Desayunamos en la terraza del hotel y abandonamos Le Somail. A los 3km. tomamos el desvio a Narbona, que nos lleva paralelos a un canal y sobre una pista asfaltada hasta Salleles d’Aude y, después, por pista de tierra a Narbona, donde paramos a hacer la pausa del café.
Para la vuelta, estabamos un poco cansados de tierra y de raíces, por lo cual optamos por tomar diversas carreteras secundarias, que nos llevan a través de campos de cultivo y atravesando las pequeñas localidades de Cuxac d’Aude y Ouvillan, hasta que nos reecontramos, tras una exigente subida, con el canal en Capestang. Visitamos el centro histórico de esta pequeña localidad (3 mil habitantes), donde destaca su Iglesia de la Colegiata y paramos a comer junto al canal.

Desde aquí, 25km hasta nuestro destino final en Beziers, donde alternamos carreteras secundarias con tortuoso camino pegados al canal.
Beziers (72 mil habitantes) es una animada ciudad con un interesante centro histórico. Se accede a través de un puente de piedra sobre el río Orb, y entre sus atractivos se encuentran la catedral de Saint Nazaire de estilo gótico, situada en la parte más alta de la ciudad y visible desde varios km. según se llega por el canal. El centro histórico, al que se accede tras una empinada cuesta, se encuentra muy cuidado y es peatonal. Además, tuvimos la suerte de que durante esta semana, la ciudad se encontraba en fiestas y había multitud de puestos de comida en las calles, así como dos escenarios en la calle principal, donde pudimos disfrutar de un par de conciertos.
En Beziers, nos alojamos en el (Hôtel Des Poètes 65eur habitación doble, desayuno 8 eur), un tanto anticuado, pero céntrico.