Hoy tocaba un día de visita de pueblos anclados en el tiempo, repletos de casas de piedra y rodeados de vegetación. Ello implicaba conducir por carreteras más estrechas, en ocasiones con hasta un carril para ambos sentidos, por lo que implicaba mayor atención a la carretera y pegarte al máximo a la vegetación para cruzarte con algún coche. Al conducir más despacio y querer abarcar lo máximo posible, hoy hicimos un total de 4h30min de coche. Una vez que entramos en estas carreteras que unen los pueblos nos cobraron una especie de peaje que no llegó a 1 libra. Dos personas controlaban el tráfico e iban cobrando.
Hay muy pocas plazas de aparcamiento en Castle Combe, pero tienen habilitado un parking gratuito a unos 5 minutos andando hasta el pueblo. Dejamos el coche en el parking y fuimos bajando por la carretera (cuesta abajo), pasando por unas bonitas casas de piedra, hasta llegar a la plaza principal.


CASTLE COMBE
Market cross
En la plaza se encuentra the market cross, monumento sustentado por cuatro pilares de piedra que hace de rotonda hacia las pocas calles de las que consta el pueblo.

Puente sobre el río Bybrook
Dimos un paseo por su calle principal y nos encontramos con la Iglesia, a la que es gratis entrar, y con una tienda de artesanía antes de llegar al puente. Éste es el lugar en el que más tiempo nos detuvimos para contemplar el entorno en el que nos encontrábamos. Una postal sacada de cuento.


Autoservicio de dulces caseros
En Market Cross nos encontramos con una mesa en la que había una pequeña vitrina con porciones de dulces caseros a 2 libras y la pieza completa a 5 libras. Todos ellos envueltos y con los precios bien indicados, pues no había nadie para cobrar. Al lado de los dulces había una puerta con una ranura para depositar el dinero. Compramos un bizcocho de zanahoria entero que nos duró una sentada. Ésta forma de venta nos recordó a nuestro viaje a Noruega en el que es habitual ver este tipo de venta en las carreteras.

De vuelta al parking descubrimos que hay un sendero paralelo a la carretera. Lo iniciamos, pero sólo hicimos un trozo. La subida costó un poco más que la bajada, pero el pueblo es una preciosidad. Particularmente es de los que más me gustó, aunque quizá sea porque fue el primero o porque había muy pocas personas.