Dia2. Ouarzazate - Agdz - Valle del Drâa - Zagora - Temegoute - Tagounite.
Al día siguiente decidimos partir sin más, ya tendríamos tiempo a la vuelta de ver un poco la ciudad, nos esperaba un día largo. Al pasar Ouarzazate, nosotros no lo vimos, pero puedes encontrarte en la cuneta coches supuéstamente averiados, no recojas a nadie que lo que pretenden es liarte para comprar o contratar algo.
Llegamos a Agdz, ciudad de nombre impronunciable y nos dimos una vuelta por una vieja Kasbah que encontramos subiendo hacia la izquierda y luego paramos en el mirador de otra más moderna que hay más adelante desde donde tienes unas vistas muy bonitas del pueblo, los palmerales y la montaña.
A partir de aquí comenzamos a recorrer el hermoso Valle del Draa, oasis de palmerales, pueblitos y kasbahs habitadas y visitables que no te dejaran indiferente. A unos 5km de Agdz nos encontramos con la Kasbah de Tamgounalt, a otros 15km la kasbah de Timidarte y alguna mas que no me acuerdo. Antes de llegar a Zagora recomiendo darte un paseo por Tissergate, es un viejo Ksar o pueblo amurallado de casas de adobe que me pareció alucinante.
Zagora, la puerta del desierto, en realidad es el centro administrativo de toda la zona y tiene poco que visitar. Puedes subir andando (40 min) o en 4x4 al cerro Djebel para contemplar las vistas. Estate al tanto al salir de la ciudad si te sigue alguna moto, van con el cuento de que te suena algo raro en el coche, que te pierde aceite o lo que se quieran inventar para llevarte al taller del colega y llevarse la comisión. También pretenden venderte pésimos viajes al desierto muy baratos para luego inflarte su precio.
Entramos en zona desértica, Tamegroute, un pueblo de barro que nos encantó. Preguntar por Abdúl, es un guía muy majete que habla muy bien el castellano y que por 40MAD te acompaña y te explica todo. Nos quisimos dar una vuelta por el pueblo, pero lo verdaderamente interesante, aparte de su mezquita centro de peregrinación y la biblioteca coránica (que no vimos), es lo que le llaman la kasbah subterránea, un barrio de callejones techados para protegerse de los 50º que alcanzan las temperaturas en verano.
Y la alfarería artesana con sus hornos soterrados, su pozo de agua y sus tintes, parecía un viaje en el tiempo. Luego te ofrecerá un té y pasarás a ver el resultado final. No estás obligado a comprar nada y está chulo de ver, es una cooperativa y el pueblo vive de eso.
Antes de llegar al destino final del día, en medio de la nada puedes tomarte una cervecita fresquita en un hotelazo que regenta un belga. Justo ahí es donde están las dunas de Tinfou o lo que le dicen el desierto de Zagora. A mucha gente la embaucan en tours con visita al desierto para ver tan solo zonas como esta, no merece la pena meterte ahí si vas a Erg Chegaga o a Merzouga.
Tagounite no tiene ningún interés turístico, pero era donde nos esperaba nuestro contacto para ir al desierto. Nos llevó a nuestro alojamiento en un campamento a las afueras del pueblo, una agradable casita en medio de un campo con palmeras.