Tras la ducha de rigor y el típico café aguado que tomamos en la habitación (en casi todos los hoteles hay cafetera y un par de cargas de café), salimos paseando por Lombard St. en dirección a la parte de la calle dónde está la famosa bajada con las curvas. Estaba a unos 20 minutos del hotel, que acabaron siendo casi 50 porque paramos en un pequeño Deli a comprar algo de desayuno y más café, y porque descubrimos que todo lo que baja antes sube... en apenas 400m subimos casi 100 de desnivel, por lo que llegamos arriba hechos caldo. Pero valió la pena porque entonces pudimos descender disfrutando de esa hermosa calle, con unas casas fantásticas a los lados y con muchas flores plantadas alrededor de las curvas.
Tras la foto de rigor desde la parte inferior de la calle seguimos nuestra ruta hasta el San Francisco Art Institute, un edificio moderno de hormigón pero que simula una construcción antigua colonial. Dentro hay un gran mural del gran artista Diego Rivera. La entrada es gratuita y también hay exposiciones temporales de los estudiantes que beca este instituto para desarrollar su carrera artística.
Seguimos caminado, hoy había poco transporte público planificado, y llegamos al Fisherman's Warf, la zona del puerto de SF. Había bastante gente pero se podía pasear con una cierta comodidad. En poco rato, junto a los barcos militares que hay atracados y que se pueden visitar (pero que a nosotros ni fu ni fa), nos encontramos con el Musée Mécanique. Cuando preparaba el viaje no lo tenía ni contemplado como visita, pero como se podía entrar sin necesidad de comprar entrada, decidimos echar un vistazo. Fue un gran acierto. Pasamos casi una hora viendo autómatas, viejas recreativas, pinballs y todo tipo de "saca dineros" viejunos. Lo bueno es que no se dedican a "astillar" al turista y casi todo vale 25 centavos y algunas 50 centavos o 1$. Con el peque disfrutamos de lo lindo con diferentes atracciones antiguas. Muy divertido.
De allí fuimos andando hasta el famoso Pier 39 desde dónde se pueden ver las focas: algunas tomando el sol, otras bañándose y otra gran parte emitiendo fuertes gritos guturales. Tras un buen rato observando y fotografiando estos simpáticos inquilinos del puerto de San Francisco, seguimos caminando hasta el Exploratorium, mientras disfrutábamos de un día soleado y caluroso (para lo que es SF). El camino hasta allí no fue fácil, porque estábamos muy cansados, pero acabamos llegando y lo primero que hicimos fue tomar un refresco en el bar del museo para reponer fuerzas.
El Exploratorium es el típico museo de la ciencia, dónde puedes experimentar con un montón de cosas para descubrir más acerca de la física, la química, el cosmos... muy didáctico y muy variado, aunque recomendable sobre todo para entretener a los críos que disfrutan como locos moviendo palancas y tocando botones. El museo está muy bien, pero creo que es algo caro (casi 30$ los adultos y casi 20 los menores de 12 años). Estuvimos un buen rato, pero no teníamos tiempo de verlo todo con calma porque perderíamos el resto del día y ya tocaba comer algo. Cogimos un Uber y nos dirigimos a Chinatown, pasando por debajo del extraordinario rascacielos del Transameric Pyramid.
En Chinatown lo primero que hicimos fue buscar un lugar dónde comer porque eran las 3 y pico de la tarde. Como estábamos cansados y hambrientos entramos en casi el primer lugar que encontramos dónde comimos bastante bien, naturalmente comida china. De allí paseamos un rato por el barrio, entrando en varias tiendas y viendo un animado ambiente en la calle. Disfrutamos de edificios singulares de estética china y algunos murales con personajes chinos. Vamos, lo que se espera de Chinatown. Como despedida salimos por la Dragon's Gate, la puerta que da la bienvenida, y en nuestro caso nos daba un hasta pronto, a los visitantes de este barrio.
A un par de calles nos quedaba Union Square, la plaza que se podría considerar como el centro de la ciudad, dónde entramos en Macy's, el Corte Inglés norteamericano, para hacer uso de sus WC. A esa hora y tras la caminata matinal, decidimos ir de vuelta al hotel en un bus que tardó más de lo esperado en llegar pero que nos dejó justo al lado.
Me sacrifiqué por la familia y dedique un par de horas para lavar la ropa en una laundry automática mientras mi mujer y mi hijo descansaban en la habitación. Por suerte cuando llegué habían comprado ya una excelente hamburguesa y con sus patatas en un local cercano al hotel en la calle Chestnut St que por cierto está por la noche muy animada con varios locales para cenar y tomar algo con mucha gente.Tras un poco de instagram y redes sociales varias nos fuimos a dormir, al día siguiente tocaba alquilar el coche e iniciar el roadtrip!


