De nuevo nos poníamos en marcha temprano par conocer una ciudad a la que teníamos muchísimas ganas: Budapest… pero el listón estaba alto. ¿Lo superaría? Estábamos deseando averiguarlo. Después de hacer el check out en el hotel, fuimos hacia la estación de metro. Aún teníamos activo el abono transporte de 48 horas que, como veis, aprovechamos muy bien, así que cogimos el metro para atravear Viena hasta la estación de Stadion, cerca de la zona del Prater.
Una vez allí, ubicamos la dársena junto al centro comercial y pasamos dentro a hacer unas compras en Tesco: 3 sándwiches, una chocolatina y un yogur líquido por 6.50€ fueron nuestro desayuno para llevar. A las 9:25 subimos al autobús y a y media en punto salimos de Viena. Si los autobuses de Flixbus estaban muy bien, los de Regiojet son una maravilla… No les falta detalle. Tras una breve parada en el aeropuerto para recoger a otros viajeros, nos encaminamos hacia Bratislava, donde llegamos a las 10:45.
Allí hicimos una breve parada en la estación para cambiar de autobús. El próximo estaba programado para las 11:15 pero llegó media hora más tarde, y a las 11:50 continuamos el camino hacia Budapest, donde llegamos a las 14:15.
En la zona no había ninguna casa de cambio, así que decidimos entrar directamente al emtro y pagar el abono con tarjeta. Fueron 4150 florines por persona para un abono de 3 días. Ya llevaba el cálculo hecho de casa y era lo más rentable. Cogimos el metro hasta Kalvin Ter, la estación más cercana a nuestro hotel. La zona nos gustó mucho, está muy bien comunicada, tiene bastante vidilla y no es tan cara como otras más céntricas.
Tardamos un rato en dar con el hotel pero finalmente lo localizamos. Nos hicieron dejar 10€ de fianza pero como no teníamos cambio de 50€, pudimos dejar 5 en monedas. Nos pasaron al edificio de enfente donde nos asignaron una habitación enorme con baño, aseo y cocina compartida, pero no había nadie más en el piso.

Cambiamos dinero por la zona en el sitio con mejor tasa que vimos, 1€ = 310F y fuimos derechos al mercado central, que estaba a 5 minutos andando del hotel. Se construyó a finales del siglo XIX con el objetivo de controlar y mejorar la calidad de los alimentos.

Estuvo muy activo hasta la II Guerra Mundial, donde quedó gravemente dañado hasta que fue declarado en ruinas en 1991. Años más tarde se restauró y se ha convertido en una de las paradas obligadas en Budapest. Allí se mezclan lugareños que acuden a hacer la compra diaria y turistas en busca de souvenirs y comida típica.
Nosotros aprovechamos para comer varios platos típicos que llevábamos anotados: toltott (bola de repollo rellena de carne y arroz) y pollo relleno de jamón, bechamel y queso. Ambos platos eran bastante contundentes. Pagamos 4500 F

Como nos quedamos con ganas de dulce, paramos en un pequeño establecimiento cerca de nuestro hotel de camino al metro donde pedios un gofre para compartir con nueces, nutella y coco… Delicioso y más por 550F.
Cogimos metro hasta la Plaza de los Héroes y nos encantó. Tanto, que decidimos madrugar un poco más al fía siguiente y acercarnos de nuevo para ver la zona con luz.

De allí, fuimos andando a por un plan que nos apetecía mucho: Una tarde en el famoso balneario de Szechényi. Ya eran cerca de las 17:30 y como pensábamos estar hasta más tarde de las 19:00, teníamos que acceder por la entrada principal, pero antes pasamos a comprar las entradas. Aunque fuera por la tarde, nos compensaba comprar la entrada de día completo (la que te permite estar más tarde de las 19:00), así que cogimos una con taquilla (la más barata) por 4600F y otra con derecho a cabina privada por 5100F, así nos podíamos cambiar los dos dentro. La verdad es que terminó siendo un error ya que pensábamos que la cabina incluía ducha y lo cogimos así por mayor comodidad y privacidad, pero finalmente todas las duchas eran comunes… así que recomendaría comprar dos entradas de taquilla y punto.
Accedimos por la puerta principal del Balneario (la que da a Allakterti Art.) y nos cambiamos en nuestra cabina, que era minúscula. La verdad es que teniendo en cuenta la fama del lugar, debería estar mejor organizado… por ese mimo pasillo desfilábamos los que veníamos de la calle abrigados hasta los dientes, con gente en chanclas y toallas que entraba y salía de los baños y duchas… un poco caos. Ya ataviados con bañador, chanclas y toalla (llevaos la vuestra), nos encaminamos hacia las piscinas interiores, que no nos parecieron nada del otro mundo pero que igualmente queríamos probar. Las había de distintas temperaturas, con burbujas, sin ellas, también teníamos sauna…. Y había bastante gente, la verdad… No diríamos que se podía estar tranquilamente pero tampoco que fuera un agobio. Siendo así, diríamos que además era un acierto ir a última hora de la tarde porque seguro que estana menos concurrido que por el día.

Las piscinas de fuera eran otra historia. Había gente, sí, pero eran mucho más amplias y el entorno…. Brutal. Era una gozada estar a 30 y 40 grados en el agua mientras fuera hacía un frío que pelaba… El momento de pasar de una a otra era un drama.
Os aconsejo no perder mucho ojo de vuestras cosas porque a mí por ejemplo me desaparecieron las chanclas. Cierto es que era un modelo muy común…. Tanto que me dí cuenta de que no eran las mías después de haberme calzado unas iguales un par de números más grandes…. Y al volver al lugar de los hechos, las mías ya no estaban. Pasamos toda la tarde en remojo…. Además de las dos termas exteriores ,había una piscina grande para nadar que nosotros no probamos.
Ya bien pasadas las 9, pasamos por el farragoso e incómodo trance de la ducha. Me sequé el pelo como pude con pequeño secador de mano que me había llevado yo, porque la potencia era ínfima…. Y bueno, salimos del paso contentos con la experiencia y muy relajaditos, pero insistimos en que habría que darle una vuelta a las instalaciones interiores.
Regresamos al barrio del hotel y ya a esa hora no vimos demasiada oferta culinaria de primeras y no nos apetecía callejear, así que no nos quedó más remedio que ir a un restaurante tipo kebab que, por cierto, estaba lleno de turistas como nosotros. Yo pedí un “pollo hawai” con piña poqeue no me apetecía un kebab a esas horas, y mi novio un durum. Con agua, coca cola y baklavá de postre. Nos costó 3200 F.
Satisfechos de nuevo, nos retiramos a descansar.
[i]Gastos del día para 2 personas:
- Desayuno en super: 6,50€
- Abono transporte 72 horas: 8300F
- Comida: 4500 F
- Postre: 550F
- Entradas Baños Schezenyi (Cabina + Taquilla): 9700F
- Cena: 3200 F
Total: 6'50€ + 26250 F (88€)[/i]