Por fin! Un día que pasaremos entero en la ciudad e íntegramente en el centro. El centro de Amsterdam destaca porque está muy bien conservado y nos ofrece una imagen bastante 'fiel' de la época más resplandeciente de la ciudad, es decir, al siglo XVII o al Siglo de Oro neerlandés. Eso sí, en vez de llena de comerciantes en la actualidad la ciudad está siempre llena de turistas

A estas alturas ya teníamos ganas de empezar a conocer la ciudad un poco mejor y de entrar en sus iglesias e innumerables museos y allí donde pudiéramos. De hecho, ese día teníamos que estrenar la I Amsterdam Card y teníamos muchas ganas. Teníamos tantas ganas que nos la dejamos en el hotel

El plan era ir en tranvía hasta Spuiplein porque queríamos ver a primera hora el Begijnhof, aprovechando que era una de las primeras cosas que abrían a las 9 de la mañana. La puerta de entrada es muy pequeña y puede pasar un poco desapercibida.
La entrada es gratuita. Como era primera hora a penas había nadie, cosa de agradecer, porque más tarde pasamos por la puerta y había cola para entrar. Una vez cruzas la puerta y el pequeño pasillo te encuentras dentro de un patio, con casas alrededor.

Dentro del recinto el recorrido se limita porque actualmente también viven mujeres. Se puede ver el patio y entrar a dos iglesias -una de ellas, escondida tras la fachada de dos casas-.
El patio y las casas originales databan del siglo XIV. En torno al patio se alzaban estas casas, antiguamente todas de madera, donde vivían las beguinas, que eran una orden católica de mujeres solteras o viudas. Las beguinas no tomaban votos monásticos pero llevaban una vida religiosa dentro de su comunidad. La última beguina murió en 1971, pero hoy en día en estas casas siguen viviendo mujeres solteras, por lo cual no se puede acceder a todo el patio, ni por respeto se puede hablar en voz alta dentro del recinto.

Estatua de una beguina al lado de la Engelse Kerk
En el número 34 se encuentra la Houten Huis, que con su negra fachada es la casa de madera más antigua que se conserva en el país (año 1528) y una de las dos únicas casas de madera en la ciudad. La mayor parte de lo que vemos en el Begijnhof es de los siglos XVII y XVIII porque los grandes incendios de los años 1421 y 1452 lo quemaron todo.

La Houten Huis ha sido restaurada en varias ocaciones. Poco después de los grandes incendios se prohibió construir en madera conviriténdose el ladrillo en el material obligatorio en la construcción.
Dentro del Begijnhof se puede ver la iglesia Engelse Kerk, que estaba cerrada a los visitantes así que no la pudimos ver. Su construcción se remonta al año 1392. Normalmente está abierta de 9 de la mañana a 5 de la tarde, pero leímos que muchas veces están usándola y está cerrada al público.

La Engelse Kerk es una de las dos iglesias que se pueden visitar en el Begijnhof
Cuando Amsterdam se convirtió al protestantismo, las casas del Begijnhof no pudieron ser confiscadas por tratarse de propiedades privadas. La iglesia oficial pasó a ser de culto protestante y las beguinas construyeron iglesias clandestinas dentro de sus casas. En 1671 se construyó una capilla clandestina, la Begijnhof chapel, usando dos casas. Por fuera simplemente vemos la fachada de una casa y no se ve nada particular que nos haga sospechar que hay una iglesia. Es el número 31. No le hice foto porque había dos religiosos hablando en la puerta y no era plan

Por dentro veréis que es una capilla pequeñita, con una altura muy bien aprovechada porque crearon una galería en el piso de arriba. El altar mayor es de estilo neoclásico. La capilla está dedicada a San Juan y a Santa Úrsula y destaca en ella una capilla y las pinturas murales que describen el milagro de Amsterdam. Os podéis saltar el párrafo que viene a continuación si no os interesa conocer el milagro...

