22 de Abril
Después de desayunar, hicimos el check out del hotel. A las 9 de la mañana nos paso a recoger una minivan para empezar el recorrido del anillo, en este caso coincidimos con una pareja de Barcelona, o sea eramos solo cuatro los que íbamos hacer todo el recorrido, como he comentado antes la excursión la contratamos desde Barcelona en la agencia de nuestra amiga, pero hay varias opciones para contratarla por Internet a través de varias empresas : getyourguide, civitatis, expresstorussia …
Nuestro primer destino fue Rostov, tras unos 200 km. de trayecto, una cuatro horas de coche, llegamos a Rostov una de las ciudades más antiguas de Rusia a orillas del lago Nero.

Lo primero que hicimos al llegar fue un corto paseo por la orilla del lago, la ventaja de ser un grupo tan reducido es que podíamos elegir que queríamos hacer, así que decidimos el paseo para estirar un poco las piernas, como nuestra guía era un poco mayor nos espero en la parte alta, mientras nosotros bajamos a recorrer algunas calles flaqueadas con bonitas casas de madera.
Una vez en el Kremlin de Rostov, empezamos la visita cultural con las explicaciones de la guía, la fortaleza tiene un patio interior con un pequeño lago donde nadan los patos. Los edificios combinan la arquitectura religiosa y militar, consta de cinco iglesias y dos palacios el rojo y el blanco, el conjunto es realmente precioso. Lastima que el interior de la iglesias no se hayan podido restaurar del todo todavía. También hay un pequeño museo con esmaltes, artesanía típica de la zona y coronas de los zares.



Para comer lo hicimos en el restaurante que está dentro del Kremlin, como de costumbre comida tradicional rusa a la cual ya nos estábamos acostumbrando.
Nos pusimos otra vez en marcha rumbo a Yaroslavl, situado a unos 60 km de Rostov, esta ciudad a orillas del río Volga, tiene declarado su casco histórico como patrimonio de humanidad. Iniciamos la visita en el Monasterio de la Transfiguración, una vez dentro nos encontramos en su plaza principal donde pudimos ver que el monasterio consta de la Catedral, que es el templo principal del monasterio, construido en el 1216, La Sagrada Puerta de principios del siglo XVI, El Refectorio que consta de tres edificios y El Museo de Arte donde pudimos ver esculturas talladas en madera y vestimenta de los curas ortodoxos de la iglesia Rusa.

Fuimos hacia la plaza Sovetskaya Ploshchad o plaza Sovietskaia, en centro de la ciudad, allí pudimos ver la Iglesia del profeta Elias, financiada por los hermanos Skripin que comerciaban con joyas y perlas. En la misma plaza hay un par de edificios de la época soviética.
Paseamos por la avenida Demidovskiy Skver hasta llegar a el monumento de la Llama eterna en honor a los caídos en la guerra, situada frente a la Catedral de la Asunción o Uspenskiy Kafedral’nyy Sobor, reconstruida después que la dinamitaran los soviets, con sus cúpulas doradas, que a diferencia de las más antiguas no están forradas en pan de oro , si no de un material moderno que es una especie de aleación de titanio. Su interior, tal como nos tienen acostumbrados en este país, esta repleta de iconos y retablos dorados, con sus fieles rezando frente a las doradas puertas tras las que se esconde el altar.


Justo en la parte trasera de la catedral nos encontramos con el mirador Lavka “Ya Lyublyu Yaroslavl'”, situado frente a los preciosos jardines en celebración de los mil años de la ciudad, en el extremo más cercano a la intersección de río Volga y el río Kotorosl, hay una estatua en honor a estos mil años. Nos estuvimos un buen rato disfrutando de las preciosas vistas.

Nos desplazamos hasta el Museo de la Música y el Tiempo, una casia de ladrillo situada a orillas del Volga, creada a principios de los años 90 por el ilusionista John Mostoslavskim, según nos contaron, comenzó a recoger y coleccionar campanas, posteriormente relojes, variedad de instrumentos musicales, fonógrafos, gramófonos y miles de planchas de hierro, es una visita interesante y entretenida.



Para hacer tiempo a que llegara la hora de cenar, hicimos un paseo para observar el paisaje a orillas del río Volga, llegamos hasta un encantador hotel flotante y regresamos hacia el centro, es curioso que en la zonas más sombrías todavía quedaban restos de nieve del invierno.


Para cenar lo hicimos en el restaurante que hay en el Museo de la Música y el Tiempo, una cena agradable con, como no, comida tradicional rusa. Después de cenar nos fuimos al hotel en este caso era el Park Inn by Radisson Yaroslavl, un hotel correcto, más al estilo para ejecutivos, situado al lado de la estación del tren de Yaroslavl.