Como conclusión diría que ha sido un viaje muy interesante. No conocía Asia central y me ha gustado, sobre todo por su variedad y complejidad. No se puede reducir a describirlo como unas naciones islámicas y ex-soviéticas. Son dos estados nuevos, pero no solo porque fueran fruto de la desmembración de la URSS, sino que antes que ésta no existían como tales, así que son una amalgama de naciones en una zona donde los intereses geopolíticos están a flor de piel, con el islamismo al sur y la presión de Rusia y China al norte y al este...todo el mundo se interesa por un lugar que Stalin creó con tiralíneas y que históricamente ha sido una zona de paso fundamental en las relaciones, tanto comerciales como bélicas, entre Oriente y Occidente, ya desde la época de Grecia, Persia y las primeras dinastías chinas.
El comunismo acabó pero Kirguistán y Uzbekistán son un "sí pero no"...es cierto que me esperaba mucho mayor control policial, como había leído, sobre todo en el segundo...en este sentido, me pareció un país mucho menos exótico y más accesible de lo que me pensaba. Pero también es cierto, sobre todo en el primero, que las estatuas soviéticas no ha sido retiradas del todo, solo han sido apartadas y situadas en lugares donde no se vean tanto...una decisión diplomática para acontentar a todo el mundo.
La comida me ha gustado, me la esperaba peor...buena carne, sopas, fideos, lácteos y fruta...no muy variada pero en 10 días no te cansas. De Kyrguistán me quedo con la experiencia con los nómadas y los paisajes de montañas y mausoleos...los lagos son bonitos, pero es un paisaje alpino que tenemos más cercano. De Uzbekistán, con mezquitas y madrasas. Sí que están reconstruidas y se han convertido los centros históricos en áreas algo "falsas", pero no dejan de ser edificios espectaculares. Y, si no, siempre puedes callejear por otras zonas, donde se ve gente local y madrasas y mezquitas medio derrumbadas y en desuso, pero con muchísimo encanto. Es ahí donde ves el Uzbekistán real.
La gente es un punto a parte...he estado en países hospitalarios, pero creo que estos se llevan la palma. Un placer charlar con gente sin que te quiera vender nada y, sobre todo, que te inviten a tomar té o comer de forma incondicional. Es un tópico pero sin duda esto ha sido lo mejor de este viaje.