Este milagro ocurrió en el año 1345 cuando un moribundo, después de recibir la comunión y debido a su malestar, vomitó la hostia consagrada. La mujer que se encargaba de la limpieza recogió todo y lo echó al fuego, pero al día siguiente cuando volvió a encender el fuego donde supuestamente se había quemado la hostia se dio cuenta de que esta estaba flotando sobre las llamas. La mujer cogió la hostia, la envolvió en un pañuelo y la guardó dentro de un cofre. Cuando vino el sacerdote la quitó del cofre para llevarla a la iglesia vieja, pero lo que ocurrió es la que la hostia volvió al cofre. Esto pasó una segunda vez... Cuando la hostia apareció por tercera vez en el cofre fue cuando el milagro se dio a conocer y la hostia fue nuevamente llevada a la iglesia, pero esta vez en procesión, que se convirtió en una ceremonia anual -hasta que fue prohibida por las autoridades protestantes y se siguió haciendo de forma clandestina, por eso se la llamó 'la procesión silenciosa-. La casa del difunto, la cual se habría convertido en una capilla para conmemorar el milagro, también fue vetada hasta el día que se pudo retomar el culto en la ciudad, en 1881. La capilla se destruyó en 1908 y pasó a ser la Begijnhof chapel el nuevo lugar de conmemorativo del milagro de la ciudad.

Venir a primera hora siempre os ahorrará colas...además es un sitio para ver con relativa calma y lo agradeceréis por sus espacios pequeñitos
La visita es muy interesante para conocer parte de la historia de la ciudad, se ve rápido y además es gratis así que es recomendable




Una vez salimos nos topamos con el Amsterdam Museum y la galería de la guardia cívica, que forma parte del mismo museo. La podéis recorrer entrando por un lado y saliendo por otro, y veréis en su interior una pequeña parte del Museo de Amsterdam. Nosotras en ese momento no la cruzamos.

Mientras nos dirigíamos a la plaza Dam caímos en un pequeño detalle sin importancia

La Plaza Dam es la más importante de Amsterdam y jugó un papel primordial en la fundación de la ciudad. En ella encontramos edificios de gran importancia histórica como el antiguo Ayuntamiento que después pasó a convertirse en el Palacio Real, y al lado, la iglesia nueva o Nieuwe Kerk, del siglo XV. Al otro extremo de la plaza está el Monumento Nacional; el obelisco de 22 metros que homenajea a los soldados holandeses caídos en la Seguna Guerra Mundial. También vemos a un lado de la plaza el museo de cera Madame Tussauds, que destaca porque en su fachada se ven dos enormes figuras de cera. De aquí también parten los guías de los tours que se ofrecen a los turistas para conocer lo más importante de la ciudad.


Aprovechamos para ver el Palacio Real, ya que eran poco más de las 10 de la mañana, habían abierto hacía poco y no había nada de colas. La entrada cuesta 10€ y te dan una audioguia muy completa en castellano de forma gratuita que te va guiando por todas las salas y explicando qué es lo que vamos viendo. El guardarropa también es gratuito.
La visita es larga, estuvimos por lo menos dos horas y media recorriendo el palacio. El recorrido se empieza en la sala de recepción o del ciudadano y se va siguiendo por las diferentes estancias.
La historia del palacio es bastante interesante, teniendo en cuenta que su primera función no era la de palacio real si no que era el ayuntamiento de Amsterdam, que se terminó de construir en 1665. Eso explica mucha de la decoración escultórica de la sala de recepción, donde los habitantes de Amsterdam en el siglo XVII podían entrar. Por aquel entonces Amsterdam era una ciudad muy próspera gracias a su puerto y a su comercio por mar, gobernaban los burgueses de la ciudad y se pudo construir un ayuntamiento a la altura de las grandes ciudades europeas. El arquitecto de dicho proyecto fue Jacob van Campen.
La verdad es que la burgerzaal (sala del ciudadano) es majestuosa y con muchos detalles. En el suelo hay diseños de los mejores cartógrafos de la época según se conocía el mundo en el siglo XVII, simbolizando los hemisferios este y oeste y en el techo una bóveda con las constelaciones. La decoración escultórica es espectacular, con una gran figura de Atlas sosteniendo el mundo a sus espaldas, que simboliza la ciudad de Amsterdam como un auténtico pilar del mundo en ese momento.



