DOMINGO 10 DE MARZO Total etapa día (265 km- 3 h 23 m conducir)
08:00 Salimos de Inverness con dirección a Pitlochry, poniendo un poco de margen nos llevará 2h10m, en realidad es 1h 46m
10:10-12:00 Llegamos a Pitlochry y lo visitamos hasta las 12:00. Arrancamos hasta Falkland que nos llevará con un poco de margen 1h20m, en realidad es 1h.
¿Qué ver en Pitlochry?
Atholl Road, la calle principal de Pitlochry, tiene un cierto parecido a la calle principal de un pueblo alpino. Las casas de piedra, de estilo victoriano, están cubiertas de tejados oscuros rematados por hileras de chimeneas, y alojan hoteles, pensiones y tiendas. Los comercios se extienden hacia las calles vecinas de West Moulin Road y Bonnethill Road

13:20-16:30 Llegamos a Falkland y ya comemos aquí, estamos hasta las 16:30 y arrancamos hasta Culross que con margen nos llevará 1 h, en realidad son 45m.
¿Qué ver en Falkland?
High Street y su plazoleta. En el centro encontrarás una de las fuentes de piedra tan típicas de los pueblos escoceses, la Bruce Fountain, que te sonará si has visto la serie Outlander.
The Covenanter Hotel.
Fíjate en los edificios y descubrirás una curiosidad entrañable de Falkland: los dinteles de algunas puertas están grabados con fechas e iniciales, indicando cuándo se casó y cómo se llamaba la pareja que vivía en ese hogar.
Falkland Palace. La construcción más importante de Falkland es el Falkland Palace, un palacio construido en el siglo XVI por Jacobo IV que constituye el mejor ejemplo de arquitectura renacentista francesa en el Reino Unido.
La pista de tenis más antigua del mundo. Se construyó entre 1539 y 1541 y está rodeada de cuatro paredes, una de ellas con espacio para los espectadores, que le dan un aspecto muy distinto a lo que hoy en día entendemos por pista de tenis. Es curioso ver cómo el juego era más parecido al frontón que al tennis y que parte del espacio está cubierto. En uno de los laterales está el espacio para los espectadores. Cuentan que en sus años de juventud Mary Queen of Scots dejó en shock a su corte al jugar en ropa interior.
Si después de visitar el Palacio tenéis hambre cruzad la calle y entrad en The Bruce, una antigua posada que todavía hoy sirve platos caseros deliciosos y abundantes. Tienen un menú de mediodía que está muy bien de precio.


17:30 Llegamos a Culross, lo visitamos y cenamos, dormimos aquí.
Culross es una de las aldeas mejor conservadas de la Escocia del siglo XVI y XVII, con multitud de edificios y callejuelas que datan de esa época. el pueblo vivió su esplendor en los siglos XVI y XVII gracias a la extracción y el comercio del carbón y de la sal.
Fue esencial la figura del mercader George Bruce of Carnock, cuyo hogar, el Culross Palace, es hoy en día la atracción más visitada de Culross.
En 1595, este visionario ideó una mina submarina para excavar el carbón bajo las aguas del fiordo. Durante unos años, el comercio fue viento en popa, pero, en 1625, una tormenta destruyó la mina.
Con un comercio portuario cada vez menor, Culross cayó poco a poco en un declive que duraría hasta entrado el siglo XX.
Las minas abandonadas en los alrededores de Culross delatan su pasado industrial, pero, en cuanto te adentras en el pueblo hoy en día, parece que nada haya cambiado en siglos, que se haya mantenido inmutable al paso del tiempo.
El Culross Palace. Convertido en un rico mercader, George Bruce of Carnock (el inventor de la mina de carbón submarina) se construyó a finales del siglo XVI un elegante hogar en el corazón del pueblo, el Culross Palace. Aunque no es un palacio ni sirvió de residencia real, esta pequeña mansión, que reconocerás por su pintura anaranjada, es uno de los edificios más emblemáticos de Culross. Muy cerca del Culross Palace encontrarás la Town House, construida en 1626, y con la torre del reloj que la identifica añadida en 1783. Este edificio sirvió como juzgado y como cárcel, y cuentan que más de una supuesta bruja estuvo cautiva en su ático…
Las calles de Culross y la Mercat Cross. Tras visitar el Palacio y dejar atrás la Town House, es momento de perderte por las callejuelas adoquinadas de Culross, la esencia de su encanto. Si te apetece sentarte y tomar algo, te recomendamos la coqueta cafetería Biscuit Cafe, en la Culross Pottery and Gallery. Si prefieres una pinta o algo más contundente, acércate a The Red Lion Inn.
Continúa hasta Tanhouse Brae, la ladera que antiguamente ocupaban los curtidores. El olor que se desprendía en el proceso era tan fétido, que una de las calles adoquinadas de esta zona recibió el nombre de Stinking Wynd (‘la callejuela apestosa’).
A pesar de su pasado, hoy en día este rincón es uno de los más pintorescos de Culross. Los adoquines, las fachadas encaladas y los tejados rojos (las tejas provenían del comercio con los Países Bajos) son marca de la casa, así como las escaleras donde crecen mantos de flores.
Fíjate en la Mercat Cross, la estatua que preside la plazoleta y que en tiempos pasados marcaba el lugar donde se celebraba el mercado.
Como otras muchas mercat crosses del país, está coronada por un unicornio, el animal nacional de Escocia.
Sigue subiendo por la cuesta, ya que al final te espera otro aliciente: la Culross Abbey. Esta abadía se construyó en 1217 y hoy está parcialmente derruida, con una torre que sigue en pie y opera como iglesia. Vale la pena llegar hasta aquí para pasear entre las ruinas y el bonito jardín, con vistas al Firth of Forth. La entrada a la abadía de Culross es gratuita, aunque puedes dejar un donativo.
Desde lo alto del pueblo, en unos 15 minutos a pie puedes llegar a un rincón de las afueras muy popular entre los seguidores de Outlander: la West Kirk. Se trata de una iglesia en ruinas en mitad del campo, envuelta en enredaderas y rodeada de un pequeño cementerio. Las cámaras de la serie la usaron para representar la Black Kirk, unas ruinas supuestamente embrujadas que aparecen en la primera temporada.

