Día 8/10 sábado La paz/Uyuni
Durante la preparación del viaje estuve mirando para ir hasta Uyuni en autobús pero son más de 8 horas y prefiero gastar más, ganar en tiempo y salud, y llegar en menos de 40 minutos con un avión. El vuelo sale a las 8:00 así que pido en recepción un taxi al aeropuerto a eso de las 5:30, acordaos que el tráfico es caótico en estas ciudades así que mejor salir un poco antes y encontrar carreteras despejadas a comerte un atasco y no llegar al vuelo, este comprado desde España costó 103 euros La paz -Uyuni comprado en tix.es y operado con boliviana de aviación. Igual que en la otra ocasión el taxi al aeropuerto costó 70 bolivianos, hacer el check in y desayunar fruta de la que sobró ayer hasta llegar la hora del vuelo.
Apenas hay nubes durante el trayecto, las vistas aburridas pero al sobrevolar el pueblo de Uyuni son impresionantes con todo el salar por kilómetros y las huellas de los coches que pasan por él. Al bajar comparto un taxi pero nos cobran como si nos llevaran solos debido(según ellos) a la escasez de taxis, el trayecto del aeropuerto a la ciudad son 15 bolivianos. A mí me deja el último ya que mi hotel es el más alejado, será el piedra blanca backpackers donde pago 175 bolivianos (desayuno incluido).

Como solo pretendo estar una noche tengo que ir buscando el tour de Uyuni para mañana así que salgo a conocer la "ciudad" (La describiría como 4 calles llenas de arena, polvo y sal bajo un sol de justicia). La ciudad es fea y hay que tener cuidado con los perros callejeros. Me dirijo a la calle donde están las agencias y en un momento me hago con el tour para mañana por 850,5 bolivianos (pagado con tarjeta incluido el 5%) que incluye durante 3 días las comidas, desayunos y cenas (excepto el último día), coche con un guía, el saco de dormir, los sitios para dormir, y mi traslado hasta Chile el último día quedando excluidas las entradas a los parques. Con el tour debajo del brazo me dedico a dar una vuelta a la ciudad y no hay nada que merezca la pena, es como un pueblo olvidado en medio del desierto, no se ve a mucha gente hay pocos coches...y el sol dale que dale. Llegada la hora de comer voy a un restaurante de la plaza Arce (la plaza principal) y resulto ser bastante malo así que escoged con cuidad o preguntad en el hotel por alguno bueno, de camino al hotel pasé por un par de tiendas para comprar snacks y bebida tanto para hoy como para el tour. Como no hay nada que hacer en ese pueblo me quedé en el hotel hasta entrada la noche cuando empezó a sonar música, pensé que quizás a la noches hiciesen fiestas y bailes para los turistas o algo así, nada más lejos de la realidad, una de las músicas venía del patio de un colegio donde había alrededor de 10 jóvenes bailando, la otra de un antro/lonja donde supuse que no querría estar. Pero bueno, el paseo además de tomar el aire (que hace un frío del copón) veo un local que es dos cosas a la vez, Dentista y restaurante, porque no hay nada mejor que comer algo después de que te hayan sacado una muela, flipando. Volví al hotel y a dormir hasta mañana.
Piedra Blanca Backpackers: A 175 bolivianos la noche con desayuno incluido. Está un poco alejada del centro, pero el edificio y sus instalaciones son nuevas y muy espaciosas, dispone de cocina, terrazas y lobby. Hay 1 baño en cada planta con 4 o 5 duchas individuales cada uno, las habitaciones tienen 4 literas anchas. Volvería a elegirlo sin pensarlo.
Día 9/10 domingo Uyuni/cementerio de trenes/salar de Uyuni/isla incahuasi/necrópolis de los señoríos de Lipez
Con todo preparado esperé en el lobby a que vinieran a recogerme, que otra vez llegaron algo tarde (es algo muy habitual). Soy al primero al que recogen con lo cual me quedo con el asiento del copiloto, el coche es un 4x4 grande con 3 filas de asientos, la mochila grande irá en la parte de arriba envuelta en una lona y la pequeña conmigo ya que apenas llevo nada. Ahora vamos a la agencia donde esperan otras 4 chicas y un poco más adelante recogemos a otro chico, total 7 personas con el conductor. (Importante llevar gafas de sol e ir bien abrigados)
Cementerio de trenes:
Esta a pocos kilómetros del pueblo de Uyuni. Hasta hace pocos años, antes del boom de los vehículos, Uyuni era una importante ciudad ferroviaria que unía Bolivia con los demás países, y el mercado de sal de estos. Ahora que hay aviones, mas accesibilidad a vehículos y carreteras por doquier ha perdido su importancia como ciudad ferroviaria para convertirse en la puerta al salar de Uyuni. Todos los trenes desechados acabaron aquí y aunque son chulos hay mucha pintada de vándalos que lo afean (aunque hay una muy muy chula). 30 Minutos para andar haciendo el cabra y sacar fotos y otra vez al coche.