En las estancias no faltan todo tipo de ornamentos -candelabros, mobiliario, elementos decorativos...-. También encontramos lienzos de artistas como Ferdinand Bol, que fue alumno de Rembrandt mostrando interés especial en temas históricos y Jacob de Wit, que destacaba por su decoración de interiores y se encargó de pintar los techos.
En 1808 el ayuntamiento se convirtió en el palacio del rey Luis, el hermano de Napoleón que fue quien decoró las estancias tal y como vemos ahora, con mobiliario de estilo imperial, que a mí me resulta tan recargado y pomposo, pero que en su momento sería lo más



Uno de los dormitorios del Palacio...casi es tan grande como todo mi piso

[size=18]Las estancias del antiguo ayuntamiento de la ciudad se fueron ajustando a su función de palacio y me resultaba algo menos interesante visitarlo. Luego destacaría la sala del trono y un sinfín de habitaciones con recargado mobiliario y lámparas de araña. Actualmente se supone que es la residencia oficial del rey Guillermo Alejandro, aunque es más simbólica que otra cosa, ya que de facto reside en La Haya.
La visita en general resulta interesante, pero a mí se me hizo un poco larga por lo que he comentado con anterioridad. Seguramente si hubiese todavía algún vestigio más de cuando era ayuntamiento (además del diseño arquitectónico, la fachada y la sala del ciudadano) me resultaría una visita mucho más atractiva. No me atrevería a decir que es un imprescindible de Amsterdam, según lo que te interese la historia, pero sí es recomendable en general. Antes de visitarlo es mejor ver el calendario porque muchas veces se celebran actos oficiales y en ese caso no se puede visitar.



Cuando salimos del palacio la plaza ya estaba bastante más concurrida y vemos a los amigos de los paraguas de los tours que habíamos leído en los diarios. El del paraguas blanco es el guía en español...damos fe![/size]

Estaba claro que si queríamos seguir visitando cosas teníamos que ir a buscar ya la Amsterdam card, porque los horarios de los sitios ya sabéis como son. La mayoría cierran a las 17 o como mucho 18 horas, con lo cual, mucho tiempo no nos quedaba teniendo en cuenta que ya era mediodía. Así que nos fuimos para la calle Damrak a coger el tranvía.
En la foto se ve al fondo la estación de tren...

Pues mira, cómo son las cosas, que al bajar del tranvía y a pocos metros del hotel, había una pequeña tienda que vendía pescado y algunos platos preparados, y que tenía un par de mesas altas en la calle. Solamente abría por la mañana y hasta primera hora de la tarde y entramos a chafardear porque olía a herring (no en el sentido literal, a ver


Al principio me dio un poco de reparo porque el arenque se come crudo, por eso lo pedí con pan, y lo veía un poco grande, pero estaba buenísimo. Se deshacía como la mantequilla y el sabor era magnífico acompañado de la cebolla y el pepinillo.

Nos compramos algo más para picotear y de postre en el supermercado Albert Heijn y subimos a la habitación.
La siguiente visita, ya con la Amsterdam Card en nuestro poder, sería el Amsterdam Musem. Para llegar, volvimos a coger el tranvía delante de nuestro hotel. Comentar que la Amsterdam Card viene también con transporte incluido, pero la activación no es simultánea. Por un lado la activas para museos e iglesias, y por otro lado la activas para el transporte, de manera que nosotras la activamos ese día en el museo, y a partir de ahí contaban las 120h de museos, y al día siguiente activamos la parte de transporte, con sus 120h. Lo hicimos así porque en ese momento aún podíamos usar un billete GVB de metro/tren y bus, que habíamos comprado dos días antes.
Bajamos otra vez en Spuiplein, ya que el museo está al lado mismo de la plaza. El Amsterdam Museum es un museo que trata sobre la historia de Amsterdam y sus ciudadanos, de manera que abarca muchos temas.
Esta vez sí, para ir a las taquillas cruzamos por la galería de la guardia cívica, que como ya hemos comentado forma parte del mismo museo. En el pasillo lo que más llama la atención es un enorme gigante que tiene al menos 400 años de antigüedad. En el siglo XVII el enorme Goliath estaba ubicado en un jardín de Amsterdam siendo una de sus mayores atracciones.

