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Día 6. Garganta del Todgha - Valle del Dadés - Skoura.
En Tinghir la verdadera intención era visitar la Garganta del Todra, es un paso de carretera por el que discurre un río a través de un cañón de 33 metros de ancho a la sombra de paredones a ambos lados de más de 100m de altura.
Fuimos bien temprano para no coincidir con los autobuses de turistas, atravesamos un palmeral con unos paisajes preciosos, dejamos el coche antes de entrar en el paso estrecho y continuamos andando a lo largo del kilómetro que ofrece estas impresionantes vistas.
Al final del recorrido hay una ferrata interesante para ver la garganta desde otra perspectiva y darle un toque más de aventura a la visita. Creo que allí mismo puedes alquilar el material, yo me quedé con unas ganas tremendas, pero no hubo cuórum. Es una zona que se ha hecho popular entre escaladores.
De vuelta, continuamos hasta Boumalne Dadés y nos adentramos por el Valle del Dadés y la ruta de las mil kasbahs hasta el recóndito pueblo de M’Semir. El Rio Dadés da vida a hermosos paisajes, verdes palmerales, cultivos, pueblos mimetizados con el terreno, coloridas montañas y mucho más.
Pasarás cerca de unas formaciones geológicas un tanto peculiares llamadas dedos de mono o cerebro del Atlas,
cruzarás un espectacular puerto donde las curvas se montan unas encima de otras, atravesarás un paso del estilo a la Garganta del Todra y verás las Hoces del Rio Dadés donde su cauce se retuerce hasta 180º.
Nosotros llegamos hasta el perdido y aislado pueblo de M’Semir donde termina la carretera transitable y hasta en el más recóndito lugar, siempre hay alguien que te recibe y da de comer. Nada más llegar al pueblo a en la derecha, también tiene habitaciones, aunque lo que yo te recomiendo es comer, muy rico todo.
De vuelta por la misma carretera hasta Boumalne Dadés y retomando nuevo camino, pasamos de largo Kalaat M’Gouna y la ruta del Valle de las Rosas que llega hasta Bou Tharar, otra bonita ruta que tenía apuntado, pero algo teníamos que sacrificar este día que no daba para más
.El día perdía luz cuando llegamos a Skoura. Adentrándonos en su extenso palmeral, quedamos embelesados cuando vimos donde nos alojaríamos esa noche. Recientemente reformada, La Kasbah Dar Es Salaam, es una antigua casa familiar de adobe que conserva su tradicional estilo marroquí.
Un recinto cerrado con jardines, patios y piscina la rodean. Su encanto y la magnífica atención recibida merecen toda recomendación
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