Salar de Uyuni:
En dirección contraria al cementerio se encuentra el gran salar. Antes de entrar hicimos una parada en unos puestos que hay alrededor de las viejas zonas de recogida de sal. En los puestos podemos conseguir desde comida y bebida hasta artesanías hechas con sal del salar y bolsas de sal, también hay algún edificio con aparatos antiguos que se utilizaban en el salar y donde te explican cómo se recogía. Después de la breve parada nos adentramos en el salar donde nos dirigimos a los ojos del salar.
Ojos del salar:
El salar de Uyuni no es seco, para nada, si escarbas un par de centímetros encontraras agua (salada claro está). Los ojos son pozas muy pequeñas donde el agua sigue presente debido a la emanación de gases que salen desde el fondo que hace que el agua este en constante movimiento y no se cristalice. Un rato para sacar fotos y adelante.

Hotel de sal:
No penséis en esto como un hotel, es más un edificio con 4 habitaciones y un gran espacio con mesas y asientos (también hechos de sal) para que hagan la parada de comer los turistas. Pero efectivamente todo está hecho de sal. La comida no era nada de otro mundo, arroz, ensalada y poco más con coca-cola o agua para beber.

Después de la comida fuimos a algún lugar alejado de los demás turistas a sacarnos fotos completamente solo rodeados por el salar para seguidamente ir a la isla Incahuasi.
Isla Incahuasi:
Como su nombre indica es una isla que se levanta por encima del salar, está llena de cactus muy grandes y casi toda su estructura está formada por piedra volcánica y fósiles de coral. Para acceder a ella hay que pagar 30 bolivianos que te da derecho a usar los servicios públicos que hasta este momento no han habido en todo el viaje. La isla es muy bonita y las fotos que se pueden sacar impresionantes, hay un pequeño recorrido por ella que merece la pena hacer.

Después de esta última parada ya nos dirigimos al alojamiento de sal donde pasaríamos la noche que estaba cerca de una necrópolis y aprovechando las últimas horas de sol fui el único que fue a visitarla.
Necrópolis del señorío de Lipez:
La entrada cuesta 15 bolivianos y es un recinto con muros donde se encuentra esta necrópolis pre-inca. Se nota que ha sido saqueada innumerables veces, debido a la falta de huesos, pertenencias y tumbas rotas pero aún así es bastante interesante. Las tumbas las excavaron dentro de rocas volcánicas lo que hace bastante peculiar el lugar.

Volver al hotel y mientras cenábamos apareció una excursión de chinos con la que compartimos el alojamiento. Nosotros utilizábamos el agua caliente para cafés y tés y ellos para sus botes de fideos secos. También he de decir que el chofer racaneó un poco con la bebida y a saber con qué cosas más, que yo vi la cantidad de agua y Coca-Colas que compramos y ni se acercan a las que gastamos
Hotel de Sal: No tenía ningún nombre. Son edificios hechos completamente de sal (excepto el techo) al igual que el sitio donde comimos, que llevan los vecinos de los pueblos para dar cobijo a los turistas. Las habitaciones suelen ser muy pequeñas con dos camas estrechas con un pequeño pasillo entre ellas y el suelo al ser de sal cuidado con dejar cosas que se puedan corroer. Si quieres ducharte tendrás que pagar un suplemento y el agua caliente no siempre funciona, además hay que recordar que estamos a más de 3600 metros de altura y el frío que hará esta noche también es considerable, pero al menos disponemos de sacos de dormir que atrapan el calor corporal.