Otro día completo en Budapest que empezaría con otras de las visitas que más nos apetecía: El Parlamento. Pero antes, pasamos por un TESCO cerca del hotel y compramos fruta, barritas de cereales y leche para desayunar. Nos costó 530 HUF.
A las 10:00, ya estábamos en el Parlamento porque nuestra visita comenzaba a las 10:15. Es un aactividad que recomiendo reservar desde casa porque, aunque hay varias programadas al día en distintos idiomas, suele haber una alta demanda. Nosotros lo hicimos así y a la hora indicada y con el ticket impreso (costó 4800F – 15€ ), pasamos por la entrada lateral y nos organizamos para la visita con el grupo español. Nos hicieron dejar la mochila y los abrigos en taquillas sin coste y nos repartieron unos cascos con los que iríamos escuchando las explicaciones de la guía, una señora de lo más entrañable.

Si por fuera es bonito, el Parlamento por dentro es una absoluta obra de arte. No hay sala, salón o pasillo que no nos pareciera epectacular. Disfrutamos también de la visita a las Joyas de la Corona y de las anecdóticas teorías sobre la corona de San Esteban, el primer monarca de Hungría, cuya cruz se encuentra torcida.
Terminamos la visita cuando fuera caía un aguacero descomunal, así que cuando amainó un poco nos acercamos a la orilla del Danubio a ver el “Monumento a los Zapatos” que homenajea a más de 20.000 judíos que fueron fusilados a orillas del Danubio a manos de los nazis. Sobrecogedor.

Como la lluvia no paraba, decidimos visitar sitios cubiertos y pusimos rumbo en metro al Barrio Judío. Allí visitamos la Gran Sinagoga, pagando 2850F cada uno ya que el único carnet de estudiante que vale es el ISIC.

El interior era muy bonito, pero la entrada nos pareció un poco cara para lo que ofrecía. Nos setamos enun banco a admirarla y afortunadamente llegó un grupo español con su guía y podimos escuchar sus explicaciones para tener una más completa información de la visita.

En el exterior, pasamos por el Cementerio Judío, mucho más moderno y menos pintoresco que el de Praga.

Se acercaba la hora de comer y nos encaminamos a uno de los lugares que llevábamos anotados y que se terminó convirtiendo en uno de nuestros favoritos EVER: Bors Gasztrobar, nº 1 en Tripadvisor. Se trata de un local pequeño con un par de barras y taburetes para comer allí y más bien diseñado para llevar. Sirven bocadillos de lo más originales y sopas dulces y saladas que son una locura gastronómicamente hablando y que además van cambiando diariamente según la inspiración del chef. Todo esto envuelto en una atmósfera Star Wars, música hip hip y amenizado por un grupo de camareros jóvenes y animados que de vez en cuando sueltan un divertido grito de guerra. Mejor que lo vayáis y lo veáis.. . pero, de verdad, no os lo perdáis.

Pedimos una sopa de calabaza, pollo, crema agria y semillas de amapola (yo no la probé porque no soy amiga de las cremas, pero mi novio dijo que estaba de locura) y dos baguetes, prietas y crujientes: Un Black Obama ( cerdo macerado, albaricoque y queso americano) y un…. (pollo, frambuesa, mermelada de cebolla y queso Edam. El sabor de ambas sorprendente y equilibrado.
De postre, la traca: Sopa fría de chocolate, chili y drops de coco y chocolate blanco. Todo espectacular y por tan solo 2850F. Cuando nos fuimos, estaba llenísimo de gente ya.
Como el tiempo no mejoraba, seguimos optando por las visitas de interior. Fuimos a la Basílica de San Esteban, a la que accedimos de forma gratuita. Nos encantó por fuera y por dentro, aunque había muchísima gente como nosotros…. La mayoría sentados en bancos haciendo tiempo a que la lluvia amainara. Tuvimos la malísima suerte de que en el momento de la visita estuviera acordonada la zona trasera del altar mayor, donde se guarda “La Santa Diestra”, la mano momificada del Rey Esteban. Me encantan este tipo de cosas y fue una pena perdérnosla… pero tenemos claro que volveremos a Budapest porque además de haberlos dejado cosas en el tintero, era una ciudad que nos estaba encantando.

Callejeamos por el mercadillo navideño cercano con la llovizna y decidimos regresar al Mercado Central para dedicarnos a la compre de souvenirs sin prisas ni agua. Allí calleron imanes, taza y parche por un total de 2300H. Ya hacía rato que había anochecido cuando salimos así que decidimos descansar un rato en el hotel hasta la hora de cenar.
Para aquella noche nos decidimos por Drum Café, otro de los lugares recomendadísimos. Es pequeño, pero tiene bastantes mesas y no tardaron en darnos una. Tiene una amplísima carta de comida húngara que además acompaña con imágenes de los platos, algo muy útil. Nosotros pedimos langós (plato que ya habíamos probado en Praga) de mozarrella, rúcula, tomate y balsámico, Paprikas Csirke (pollo paprika con noodles caseros, que resultaron más que noodles ser gnoccis) y sopa de queso… sí, de queso. Alucinante.

Todo estaba buenísimo y lo culminamos con una arta típica, Militai Mezes Grillazstorta, y otra porción de miel y nueces. Con bebidas, todo nos costó 3920 HUF.
Al volver, como la línea 3 de metro, la de nuestro hotel y el aeropuerto, estaba en obras durante la noche, tuvimos que coger un autobús especial para cubrir el trayecto y tardamos un poco más, pero quedó en mera anéctoda. Otro día fantástico en la capital de Hungría a pesar de la lluvia.
Gastos del día para 2 personas:
- Desayuno: 530 HUF
- Entradas Parlamento (compradas desde casa por Internet):4800 F
- Comida: 2850 HUF
- Souvenirs: 2300 HUF
- Cena: 3920 HUF
Total: 15300 F (47,50€)