Me despierto a las seis y media de la mañana, hay luz pero todavía no ha salido el sol, ¡qué pereza! Pero no podemos desaprovechar esta oportunidad de ver la salida del sol en el monte.
Me preparo rápidamente un té en la habitación y bajo a la playa. Las calles están desiertas y silenciosas.
La playa también. No hay absolutamente nadie más.
Y desde la arena, el frescor matutino y las vistas impresionantes me despejan rápidamente. El sol va iluminando poco a poco las murallas y la abadía y todas las preciosas casitas de este pueblo de ensueño.

El día empieza. Y empiezan a llegar lanzaderas cargadas de trabajadores primero, y luego de turistas.
Ayer ya recorrimos todo el monte por completo, porque es muy pequeñito, pero no tenemos el tren para continuar nuestro itinerario hasta las seis de la tarde.
Damos alguna vuelta más, tanto por fuera del monte, donde observamos varias esponjas de mar llegar arrastradas a la orilla, como por dentro, disfrutando de los fantásticos miradores.
También repetimos de una estupenda terraza de un bar con vistas al mar o a la abadía (dependiendo de en qué dirección se siente uno
Los precios de Les Remparts no son desorbitados, el servicio es correcto y la comida también.
Seguimos recorriendo cada esquina del Monte hasta que es la hora de irnos.
Nuestro siguiente destino del viaje es Caen.
Para llegar, en primer lugar hay que tomar un autobús hasta Pontorson, y allí, un tren, que por 8€ en dos horas y media nos dejará en Caen justo a la hora de cenar.
En Caen estaremos tres noches en el Ibis Budget, muy cerca de la estación de tren, y nos cuesta 58€ la noche en habitación doble. La habitación es muy modesta y no incluye desayuno.