En la Semana Santa de este año decidimos visitar una pequeña parte de Rusia, lo que en un principio era ver solo su capital, se convirtieron en once días, visitando San Petersburgo, Moscú y lo que llaman el anillo de oro, que son varias ciudades de los alrededores de Moscú, la verdad es que desde Diciembre del año pasado estuve mirando los vuelos y las opciones para este viaje, si bien, como nos sucede a menudo, nos decidimos demasiado tarde para poder aprovechar las excelentes ofertas que salieron a principios de año.
Mi consejo es organizar el viaje con bastante antelación para poder elegir vuelos directos económicos, para elegir los hoteles con las famosas aplicaciones de búsqueda salen muy bien de precio y los trayectos por la ciudad y alrededores se pueden hacer perfectamente en metro y si no, en taxi mediante la app Yandex Taxi, que es parecida a Uber.
Durante el mes de Diciembre y Enero encontré vuelos con aeroflot de ida y vuelta a Moscú por solo 149 €, a la que entramos en Febrero los precios se doblaron, así que como nos decidimos a finales de Febrero acabamos pagando el doble, pero a nosotros siempre nos cuesta un poco decidirnos a reservar con tanta antelación.
Los vuelos al final los hicimos con Alitalia, la ida de Barcelona a San Pertersburgo vía Roma y regreso de Moscú a Barcelona también vía Roma. Para los hoteles como he dicho, siempre podemos recurrir a las famosas webs de reserva, pero en nuestro caso acabamos reservándolos mediante nuestra amiga que trabaja en una agencia de viajes, ya que al estar tan cerca de las fechas de salida los precios eran muy similares, además como queríamos visitar las poblaciones de alrededor de Moscú, el llamado anillo de oro, de esta manera nos lo organizaba también ella. En caso de que queráis contratar a parte la ruta del anillo, hay varias empresas que lo ofrecen, entre ellas : getyourguide, civitatis, expresstorussia, etc.
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Los hoteles elegidos fueron el Sokos Hotel Vasilevsky en San Petersburgo y el Holiday Inn Suschevsky en Moscú.
Para el tren de San Petersburgo a Moscú estuvimos dudando si coger el diurno o el nocturno, la ventaja del nocturno es que ganábamos casi un día en San Pertersburgo, pero es mucho más lento y estás toda la noche en el tren con la dificultad a veces de dormir bien, por contra el diurno es un tren rápido que en cuatro horas llegas al destino, además en este caso ganábamos una tarde en Moscú, así que al final nos decidimos por el diurno.
Antes de nada tramitamos los visados para la entrada en Rusia que hay que hacerlo con tiempo, además es bastante caro, unos 75 Euros y si lo haces con poco tiempo el precio se dobla.
He de decir que antes de haber estado en Rusia, nos daba un poco de reparo el tema de la seguridad, por algunos comentarios de amigos que la habían visitado hacía muchos años atrás, las posibles dificultades en el transporte y multitud de dudas que te surgen al ir a un país del que teníamos pocas referencias, pero una vez hemos regresado de Rusia, os puedo asegurar, que nos hemos encontrado muy seguros en todo momento, paseando por todas sus calles, además la gente es muy amable y educada.
15 de Abril 2019
Por fin llego el día de inicio del viaje, para llegar al aeropuerto utilizamos nuestro propio coche y lo dejamos en el aparcamiento de la T1 aprovechando la oferta que hacen para larga estancia, es muy cómodo y más barato que ir y regresar en taxi. Aquí os dejo el vídeo de la ciudad, os agradecería mucho si os suscribís a mi canal de youtube.
Por suerte el vuelo salio puntual de Barcelona, justo a las seis y media de la madrugada, el trayecto hasta el aeropuerto de Fumicino tiene una duración de 1 hora y 50 minutos, que acostumbrados a vuelos más largos se nos paso en un abrir y cerra de ojos, bueno más cerrados que abiertos porque a esas horas teníamos bastante sueño, la espera en Roma fue de cuatro horas que aprovechamos para comer algo en uno de los múltiples restaurantes de que dispone el moderno aeropuerto y a tomarnos un “expresso” para despejarnos un poco.
