DE CAMINO AL REFUGIO DEL VOLCÁN AVACHYNSKY
Bajamos a desayunar a las 8, como nos habían recomendado. Un eufemismo para decir que si llegamos tarde, no nos servían el desayuno. Tenemos el mismo menú para todos, así que no valen las opciones A o B de ayer. Nos cuentan que ha habido un error y no se podía elegir. Total, que todo el mundo con el MENU A : gachas, 2 huevos fritos, 2 salchichas de frankfurt, pan, mantequilla, mermelada, cafe o te, y dos pancakes. En realidad, es un desayuno contundente y excesivo para el poco ejercicio que vamos a hacer hoy, que solo tenemos horas de carretera pero bueno…
A las 9 salen los viajeros que ya retornan a Moscú. Rafael me regala su asiento para pescar. Es la colchoneta pequeña que veis en la fotografía, que todos los rusos llevaban durante el rafting para no resbalar en la balsa, y tener un asiento más mullido y seco. En y que dice que me será muy útil en la excursión a los volcanes. Como es el más experto del grupo, le hago caso… ( Es muy ligero, económica y útil, por lo que días más tarde, en Petropavlovsk nos compraremos otra).

Salimos hacia el refugio del Avachinksy o Avachy, como lo llaman habitualmente. Como es costumbre, al pasar por Petropavlosvks paramos en el supermercado. Y unos más que otros cargan sobre todo cervezas y vodka…
Sobre las 12 llegamos al campamento base del Avachy. Son unos 40 km desde Petropavlosk pero el camino es tortuoso y difícil, y hacerlo con el camión supone ir a una velocidad de unos 15 km / h y algo así como nuestro Dakar particular… El camino es en realidad, un río seco, y la habilidad de Sacha es tanta para ir esquivando las grietas ( algunas tiene medio metro ) y los pedruscos que a pesar del vaivén del camión, incluso echo una cabezadita… Durante el camino comprobamos los cambios constantes de clima que caracterizan Kamchatka. Hemos salido con lluvia, ha salido el sol, ha vuelto a llover intensamente durante el camino al refugio y cuando llegamos, para de nuevo.

Llegamos al campamento. Como veis en la fotografías, está muy bien preparado. Son unas 15 casitas de colores y con capacidades variables. Las hay de 2 hasta 10 personas, con su luz eléctrica y sus enchufes, una mesa en el centro, un banco de madera, literas, una estufita de leña y unas vistas increíbles. Nos acomodamos. Tenemos una cabaña con 5 literas por lo que estaremos bastante anchos a la hora de poner el equipaje. En el centro del refugio, está la cocina y el comedor, y un lavamanos al aire libre, por lo que el agua sale helada!!. Apartadas del refugio, y separadas entre sí, las letrinas para hombres y mujeres, limpios y con su papel higiénico.


El clima es perfecto por ahora. No hace frío, pero nuestro guía nos enciende la estufa de la habitación. Mientras se calienta, vamos a comer. El menú es igual para todos los que estamos en el refugio: una sopa de verduras, ensaladilla rusa (nos cuentan que aquí se llama ensalada Olivier por el chef ruso que la inventó para su restaurante francés de Moscú en el siglo XIX) y carne estofada. Todo está delicioso y le damos nuestras felicitaciones a la cocinera. El comedor tiene una gran capacidad, igual para unas 80 personas.

Aunque pueden parecer destartaladas, todas las casitas están muy preparadas
