Takachiho.
- Castillo de Osaka por dentro.
- Barrio chino de Yokohama.
- La ruta de los templos de Kamakura.
- La zona de Nagano y el parque Jigokudani, el famoso donde pueden visitarse los monos bañándose en las aguas termales de los lagos.
- Tour de misterio por la ciudad de Tokyo. Localizamos una empresa que hacía recorridos a pie para contar leyendas sobre mitología y terror japonés que nos hacía mucha ilusión, pero en agosto cerraban y nos quedamos con las ganas, pero hubiera estado genial. Si a alguien le interesa la web es:
www.hauntedtokyotours.com/
- Poder ver el monte Fuji en algún momento.
- Algunos de los templos y zonas más emblemáticas de Kyoto: pabellón plateado, el Kiyomizu dera, paseo de la filosofía...
- Templos antiguos de Nara.
Y muchos más que nos hubiera gustado meter pero faltaban días. Aún así, creo que el viaje estuvo bien aprovechado, y, sobre todo, lo disfrutamos muchísimo. Vivimos experiencias curiosas y nos dejamos cautivar por los japoneses y su eficiencia. Yo volví maravillado con la limpieza y el civismo que demuestran constantemente.
No sé si volveré algún día a Japón, en principio no está contemplado. Pero si algún día lo hago me gustaría que fuera en otoño. He visto fotos de los árboles con hojas rojizas y amarillentas y es espectacular. Me llama mucho más esto que la floración de los cerezos en primavera, pero eso ya se verá, que el mundo es muy grande ¡y no hay tanto tiempo ni dinero!