Mediante un mecanismo, este enorme gigante podía incluso girar la cabeza y los ojos.
La entrada cuesta 15€ pero ya usamos la tarjeta por lo tanto no lo tuvimos que pagar. Cierran a las 17h. Teníamos bastante tiempo para verlo, porque serían sobre las 2 de la tarde. Nos pasamos al menos un par de horas visitándolo. También tienen taquillas y te dan una audioguia en castellano, para ir haciendo todo el recorrido. Ambas cosas incluidas en el precio.
Se trata de un museo muy interactivo, con lo cual puede gustar a pequeños y mayores, aunque si son niños muy pequeños no lo veo demasiado recomendable porque podría ser que se aburriesen... Nosotras vimos sobretodo a gente mayor pero también a varios niños que se lo estaban pasando pipa con el contenido del museo.
La exposición sigue más o menos un orden cronológico y mezcla distintos aspectos de la historia de la ciudad y de su gente. Las primeras salas nos hablan de la fundación de la ciudad y nos enseñan restos arqueológicos de distintos siglos (p.ej. un zapato del siglo XIII, un cepillo de dientes de 1700...), así como algunas pinturas de esas épocas.

Otras salas se dedicaban a personajes ilustres de la edad de oro holandesa, gente relacionada con el comercio marítimo, y también a la colonización y al comercio de esclavos de lugares como Surinam, entre otros. También hay un apartado para toda aquella gente que venía a trabajar a la ciudad debido a su prosperidad y a su tolerancia con los extranjeros (Francia, España, Portugal...) y las religiones.
También hay salas dedicadas a la historia más contemporánea donde se trata por supuesto de la Segunda Guerra Mundial, y sobre las décadas 60, 70...hasta la actualidad, la tolerancia de la ciudad y los ciudadanos hacia el sexo, las drogas, etc.
Una curiosidad que aprendimos en este museo es que la línea 8 del tranvía no existe en la ciudad actualmente. Antiguamente, era la línea que cruzaba todo el barrio judío y era conocido como el tranvía de los judios, hasta que en el año 1942 se les prohibió coger el tranvía y la línea se suspendió. Solamente se volvió a poner en marcha para transportar a los judios prisioneros hasta la estación central. Desde entonces nunca más se ha vuelto a usar el tranvía número 8 en la ciudad.

La historia del edificio que alberga el museo en sí también es muy interesante, porque en su origen se trataba de un orfanato del siglo XVII. Estaba muy bien visto que la gente poderosa dedicara tiempo y dinero a actos de beneficencia y así es como los burgueses de la ciudad lo crearon con ese objetivo. Los uniformes de los niños y encargados eran de color negro y rojo, que eran los colores tradicionales en los orfanatos.
¿Recomendable? Pues hombre, a mí me gustó bastante. No estaría en el top de los museos de la ciudad, pero es un museo muy digno, muy ameno y didáctico a la par que interactivo. Bastante original. Aún así 15€ me parece bastante dinero para lo que es. De todas formas, me sigo quedando de largo con este tipo de visitas antes que con el crucero por los canales con las típicas empresas (también lo hicimos). Lo sé, soy un poco rarita...
La siguiente foto es la galería de la guardia cívica vista desde arriba, en el museo. Recordad que toda la galería se puede cruzar de forma gratuita y encontraréis cuadros, fotografías de épocas muy dispares entre sí...eso sí, no acabas de entender la mezcla porque está un poco fuera de su contexto. Supongo que lo hacen para que entres en el museo, porque es después cuando lo terminas de entender.

