19 de Julio. Los islotes de Astypalea.
Es precioso despertar en el hotel Tholaria, salir de la habitación Cavos y, tras pasar junto a la piscina, subir las escaleritas blancas que nos dirigen al comedor. Cuando llegamos, María está anotando con tiza los nombres de los productos en pequeñas pizarras. Todo es casero y hay gran variedad de productos dulces y salados: pan blanco e integral, croissants, magdalenas, bizcocho, pastel de manzana y de naranja, galletas, cereales, hojaldres de queso, pastel de espinaca, embutidos y quesos variados… además de pastelitos de yogur, punding de arroz, frutas, zumos, yogur, miel, mermeladas variadas, cafés varios, leche, chocolate y té.
Mientras desayunamos, María y su marido se acercan a preguntarnos si hemos pensado algo acerca de la excursión a los islotes. Él me ve muy dudosa y me hace una oferta para ir en su yate con un grupo de 8 personas más. La propuesta es tan interesante que no dudo en aceptarla. Realmente ha tenido una buena idea, pues quedaban dos plazas en el barco y con su oferta, consigue que seamos 10 y completemos la excursión. Nos dice que no tenemos que llevar nada más que bañador, pues el resto nos lo proporcionan todo ellos y que nos recoge en 15 minutos para llevarnos en su coche al puerto, donde tiene el barco y nos esperan el resto de compañeros de viaje. ¡Maravilloso! Una vez allí, vemos el barco, que tiene una pinta estupenda, y nos montamos con los que serán nuestros compis de viaje durante el día de hoy: dos parejas griegas y una pareja australiana con raíces griegas, con sus dos hijas, cuya edad es parecida a la de la mía. Todos hablan griego pero con nosotras se comunican en inglés.
La excursión consiste en ir a visitar los islotes de Kounoupi y Koutsomiti, parando en otros lugares a bañarnos. En realidad, es diferente a la excursión del barco normal del puerto, pues en la nuestra no nos bajamos el barco sino que nos bañamos desde aquí. También hacemos otras paradas que no son para bañarnos, sino para ver rincones encantadores.
Se nota que el capitán conoce muy bien la zona, pues nos para en sitios espectaculares de aguas cristalinas en los que estamos solos. Pero la mayor diferencia es el confort del barco y la atención recibida, pues no solo nos prestan toallas y material de buceo, sino que demás nos preparan un aperitivo y una comida estupendas acompañados de toda la bebida que queramos.
Tras realizar la primera parada en la isla de Kounoupi, sobre las 13:00 nos sirven el aperitivo que consiste en diferentes tipos de quesos y embutidos acompañados de panecillos y mermelada.
Después del aperitivo, una nueva parada, esta vez en Koutsomiti, donde vemos la playa a lo lejos y también nos dan la opción de ir nadando hasta allí. Parece ser que hay un cambio de planes con el lugar de la comida, debido al estado del mar, y finalizamos en la zona de la iglesia de Agios Nikolaos, donde el barco atraca y nos damos el último baño antes de comer.
Cuando regresamos del baño nos encontramos una mesa preparada al detalle; en la zona exterior han preparado la mesa para la tres niñas, y en el interior la de los siete adultos. De entrante unos canapés de dakos y de plato principal un plato de tallarines con langostinos y gambas. Todo ello acompañado de vino blanco y de postre, una excelente tarta de naranja.
De regreso hacemos otra parada donde nos damos el último baño y a continuación el barco se dirige al puerto de Astypalea. El camino de vuelta, viendo caer el sol desde el barco, es espectacular y a nuestra llegada, nos despedimos de nuestros compañeros de viaje con pena, pues nos han resultado encantadores y ello también ha contribuido a que hayamos pasado un día maravilloso.
Nosotras nos quedamos paseando por Pera Yialos y nos acercamos a ver las tabernas de la playa para cenar otro día. Se está tan bien allí que nos quedamos en la pequeña playa paseando con los pies metidos en el agua. De allí nos dirigimos a comprar unos gyros para cenar, pues tras el día intenso en el mar, no nos apetece salir a cenar fuera. Con todo, vamos a buscar la agencia de alquiler de coche con la que tenemos la reserva: Asty-Car. Nos entregan nuestro coche de alquiler para cuatro días, con el que nos dirigimos al hotel, donde dejamos el coche aparcado para comenzar a explorar las playas a partir de mañana.
Al llegar a nuestra habitación, vemos la piscina iluminada que invita a darnos un baño mientras comienza a anochecer. Para cenar encendemos un pequeño farolillo que hay en la habitación, y disfrutamos de la tranquilidad que ofrece la terraza, acompañadas de nuestros gyros. ¿Qué más se puede pedir?