El segundo trayecto hasta San Petersburgo tuvo una duración de tres horas y cuarenta minutos, en este si que nos dieron almuerzo, pero como acabábamos de comer en Fumicino no lo aprovechamos mucho. Llegamos sobre las cuatro y media de la tarde a nuestro destino.
Como teníamos contratado el transporte al hotel, nos recogieron en un monovolumen y nos llevaron por la avenida Prospekt de Moscú de diez kilómetros de largo hasta el centro de la ciudad, durante el trayecto ya nos fuimos haciendo una idea del estilo de vida de la ciudad, el hotel elegido era el Sokos Hotel Vasilevsky, situado bastante céntrico, relativamente cerca del Museo del Hermitage, con buenos servicios y dos restaurantes en su planta baja, uno más caro y otro tipo pub irlandés más económico.
Una vez instalados en el hotel, salimos a hacer nuestra primera incursión en tierras rusas. Nuestra intención era llegar hasta el destructor Aurora situado en el otro extremo del centro de la ciudad.
Iniciamos el recorrido por la avenida Leytenanta Shmidta embankment que transcurre por la orilla de río Néva, como íbamos por la acera que estaba justo al lado del río nos encontramos con el primer puente, al no encontrar un paso de peatones cercano, teníamos que retroceder un buen trozo para encontrar el semáforo, así que decidimos cruzar el puente y así íbamos viendo los magníficos edificios de la otra orilla, ciertamente en ambos lados del caudaloso río está lleno de preciosos palacetes.
Seguimos por la otra orilla por la calle English Embankment en dirección al Museo del Hermitage, al ser primavera el sol estaba bastante bajo dando un color precioso a los palacios que nos encontrábamos por el camino.
Una vez llegamos al Hermitage volvimos a cruzar el río por el puente que está justo frente al museo, llamado el puente del palacio.
Una vez estuvimos en la otra orilla y siempre orientándonos con la app de el maps.me continuamos hacia la fortaleza de San Pedro y San Pablo, que dejamos a la derecha, no sin antes hacerle varias fotos a sus tejados con la punta dorada, pasamos frente al museo de la guerra de camino hasta el crucero Aurora donde hay unos camiones lanza misiles en su patio, al final del paseo llegamos por fin al Crucero Aurora, el cual es todo un símbolo de la revolución comunista, un disparo de su cañón fue la señal para el inicio del asalto al Palacio de Invierno y el inicio de la revolución.
Justo al llegar el sol se estaba escondiendo en el horizonte, dando unos bonitos colores de fondo.
Para regresar nos acercamos a la estación de metro de Gor’kovskaya situada frente a la preciosa mezquita de San Petersburgo que tiene un parecido similar a las de Utzbehistán, dicen era la mezquita más grande de Europa a principios del siglo XX, con el minarete más alto de los dos que tiene de 49 metros, y su única cúpula que mide 39 metros de alto.
El metro de San Petersburgo tiene un precio de 45 rublos, para pasar te dan unas fichas que debes introducir en el torno, a nosotros nos costó un poco entenderlo, porque pensábamos que teníamos que pasar el tíqué que nos habían dado con un código de barras por el lector, ya que las fichas, como eran igual que el cambio que me dieron me las había guardado en el bolsillo, hasta que una chica nos dijo “tokens, tokens “, comprendimos que nos habían dado algún tipo de ficha, saque las monedas que me habían devuelto de cambio y ahí estaban.
El metro de San Petersburgo como debe pasar por debajo del río Nevá es tremendamente profundo, superando los 100 metros de profundidad, creo que no habíamos estado es ninguno que estuviera tan abajo, la escalera mecánica era interminable, casi puedes hacer una siesta al bajar.
Una vez llegamos a la parada de metro de Vasileostrovskaya, justo al salir, estábamos frente la calle peatonal Liniya Vasil’yevskogo Ostrova, donde están situados muchos restaurantes, como era la hora de cenar nos habían aconsejado los restaurantes Tepemok, que son de comida rápida típica rusa, la verdad nos gustó mucho y nos salió muy económico .
Regresamos al hotel a descansar de un día tan largo.