Al final con la audioguia te vas entreteniendo y salimos de allí a las 4 y algo de la tarde...



Bien! Nos da tiempo de otra visita más. Elegimos la Oude Kerk, que cierra a las 18h, así que paseito de 10 minutos hasta la iglesia (aquí parece que todos los paseitos van de diez minutos en diez minutos, menos para llegar al hotel...






En la Oude Kerk dan audioguia gratuita, pero en neerlandés, inglés y arreando


Lo realmente interesante es que se trata del edificio más antiguo de la ciudad (1302) y el techo es la bóveda de madera más grande de Europa. La iglesia es bastante austera, aunque no siempre fue así. Fue el movimiento iconoclasta, que durante el siglo XVI fue desnudando las iglesias católicas de la ciudad de prácticamente cualquier resquicio ornamental. Seguramente por eso destacan tanto los órganos y los ventanales


También durante el siglo XVI, la Oude Kerk se convirtió en sede de los registros de casamientos y podemos ver expuesto el de Rembrandt, que por aquella época se acababa de mudar a Amsterdam. Rembradant y su mujer bautizaron a todos sus hijos en la Oude Kerk y eran bastante asiduos.


También encontramos en el suelo de la nave la lápida de la mujer de Rembrandt, Saskia, que murió a los 29 años de tuberculosis...
A pesar de los años de historia que hay detrás de este edificio, en general me parece carísimo para lo que hay dentro. Yo no recomendaría entrar a no ser que estéis realmente interesados o que tengáis la Amsterdam Card, porque los 12€ no se justifican. Si no sois de ver muchas iglesias/museos, etc., no creo que os merezca la pena (obviamente sí por fuera).
Actualizo la información para comentar que también han subido el precio de la entrada. Os dejo la información a continuación.



Seguramente mucho más llamativa os resulte la plaza donde está ubicada la Oude Kerk, porque a parte del barrio donde está, lleno de escaparates rojos, en el suelo cerca de la entrada hay una placa de bronce esculpida con una mano tocando un pecho femenino. También podemos ver a muy pocos metros de distancia la escultura en homenaje a las prostitutas, Belle. Aunque ese día pasamos de largo de ambas cosas porque no nos acordábamos de que estaban allí...

Nos merecíamos un descanso después de un día tan cultural, así que nos metimos por las callejuelas a buscar un buen sitio donde empinar el codo. En nuestra guía, y también lo había leído en el diario de @Mogutu, que me sirvió de inspiración

Estábamos otra vez en la calle Zeedijk y el lugar elegido era el bruin café In 't Aepjen. Es un lugar que por fuera llama nuestra atención, por la fachada negra y de madera. Esta es la segunda casa de madera que queda en Amsterdan junto a la que habíamos visto por la mañana en el Begijnhof y es del siglo XV.

Es una taberna desde 1519 y acudían a ella marineros del Lejano Oriente, que pagaban su alojamiento y sus copas con monos (aapjes). Por eso la decoración tan peculiar del local...

Por dentro no es excesivamente grande, pero tuvimos suerte y pudimos coger una mesa. No era muy tarde, serían sobre las 6 y poco, seguro que después se llena más. Pedimos una Gulpener Korenwolf y una Aepjen bier, muy ricas. Buena música a un volumen muy acertado. Fue un rato muy agradable.
La cerveza nos había abierto el apetito y ya que estábamos allí, en la misma calle, fuimos para un restaurante tailandés, el Birds Thai Restaurant, que el día anterior habíamos visto muy concurrido, así que pensamos que sería porque el sitio valía la pena. Y la verdad es que la cola en la puerta que habíamos visto estaba justificada. De hecho, no eran ni las ocho de la tarde y ya estaba bastante lleno y eso que tienen dos plantas. Nos atendieron súper rápido y nos pusieron en la segunda planta. Pedimos un Pad Nam Man Hoi -un wok con verduras, carne, sepia...y salsa de ostras, acompañado de arroz- y Kou Pad Saparod -un arroz servido dentro de una piña- y un agua. El agua se nos olvidó pedirla del grifo y no veas... 6.5€ un litro de agua!



