Tras el desayuno (sandía, blinis, etc.), visita primero al mausoleo de Timur, que era lo más cercano al hotel yendo hacia Registán…bonito edificio con una cúpula preciosa. Antes de ir a ver lo más conocido no solo de Samarcanda sino de todo Uzbekistán (y quizás de todo Asia Central), me metí por el barrio antiguo. No tiene tanto encanto como el de Bukhara, pero la gente es igual de amable, y de hecho allí viví otra bonita experiencia: me asomé a un patio de una casa, me vieron y me invitaron a entrar: eran un numeroso grupo de mujeres que estaban de duelo. Pero no había tristeza, había cierto aire festivo y, de hecho, acababan de hacer un banquete y me empezaron a traer comida: plov, dulces, fruta…impresionante. Iban todas con el vestido tradicional uzbeko para funerales. Agradecido (y lleno), me despedí y seguí mi ruta hasta el Ragistán (impresionante) y de allí a la impresionante mezquita de Bibikhanum. De nuevo, esa zona me decepcionó por cómo la han arreglado, expulsando a los vecinos y haciendo una especie de parque temático, especialmente en la calle Tashkent. Llegué al mercado, junto a la mezquita, donde estuve un buen rato, y me fui a descansar al hotel. Por la tarde, seguí callejeando, pero evitando esa zona…vi el mausoleo de Timur (bellísimo iluminado por la noche) y me dediqué a pasear por la zona rusa, que también es interesante de ver…casa bajas, de finales del siglo XIX, de colores pastel…me recordó a algunos barrios de San Petersburgo e incluso a muchas ciudades de Europa central. No me encontraba muy bien del estómago, así que decidí no cenar.


Como mi idea era pasar dos noches en Samarcanda y ya me había cansado del barrio, decidí cambiar de hotel, así conocería otra zona. Pasé del barrio ruso al barrio antiguo y me fui a la guesthouse Marocand, a cinco minutos de Bibikhanum…un lugar muy recomendable, con un agradable patio típico, en un barrio muy auténtico. Además, está justo detrás de esa magnífica mezquita, en el lado opuesto a la zona turística, así que es una manera de disfrutarla en un entorno mucho más real…así pues, recomiendo mucho esa zona. Además, justo al lado del mercado hay un restaurante de shashliks muy recomendable. Es ahí donde comí. Antes había hecho una pequeña excursión al mausoleo de Al Bukhari, a unos 20 quilómetros. Ahí está la tumba del que fue un importante clérigo islámico, y es el lugar de peregrinación más importante del país. Con todo, no me acabó de atrapar…es un lugar más turístico (aunque de locales) que de “retiro” religioso, así que tampoco no me valió mucho la pena. Cena de shashliks y a dormir, que estaba cansado entre el calor y las caminatas.