Fueron 40€ justos. Muy bueno todo, eso sí, hay que ir muy pronto porque a partir de las ocho ya había cola en la puerta.
Después de cenar y para bajarlo todo echamos a andar hacia Nieuwmarkt y vimos una escultura bastante grande al lado del canal, al lado de Nieuwmarkt. Resulta que es un homenaje al dramaturgo de la edad de Oro holandesa, Bredero (a la pobre señora se le había hecho caca encima alguna paloma). Es una escena de una de sus obras cuyo personaje principal pasaba las tardes en este barrio de Amsterdam.

Estábamos ya a un paso de Nieuwmarkt, la céntrica plaza donde se celebra un mercado todos los sábados desde el año 1614. Forma parte del barrio chino y está al lado del Barrio Rojo, quizás por eso podemos ver muchos coffeshops en las proximidades de la plaza, pero también cafés, pubs...


En la plaza nos encontramos con el edificio De Waag, que antiguamente era una de las puertas de entrada a la ciudad formando parte de la muralla. Posteriormente, cuando se derribó la muralla, se convirtió en una casa de pesaje, ya que estaba al lado del mercado. Actualmente es un café restaurante con una terraza que se sitúa en la plaza.


Vamos bajando por el canal Klovenienrsburgwal hasta llegar a la altura de la Zuidekerk. Se trata de la primera iglesia eminentemente protestante que se construyó en la ciudad y es de estilo renacentista, de principios del siglo XVII.
Detrás de la iglesia hay una plazoleta con bloques de pisos, muy tranquila, y donde a penas hay nadie, porque queda un poco escondida. Al quedar muy cerca de la casa donde había vivido Rembrandt -el museo está a dos pasos- en la Zuidekerk enterró a varios de sus hijos -sí, el pobre fue bastante desgraciado y se le murieron un montón de hijos


En la zona abundaban los coffeeshops. Detrás de la iglesia Zuidekerk había uno llamado coffeeshop 'Blue bird' y decidimos entrar a ver qué tal. En la terraza había un chico comiéndose un muffin él solo

El local tenía dos plantas. Lo más curioso es que la mayor parte del local era exclusivamente para el consumo de hierba-es decir, no se podía fumar mezclado- y otras donde sí, se podían fumar cigarrillos mezclados con tabaco. No sé si esto será en general en todos los coffeeshop pero allí era así. Nos atendió un chico muy amable, que en cuanto vio que hablábamos castellano nos empezó a hablar en castellano. Resulta que había estado viviendo un año en Valencia, así que al menos teníamos la ventaja del idioma y cualquier duda nos respondía gustosamente.
Nos entregaron dos cartas, una que era sólo para bebidas (no sirven alcohol) y algo de comida, y otra carta exclusivamente de marihuana y hachís, según querías que te vendieran en gramos o cigarrillos ya hechos (mezclados o no). No te obligan a fumar, pero sí a alguna otra consumición. Nosotras pedimos dos tes y un cigarrillo mezclado para compartir (éste nos costó 3€). Como el nuestro era mezclado nos metieron como en una sala acristalada estilo pecera, por herejes

El ambiente era muy normal, como el de cualquiera otra cafetería: parejas, amigos, gente de mediana edad leyendo...no se veía un lugar muy turístico que digamos, aunque imagino que es habitual que los turistas entren y prueben. Por eso no se podían tomar fotografías dentro. Fuera de Amsterdam es posible que encontréis coffeeshops que prohíban la entrada a extranjeros. Y hace muy poco salió una noticia que decía que en Amsterdam se planteaban prohibir a los turistas entrar en los coffeeshops como una forma de controlar el exceso de turistas.
La experiencia estuvo muy bien, aunque no pudimos terminar el cigarrillo -nos lo llevamos casi entero


Por cierto, en Amsterdam es legal comprar pequeñas cantidades de hachís o marihuana, y llevároslo a casa o al hotel si estáis de viaje, pero no podéis fumar en la calle. Fumar en la calle está totalmente prohibido, otra cosa es que haya gente que lo haga disimuladamente y las autoridades se hagan los locos...pero no se puede.
Actualmente la ciudad cuenta con bastante menos coffeeshops que hace veinte años...muchos tuvieron que cerrar cuando entró en vigor una ley en la ciudad que dictaba que no podía haber coffeeshops cerca de las escuelas.
Salimos de allí y todavía era de dia y había bastante luz. Se nos hacía raro porque ya hacía un rato que habíamos cenado...pero creo que ya lo he comentado en algún momento, se ponía el sol muy tarde.
Nos asomamos al canal Oudeschans, desde donde vimos, a lo lejos, la Montelbaanstoren, construida en 1512. Aunque no se conoce exactamente la función original del edificio, se usaría como edificio de defensa de la ciudad.

Fuimos andando siguiendo el canal Zwanenburgwal hasta que se encuentra con el río Amstel, que da nombre a la ciudad.

Aquí el río con la Munttoren de fondo...

Las fotos no le hacen ninguna justicia. Es un placer poderse sentar en alguno de los bancos a orillas del Amstel hasta ver como el sol desaparece completamente y los colores del cielo van cambiando de color mientras eso ocurre


Pasamos al lado del Stopera, donde se encuentra el ayuntamiento de la ciudad y el teatro de ópera y danza, que es sede la ópera neerlandesa y del balet nacional. Durante su construcción, que empezó en el año 1982, hubo grandes protestas y disturbios por parte de la población, que no estaban de acuerdo con el emplazamiento ni con la estética del edificio ni con el presupuesto dedicado a la construcción.
Cruzamos el puente Blauwburg para llegar al otro lado del río y llegamos andando hasta la Munttoren.
Hoteles y restaurantes que nos hacen replantearnos comprar lotería más a menudo...


Cuando llegamos a los pies de la Munttoren ya es prácticamente de noche. La torre formaba parte de la antigua muralla medieval de la ciudad, siendo una de las puertas más importantes, pero debido a un incendio solo se pudo salvar parte de la torre, que después se reconstruyó en estilo renacentista y más tarde se le añadió un carrillón. La torre se usó para acuñar monedas en el siglo XVII.

Estábamos a unos 20 minutos andando del hotel, por lo que decidimos ir dando un paseo.

Nos encontramos con un Febbo, las cadenas de comida rápida las cuales funcionan como una especie de máquina expendedora, en las cuales tienes que introducir el dinero para poder abrir el cajoncito donde se encuentra la comida. Como hacía un ratito de la cena, nos animamos a probarlo y nos tomamos un tentempié en forma de una especie de croqueta, que estaba decente y caliente para haber salido de un cajón en la pared. La verdad es que veíamos al chico que los iba trayendo de la cocina y los iba poniendo en los compartimentos. Había croquetas, hamburguesas, perritos, como unos nuggets alargados, patatas...


Llegamos a Leidseplen, la cual teníamos a penas a diez minutos andando del hotel. Se trata de una plaza muy animada, especialmente al caer la noche. En ella se encuentra uno de los míticos coffee shops, el 'Bull dog', que encontramos en diversos puntos de la ciudad (vimos 3 o 4 por lo menos).

Antiguamente los campesinos que llegaban a la ciudad dejaban en esta plaza sus carros y caballos para entrar en la ciudad.
También encontramos en Leidseplein muchas terrazas todas llenas, bruin cafés, pubs... En algunas ocasiones hay artistas callejeros distrayendo a la muchedumbre mientras toman algo. También encontramos cines y el teatro municipal, un precioso edificio del año 1894 de estilo neo-renacentista.


También pasamos frente al Americain Hotel, uno de los más exclusivos, construido en 1900.

Aunque nos hubiera gustado quedarnos a tomar algo en esta mítica plaza repleta de gente, estábamos un poco cansadas ya y teníamos ganas de llegar y descansar.
Antes de llegar a nuestro hotel, siempre nos topábamos con el edificio de Booking!
